Esta selección de las mejores comedias familiares de los años 90 forma parte de la serie "100 películas de los 90 para ver en familia". Me he retrasado un poco en concluirla porque he estado un par de meses de viaje en otro planeta, pero ya he regresado, con la sexta entrega debajo el brazo.
Hoy rescato diecisiete de las mejores comedias familiares estrenadas entre 1990 y 2000 aptas para todos los públicos (más o menos: algunas están seleccionadas pensando en los que tienen hijos más creciditos, ya lo verás). Entre ellas, las hay que figuran en todas las listas de cine de noventero que se precien, pero otras seguramente las habrás olvidado u, oh sacrilegio, incluso no las habrás visto nunca.
Pues bien, si te gusta compartir cine con tus hijos/as, ya no tienes excusa: aquí tienes una selección de pequeñas joyas (cada una por una razón) de la comedia noventera, ese cine mucho menos tecnificado y mucho más ingenuo que se hacía hace veinte o treinta años y que ahora es casi imposible de encontrar en las carteleras.
Como siempre, acompañando a cada película te muestro la recomendación de edad de la MPAA y te menciono el contenido más peliagudo que puedes encontrar en la cinta, para que refresques tu memoria y puedas tomar la decisión de compartirla o no con tus hijos con conocimiento de causa.
¿Estás preparado/a? Pues vamos a ello.
58. Austin Powers: misterioso agente internacional
Austin Powers: International Man of Mystery, Jay Roach, EEUU, 1997.Edad: PG-13
El superespía Austin Powers, un cruce entre James Bond en tratamiento hormonal y un caniche con pompones, y su archienemigo, el doctor Maligno, se someten a un proceso de congelación allá por los años sesenta y despiertan treinta años después en el mundo de los noventa para continuar con su vida habitual como si nada hubiera cambiado. Es decir, que el doctor Maligno tiene malévolos planes para dominar el mundo y Austin Powers debe impedírselo.
La primera película de Austin Powers ya estableció la altura del resto: la estupidez convertida en mito popular. Concebida como parodia absurda de las películas de superespías en general y de James Bond en particular, Austin Powers no tarda en sacar los colores a los supuestamente serios modelos de los que toma prestadas la estructuras y las ideas principales (como el supervillano) para demostrar, más allá de toda duda, que las pelis de James Bond e imitadores son, en el fondo, comedias pasadas de rosca.
Austin Powers tiene muchos momentos indudablemente hilarantes, y la doble interpretación de Mike Myers, como héroe y como villano, es antológica, aunque me consta que puede causar alergia a cinco de cada diez espectadores, más o menos. Si la vas a ver con niños, te recuerdo que contiene algunos chistes de naturaleza sexual, en general bastante estúpidos, y algo de lenguaje malsonante. Las escenas de acción, que las hay, son de violencia de tebeo.
Tuvo dos continuaciones, en 1999 y 2002, que repiten equipo artístico y que funcionan más o menos en la misma línea que la primera.
59. Babe, el cerdito valiente
Babe, Chris Noonan, Austalia, 1995.Edad: G
Babe es el único superviviente de una familia de cerditos tras su paso por el matadero. Por un azar del destino, acaba en casa del granjero Hogget, un lugar fuera del tiempo, una especie de paraíso rural donde encuentra una comunidad de lo más peculiar y termina por conocer su cruel destino: la única razón de ser de los cerdos es acabar en el horno de los humanos. Pero Babe no se resigna y, gracias a su astucia, valor y gran corazón, logra llegar a donde ningún otro cerdo ha llegado antes.
Babe, el cerdito valiente, fue un auténtico hito en su momento aunque hoy se la recuerde con cierta condescendencia. Las películas de animales que hablan han existido siempre, o al menos desde que Disney hizo hablar a un ratón, pero pocas veces han sido tan expresivos ni han contado una historia tan original. Dotada de un ritmo peculiar e inimitable, Babe es toda una experiencia de inmersión en el cine nonsense para toda la familia, con el añadido de ese peculiar aliento épico que el gran George Miller (sí, sí, el de Mad Max, que aquí es guionista y productor) imprime a todo lo que toca.
Aunque calificada para todos los públicos, la muerte de uno de los personajes amigos del protagonista puede resultar muy perturbadora para los peques más sensibles. El que avisa no es traidor.
Tuvo una secuela en 1998, Babe, el cerdito en la ciudad, todavía más extraña que la primera pero igualmente irresistible.
60. Bean, lo último en cine catastrófico
Bean: The Ultimate Disaster Movie, Mel Smith, Reino Unido, 1997.Edad: PG-13
El salto de Bean, el patético personaje creado por Rowan Atkinson para la televisión británica, a la gran pantalla estaba cantado después de su formidable éxito en todo el mundo. Y es que tenía su mérito mantener al público partiéndose de risa durante treinta minutos en cada episodio sin más elementos que las meteduras de pata de un personaje mudo y a la vez tan egoísta como entrañable.
La película narra el catastrófico viaje del protagonista a Estados Unidos para adquirir una valiosa obra de arte de un museo de Los Ángeles. El resultado, aunque irregular, es una comedia inimitable. Si en casa os gusta el humor físico (aquello que los antiguos llamaban slapstick) y las bromas escatológicas pero, en el fondo, tan blancas como el papel higiénico, os lo vais a pasar bomba con esta película.
La calificación PG-13 se debió precisamente a esa violencia de tebeo y a algunos gags supuestamente soeces que pueden escandalizar a algunos. Y es que tiene que haber gente para todo en el mundo.
Bean tuvo una secuela, bastante inferior aunque igualmente divertida para los incondicionales de Atkinson, estrenada 2007.
61. Cowboys de ciudad
City Slickers, Ron Underwood, Estados Unidos, 1991.Edad: PG-13
Ejemplo típico de comedia americana de los noventa, ingenua, sin dobleces y de desarrollo simple, plagada de diálogos ocurrentes y de humor visual. Narra la historia de tres amigos urbanitas en plena crisis de la mediana edad que deciden tomarse unas vacaciones en Nuevo México emulando a los antiguos cowboys. Para ello, deben conducir un puñado de cabezas de ganado a través de las inmensas llanuras del mítico oeste americano y llevarlas sanas y salvas hasta su destino. El viaje, por supuesto, se complicará hasta lo indecible, y por el camino los tres amigos aprenderán a conocerse a sí mismos y encontrarán el sentido de sus vidas.
El punto fuerte de Cowboys de ciudad es el contraste entre las costumbres de los urbanitas y la rudeza de la vida rural encarnada por ese vaquero esencial al que da vida un impresionante Jack Palance. Por lo demás, está rodada con solvencia y hasta consigue emocionar conforme se acerca al final. Sin duda, una película que merece la pena rescatar de la estantería.
Contiene, eso sí, algunas escenas de violencia suave, además de un montón de porrazos y caídas inofensivos. Su calificación PG-13 se debe sobre todo a que los personajes dicen tacos de vez en cuando y a algunas referencias sexuales bastante inofensivas durante sus charlas bajo el cielo azul de Nuevo México. En 1994, tuvo una secuela mucho menos inspirada titulada El tesoro de Curly, solo apta para los vaqueros menos exigentes.
62. Dos tontos muy tontos
Dumb and Dumber, Peter y Bobby Farrelly, Estados Unidos, 1994.Edad: PG-13
A veces uno se pregunta cómo logran algunos cineastas sacar adelante ciertos proyectos que, sobre el papel, no tienen absolutamente ninguna posibilidad de funcionar. Con el esfuerzo y el dinero que cuesta rodar una película, es increíble que los ejecutivos de los estudios aflojen la pasta para rodar algo como Dos tontos muy tontos. Y, sin embargo, se convirtió en uno de los grandes éxitos de 1994 y, con el tiempo, en una película de culto en ciertos círculos.
La ¿historia? puede resumirse así: dos amigos de encefalograma plano emprenden un viaje por todo el país para devolver un maletín a una mujer que lo ha dejado olvidado en la limusina que uno de ellos conduce como chófer. Por el camino, su estupidez y su falta absoluta de sentido del ridículo los llevará a meterse en toda clase de líos.
Los amantes del humor inteligente no deben ni acercarse a esta película, por supuesto. Insufrible, casposa, penosa y chabacana fueron algunos de los elogios de la crítica especializada, y de muchos espectadores. Para otros, sin embargo, se trata de la quintaesencia de la comedia absurda, una auténtica ametralladora de estupideces que no concede ni un respiro al espectador. Y, oye, que tiene su punto morboso ver a dos grandes actores como Jim Carrey y Jeff Daniels hacer el payaso de esta manera.
Sea cual sea tu opinión, la realidad es esta: probablemente a tus hijos les encantará.
La calificación PG-13 se debe a los inevitables chistes sobre tetas y culos, aquí aderezados con mucha escatología de patio de colegio.
63. El profesor chiflado
The Nutty Professor, Tom Shadyac, Estados Unidos, 1995.Edad: PG-13
Tal vez incluir El profesor chiflado en una lista de las mejores comedias familiares de los noventa te parezca una tomadura de pelo, pero lo cierto es que, en los años noventa, solo había un cómico americano que despertara tantas adhesiones y rechazos como Jim Carrey. Se trataba de Eddie Murphy, que había saltado a la fama con Superdetective en Hollywood (1984) y había encadenado una larga lista de éxitos explotando su histrionismo y su verborrea (El príncipe de Zamunda, El chico de oro...). Y una lista de comedias noventeras sin Eddie Murphy estaría incompleta.
Murphy y sus productores se atrevieron con un remake de la película homónima de 1963 protagonizada por Jerry Lewis, que a su vez es una revisitación en clave de humor de El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, a saber: un inteligente, obeso y acomplejado profesor universitario decide probar un invento de su creación para cambiar su aspecto con el abyecto propósito de impresionar a una compañera de trabajo. La poción mágica funciona, pero no solo modifica su aspecto, sino, poco a poco, también su afable personalidad.
La crítica especializada, como suele ocurrir en los casos de remakes de películas más o menos míticas, la despedazó sin compasión. El público de medio mundo se pasó las críticas por donde suele pasárselas y llenó las salas de cine, hasta el punto de que existió una secuela estrenada en el año 2000.
Como curiosidad: Murphy interpreta hasta siete personajes distintos (convenientemente caracterizado) en la película. La calificación PG-13, de nuevo, se debe a los inevitables chistes escatológicos y referencias sexuales bastante ingenuas. Porque no nos engañemos: El profesor chiflado es una película de pedorretas y chistes sobre gente tan gruesa que se queda atascada en las puertas. Avisado quedas.
64. George de la jungla
George of the Jungle, Sam Weisman, Estados Unidos, 1997.Edad: PG
Esta es una de esas películas en las que un adulto, para pasar un buen rato, necesita despojarse de cualquier prejuicio crítico y volver a enfrentarse a la pantalla como cuando era niño. Porque a los niños les encanta esta versión descerebrada de Tarzán, con Brendan Fraser haciendo el payaso sin ningún rubor.
De acuerdo, algunos gags resultan intragables incluso con la mejor de las predisposiciones, pero otros son indudablemente simpáticos, y la película desprende buen rollo (perdón, buen yuyu) y una despreocupada visión de la vida, de las relaciones y del propio cine (alabadas sean las comedias que nunca se toman en serio a sí mismas) que resulta muy saludable para desengrasarse un poco.
Tuvo una secuela bastante poco afortunada en 2003, ya sin el elenco protagonista, y una serie de televisión animada destinada a los más peques. Las razones de su calificación PG (en lugar de G) hay que buscarlas en los continuos porrazos que su protagonista se pega, del derecho y del revés, contra los árboles. Pero es violencia por completo ingenua. Como dice el narrador cuando un personaje se despeña por un precipicio: "¡Tranquilos, que en esta película no muere nadie, solo se hacen mucha pupa!".
65. Héroe por accidente
Hero, Stephen Frears, Estados Unidos, 1992.Edad: PG-13
Esta es una película que pasó sin pena ni gloria en su momento y que ha caído en un olvido del que me alegra rescatarla. Dirigida por el prestigioso Stephen Frears (Las amistades peligrosas, Café irlandés) y escrita ni más ni menos que por David Webb Peoples (Blade Runner, Sin perdón, Doce monos), relata la historia de un sinvergüenza encarnado por Dustin Hoffman que un día, sin comerlo ni beberlo, salva la vida de un puñado de personas en un avión accidentado y luego desaparece.
Entre los pasajeros del avión está una famosa periodista de televisión (Geena Davis) que ve en su misterioso salvador un filón para darle un subidón a la audiencia de su programa. Todo se complica cuando otro vagabundo (Andy Garcia) finge ser el héroe anónimo, con la gracia añadida de que este otro vagabundo es realmente un buen tipo, todo lo contrario que el héroe verdadero.
Héroe por accidente es mucho más que una simple comedia de enredos: hay mucho de crítica al periodismo sensacionalista y a una sociedad ansiosa de amarillismo, pero también una profunda reflexión sobre el bien y el mal y la zona gris que hay entre ambos extremos en la que todos nos movemos y que raramente se retrata en el cine. Cuestiones muy bien expuestas en esta película y que te pueden dar pie a un par de buenas charlas con tus hijos, si ya son lo suficientemente maduros.
En esta ocasión, la calificación PG-13 parece está más que justificada: el lenguaje es más crudo y algunas insinuaciones de tipo sexual también, aunque sin llegar a extralimitarse en ningún momento.
66. Una terapia peligrosa
Analyze This, Harold Ramis, Estados Unidos, 1999.Edad: R
Los noventa fueron la década prodigiosa de Harold Ramis. Considerado durante años como el menos gracioso de su promoción del Saturday Night Live (la promoción de Bill Murray, Dan Aykroyd, John Belushi o Gilda Radner, para entendernos), y recordado por el gran público como el estirado Egon Spengler de Los cazafantasmas, dirigió algunas de las mejores comedias de la década, como Atrapado en el tiempo (de la que ya hemos hablado aquí), Mis dobles, mi mujer y yo o esta Una terapia peligrosa.
La película cuenta las peripecias de un psiquiatra (Billy Cristal) que comienza a tratar a un notable mafioso (Robert De Niro, ni más ni menos, interpretándose a sí mismo interpretando a Al Capone) que sufre una crisis de ansiedad. Nuestro buen psiquiatra acabará atrapado, sin comerlo ni beberlo, en un enredo demencial con lo más granado del crimen organizado de la ciudad de Nueva York. Un puñado de situaciones antológicas y diálogos brillantes jalonan de principio a fin esta comedia estrenada un poco antes de que Tony Soprano se hiciera famoso.
Eso sí, la MPAA consideró que el lenguaje y algunas bromas soeces son demasiado crudas para los oídos más tiernos, así que la calificó como R (Restricted). Contó, por ejemplo, hasta 102 imaginativos usos de la palabra fuck en todo el metraje, lo cual quizá constituya algún tipo de récord. En tu conocimiento lo pongo para que actúes en consecuencia.
Una terapia peligrosa tuvo la inevitable secuela, bastante inferior, en 2002, titulada Otra terapia peligrosa. El título ya lo dice todo.
67. Matilda
Matilda, Danny De Vito, Estados Unidos, 1996.Edad: PG
De todas las posibles adaptaciones al cine de la novela de Roald Dahl Matilda, esta no es la mejor, pero tampoco la peor. La guionista, Robin Swicord (Memorias de una geisha o Conociendo a Jane Austin) es una especialista en adaptar libros a la pantalla, aunque los cambios que hace sobre la novela original son discutibles y, a veces, descolocan un poco al que la haya leído.
La dirección corre a cargo de Danny De Vito, que también se reserva el jugoso papel de padre de la criatura, y que hace su trabajo con la solvencia y el gusto por el subrayado gótico que ya había demostrado en La guerra de los Rose o Tira a mamá del tren. Lástima que De Vito no se haya vuelto a poner tras las cámaras desde Duplex en el año 2003.
Matilda es, en fin, una película simpática que, a pesar de que los cambios puedan chirriar a los lectores de Dahl, puede dar mucho juego en casa para hablar de las diferencias y semejanzas entre los lenguajes del cine y la literatura, así como de la dificultad de adaptar las obras literarias al cine. También es una excelente excusa para leer a Roald Dahl con tus hijos si aún no lo has hecho.
Aviso: a pesar de la calificación PG, algunas escenas protagonizadas por la temible señorita Trunchbull pueden asustar a los más pequeños de la casa.
Edad: PG-13
Jim Carrey, en el personaje más cargante que probablemente ha interpretado nunca, que ya es decir, se mete en la piel de un abogado sin escrúpulos que miente sistemáticamente en su trabajo y en su vida real. Su hijo de cinco años pide un deseo de cumpleaños: que su padre no pueda mentir. Dicho y hecho: Carrey se sorprende a sí mismo al día siguiente sin poder impedir que las verdades surjan de su boca, lo cual le causa todo tipo de problemas y, al mismo tiempo, le termina convenciendo de que ser un tipo íntegro mola más que ser un capullo.
Me consta que considerar a esta película como una de las mejores comedias familiares de la década es un asunto controvertido. Nueve de cada diez médicos recomiendan a todo aquel que sufre sarpullidos u otras reacciones alérgicas severas ante las continuas muecas de la versión más histriónica de Jim Carrey (es decir, la de Ace Ventura o La máscara, no la de El show de Truman u Olvídate de mí) permanecer a un mínimo de un kilómetro de distancia durante la proyección de esta película. Pero hay que reconocer que el resto lo pasarán en grande.
Contiene varios chistes sobre tetas y culos, y de ahí su calificación PG-13. En general, su humor no puede definirse como inteligente, ni, por supuesto, lo pretende.
Edad: PG
Vale, esta es una película mala. Mala de remate. Pero ¿a quién no le apetece una hamburguesa con queso o un dónut con cobertura de color rosa de vez en cuando? Y a tus hijos les encantará.
Arnold Schwarzenegger estaba en esa fase de su carrera en la que quiso diversificar su monofaceta como actor de acción y protagonizó algunas comedias familiares: Poli de guardería, Junior o El último gran héroe. Cualquiera de ellas podría estar en esta lista, pero nos quedamos con esta, la más sencilla e infantil de todas ellas porque, de vez en cuando, está bien pasar un buen rato en familia sin pensar demasiado.
Un atareado hombre de negocios (sí, sí, el bueno de Arny embutido en un traje con chaleco) está tan absorto en su trabajo que resulta un desastre como padre de familia. Y la catástrofe se consuma cuando olvida comprar un Turboman, el juguete de moda, a su hijo el día de navidad. ¡Y eso que el chaval lleva meses pidiéndolo! Presa del pánico, nuestro héroe se lanza a la calle la víspera del 25 de diciembre dispuesto a comprar un Turboman cueste lo que cueste, ¡pero se ha agotado en todas las jugueterías!
A medio camino entre un argumento de Dora la exploradora, la comedia física a la antigua usanza y la peli navideña de buenos sentimientos y exceso de azúcar, y llevando por bandera el machismo más tópico del cine noventero (algo que puedes comentar alegremente con tus hijos e hijas si son más maduros), Un padre en apuros os asegura hora y media de sonrisas sin complicaciones. Que no es poco en los tiempos que corren, oiga.
Edad: PG-13
Chris Columbus, el guionista de Los goonies y Gremlins, el director de Solo en casa y Harry Potter y la piedra filosofal, firmó en 1993 esta supertaquillera comedia familiar que supuso, según la opinión mayoritaria, la cima de la carrera histriónica de Robin Williams y una de las mejores comedias familiares de los noventa.
La historia, centrada en el personaje de Williams, que está en pantalla el 99% del metraje, narra las peripecias de un abnegado a la par que irresponsable padre de familia que, enfrentado a un divorcio que le impide ver a sus hijos, se hace pasar por la señora Doubtfire. Esta señora es una niñera ficticia de aspecto imponente, acento equívoco y metodologías pedagógicas discutibles. De este modo, logra estar cerca de sus hijos y nos regala algunas de las escenas más divertidas del cine de los noventa, como la atolondrada cena en el restaurante, cuando el protagonista tiene que cambiar continuamente de personaje.
Sensiblera, divertidísima a ratos, algo lenta en otros (el ritmo del montaje en las películas para consumo mayoritario ha cambiado mucho en los últimos veinticinco años), Señora Doubtfire es una de esas películas que puedes ver cualquier tarde con tus hijos/as de cualquier edad sin temor a equivocarte. Fue calificada como PG-13 porque un señor se viste de señora y aparecen algunas bromas de índole sexual, aunque tan blancas que la calificación resulta un poco sorprendente.
Edad: PG
De nuevo Chris Columbus tras las cámaras en uno de los grandes (e inesperados) taquillazos de la década. El éxito de Home Alone fue tan grande que sorprendió incluso a su productor, John Hughes (El club de los cinco, La chica de rosa). Lo que iba a ser una típica comedia navideña para consumir y olvidar se convirtió, gracias a unos ramalazos de humor gamberro más propio de los goonies y los gremlins que de Santa Claus, en la película más taquillera del año.
La historia, supongo, la recuerdas: familia americana se olvida a hijo de aspecto adorable en casa cuando se marchan de vacaciones a Francia. Y, encima, es Navidad. El niño, que de adorable solo tiene el aspecto y que tiene unas ocurrencias que pondrían los pelos de punta a Maquiavelo, se enfrenta a unos torpes ladronzuelos que tratan de desvalijar la vivienda aprovechando la supuesta ausencia de sus ocupantes. Al final, por supuesto, el espíritu navideño triunfa (menos para los ladrones, que reciben su merecido).
Lo más recordado de la película es, sin duda, el salvajismo visual de las escenas a lo Looney Tunes del chaval defendiendo la casa mediante ingeniosas trampas, un extraño clímax que, todavía hoy, arranca carcajadas a grandes y pequeños por igual. Dos años después, en 1992, llegó una secuela que repitió el mismo esquema con algo menos de frescura, pero que gustará a tus hijos si disfrutaron de la primera.
Edad: R
Inesperado, y algo olvidado, exitazo del cine británico, vertiente social, de la década de los noventa. The Full Monty fue aplaudida por la crítica y el público con una unanimidad de esas que se ve pocas veces. Un humilde trabajador inglés y sus colegas, todos puestos de patitas en la calle por la crisis industrial que siempre afecta al Reino Unido en las películas de Ken Loach, intentan conseguir algo de dinero con la disparatada idea de montar un espectáculo de striptease.
El resto es historia: una sucesión de gags perfectos (¡esa escena en la cola del paro!), diálogos memorables y actores entonces desconocidos que parecieron nacer para interpretar esos papeles. Y lo mejor de todo es que la película no se deja en el tintero la crítica social, sino que la integra en la trama cómica de una forma envidiable.
La calificación R (restricted) se debe, claro, a que los protagonistas hacen un celebrado striptease al final de la función, aunque en la pantalla solo se ven sus nalgas chiclosas y sus barrigas cerveceras. También hay bastante lenguaje malsonante (nada que tus hijos no oigan en el cole o en la calle todos los días), algunas referencias sexuales (de las que podríamos decir lo mismo) y un personaje que fuma a menudo. Dicho esto, la decisión sobre cuál es la edad adecuada para verla en familia es toda tuya.
Edad: todos los públicos.
Hay dos grandes comedias inclasificables en el cine español de finales del siglo XX. Una es esta y, la otra, Amanece que no es poco, dirigida José Luis Cuerda en 1988. Ninguna de las dos es, desde ningún punto de vista, cine familiar, pero tampoco es fácil colgarles ninguna otra etiqueta. Como la de Cuerda no se estrenó en la década que nos ocupa, me ahorro el disgusto de tener que elegir una de las dos.
P. Tinto y Olivia, su mujer, sueñan con tener hijos, pero nadie les ha explicado lo que hay que hacer para lograrlo. Por eso pasan cincuenta años en su remota casa en un valle por el que solo pasa, cada veinticinco años, el expreso pendular del norte. Hasta que un día llegan al valle dos extraterrestres y los ancianos deducen, como es lógico, que se trata de los hijos que tanto tiempo han buscado.
Humor surrealista, visual y muy blanco entreverado en argumento imprevisible y del todo original es lo que ofrece esta primera película del personalísimo director Javier Fesser, un tipo que tiene en su filmografía títulos tan dispares como Campeones, Camino o La gran aventura de Mortadelo y Filemón. El milagro de P. Tinto aburre o enamora, sin término medio, y probablemente ayuda mucho ser un niño y tener la mente abierta para saber paladearla como es debido.
¿Añadirías o quitarías películas de esta lista de las mejores comedias familiares de los años 90? ¿Quieres compartir tu experiencia con alguna de estas películas? Cuéntanoslo en los comentarios.
La serie de artículos sobre las 100 mejores películas los años 90 aptas para ver en familia consta de estos ocho capítulos:
Matilda es, en fin, una película simpática que, a pesar de que los cambios puedan chirriar a los lectores de Dahl, puede dar mucho juego en casa para hablar de las diferencias y semejanzas entre los lenguajes del cine y la literatura, así como de la dificultad de adaptar las obras literarias al cine. También es una excelente excusa para leer a Roald Dahl con tus hijos si aún no lo has hecho.
Aviso: a pesar de la calificación PG, algunas escenas protagonizadas por la temible señorita Trunchbull pueden asustar a los más pequeños de la casa.
68. Mentiroso compulsivo
Liar Liar, Tom Shadyac, Estados Unidos, 1997.Edad: PG-13
Jim Carrey, en el personaje más cargante que probablemente ha interpretado nunca, que ya es decir, se mete en la piel de un abogado sin escrúpulos que miente sistemáticamente en su trabajo y en su vida real. Su hijo de cinco años pide un deseo de cumpleaños: que su padre no pueda mentir. Dicho y hecho: Carrey se sorprende a sí mismo al día siguiente sin poder impedir que las verdades surjan de su boca, lo cual le causa todo tipo de problemas y, al mismo tiempo, le termina convenciendo de que ser un tipo íntegro mola más que ser un capullo.
Me consta que considerar a esta película como una de las mejores comedias familiares de la década es un asunto controvertido. Nueve de cada diez médicos recomiendan a todo aquel que sufre sarpullidos u otras reacciones alérgicas severas ante las continuas muecas de la versión más histriónica de Jim Carrey (es decir, la de Ace Ventura o La máscara, no la de El show de Truman u Olvídate de mí) permanecer a un mínimo de un kilómetro de distancia durante la proyección de esta película. Pero hay que reconocer que el resto lo pasarán en grande.
Contiene varios chistes sobre tetas y culos, y de ahí su calificación PG-13. En general, su humor no puede definirse como inteligente, ni, por supuesto, lo pretende.
69. Un padre en apuros
Jingle all the Way, Brian Levant, Estados Unidos, 1996.Edad: PG
Vale, esta es una película mala. Mala de remate. Pero ¿a quién no le apetece una hamburguesa con queso o un dónut con cobertura de color rosa de vez en cuando? Y a tus hijos les encantará.
Arnold Schwarzenegger estaba en esa fase de su carrera en la que quiso diversificar su monofaceta como actor de acción y protagonizó algunas comedias familiares: Poli de guardería, Junior o El último gran héroe. Cualquiera de ellas podría estar en esta lista, pero nos quedamos con esta, la más sencilla e infantil de todas ellas porque, de vez en cuando, está bien pasar un buen rato en familia sin pensar demasiado.
Un atareado hombre de negocios (sí, sí, el bueno de Arny embutido en un traje con chaleco) está tan absorto en su trabajo que resulta un desastre como padre de familia. Y la catástrofe se consuma cuando olvida comprar un Turboman, el juguete de moda, a su hijo el día de navidad. ¡Y eso que el chaval lleva meses pidiéndolo! Presa del pánico, nuestro héroe se lanza a la calle la víspera del 25 de diciembre dispuesto a comprar un Turboman cueste lo que cueste, ¡pero se ha agotado en todas las jugueterías!
A medio camino entre un argumento de Dora la exploradora, la comedia física a la antigua usanza y la peli navideña de buenos sentimientos y exceso de azúcar, y llevando por bandera el machismo más tópico del cine noventero (algo que puedes comentar alegremente con tus hijos e hijas si son más maduros), Un padre en apuros os asegura hora y media de sonrisas sin complicaciones. Que no es poco en los tiempos que corren, oiga.
70. Señora Doubtfire
Mrs. Doubtfire, Chris Columbus, Estados Unidos, 1993.Edad: PG-13
Chris Columbus, el guionista de Los goonies y Gremlins, el director de Solo en casa y Harry Potter y la piedra filosofal, firmó en 1993 esta supertaquillera comedia familiar que supuso, según la opinión mayoritaria, la cima de la carrera histriónica de Robin Williams y una de las mejores comedias familiares de los noventa.
La historia, centrada en el personaje de Williams, que está en pantalla el 99% del metraje, narra las peripecias de un abnegado a la par que irresponsable padre de familia que, enfrentado a un divorcio que le impide ver a sus hijos, se hace pasar por la señora Doubtfire. Esta señora es una niñera ficticia de aspecto imponente, acento equívoco y metodologías pedagógicas discutibles. De este modo, logra estar cerca de sus hijos y nos regala algunas de las escenas más divertidas del cine de los noventa, como la atolondrada cena en el restaurante, cuando el protagonista tiene que cambiar continuamente de personaje.
Sensiblera, divertidísima a ratos, algo lenta en otros (el ritmo del montaje en las películas para consumo mayoritario ha cambiado mucho en los últimos veinticinco años), Señora Doubtfire es una de esas películas que puedes ver cualquier tarde con tus hijos/as de cualquier edad sin temor a equivocarte. Fue calificada como PG-13 porque un señor se viste de señora y aparecen algunas bromas de índole sexual, aunque tan blancas que la calificación resulta un poco sorprendente.
71. Solo en casa
Home Alone, Chris Columbus, Estados Unidos, 1990.Edad: PG
De nuevo Chris Columbus tras las cámaras en uno de los grandes (e inesperados) taquillazos de la década. El éxito de Home Alone fue tan grande que sorprendió incluso a su productor, John Hughes (El club de los cinco, La chica de rosa). Lo que iba a ser una típica comedia navideña para consumir y olvidar se convirtió, gracias a unos ramalazos de humor gamberro más propio de los goonies y los gremlins que de Santa Claus, en la película más taquillera del año.
La historia, supongo, la recuerdas: familia americana se olvida a hijo de aspecto adorable en casa cuando se marchan de vacaciones a Francia. Y, encima, es Navidad. El niño, que de adorable solo tiene el aspecto y que tiene unas ocurrencias que pondrían los pelos de punta a Maquiavelo, se enfrenta a unos torpes ladronzuelos que tratan de desvalijar la vivienda aprovechando la supuesta ausencia de sus ocupantes. Al final, por supuesto, el espíritu navideño triunfa (menos para los ladrones, que reciben su merecido).
Lo más recordado de la película es, sin duda, el salvajismo visual de las escenas a lo Looney Tunes del chaval defendiendo la casa mediante ingeniosas trampas, un extraño clímax que, todavía hoy, arranca carcajadas a grandes y pequeños por igual. Dos años después, en 1992, llegó una secuela que repitió el mismo esquema con algo menos de frescura, pero que gustará a tus hijos si disfrutaron de la primera.
72. The Full Monty
The Full Monty, Peter Cattaneo, Reino Unido, 1997.Edad: R
Inesperado, y algo olvidado, exitazo del cine británico, vertiente social, de la década de los noventa. The Full Monty fue aplaudida por la crítica y el público con una unanimidad de esas que se ve pocas veces. Un humilde trabajador inglés y sus colegas, todos puestos de patitas en la calle por la crisis industrial que siempre afecta al Reino Unido en las películas de Ken Loach, intentan conseguir algo de dinero con la disparatada idea de montar un espectáculo de striptease.
El resto es historia: una sucesión de gags perfectos (¡esa escena en la cola del paro!), diálogos memorables y actores entonces desconocidos que parecieron nacer para interpretar esos papeles. Y lo mejor de todo es que la película no se deja en el tintero la crítica social, sino que la integra en la trama cómica de una forma envidiable.
La calificación R (restricted) se debe, claro, a que los protagonistas hacen un celebrado striptease al final de la función, aunque en la pantalla solo se ven sus nalgas chiclosas y sus barrigas cerveceras. También hay bastante lenguaje malsonante (nada que tus hijos no oigan en el cole o en la calle todos los días), algunas referencias sexuales (de las que podríamos decir lo mismo) y un personaje que fuma a menudo. Dicho esto, la decisión sobre cuál es la edad adecuada para verla en familia es toda tuya.
73. El milagro de P. Tinto
El milagro de P. Tinto, Javier Fesser, España, 1998.Edad: todos los públicos.
Hay dos grandes comedias inclasificables en el cine español de finales del siglo XX. Una es esta y, la otra, Amanece que no es poco, dirigida José Luis Cuerda en 1988. Ninguna de las dos es, desde ningún punto de vista, cine familiar, pero tampoco es fácil colgarles ninguna otra etiqueta. Como la de Cuerda no se estrenó en la década que nos ocupa, me ahorro el disgusto de tener que elegir una de las dos.
P. Tinto y Olivia, su mujer, sueñan con tener hijos, pero nadie les ha explicado lo que hay que hacer para lograrlo. Por eso pasan cincuenta años en su remota casa en un valle por el que solo pasa, cada veinticinco años, el expreso pendular del norte. Hasta que un día llegan al valle dos extraterrestres y los ancianos deducen, como es lógico, que se trata de los hijos que tanto tiempo han buscado.
Humor surrealista, visual y muy blanco entreverado en argumento imprevisible y del todo original es lo que ofrece esta primera película del personalísimo director Javier Fesser, un tipo que tiene en su filmografía títulos tan dispares como Campeones, Camino o La gran aventura de Mortadelo y Filemón. El milagro de P. Tinto aburre o enamora, sin término medio, y probablemente ayuda mucho ser un niño y tener la mente abierta para saber paladearla como es debido.
74. Misterioso asesinato en Manhattan
Manhattan Murder Mystery, Woody Allen, Estados Unidos, 1993.
Edad: PG
Pues sí, Misterioso asesinato en Manhattan no solo es una de las mejores comedias de toda la carrera de Woody Allen (que ya es decir mucho), sino también un modo perfecto de introducir a tus hijos/as en la obra de este autor sin comparación posible en la historia del cine. Eso sí, hay que tener una cierta madurez para seguirle el ritmo al Allen noventero, que disparaba chascarrillos a un ritmo desenfrenado y hacía hablar a un promedio de tres personajes a la vez a lo largo de todo el metraje.
Allen, en su habitual papel de intelectual neurótico, y Diane Keaton, como la improbable ama de casa inteligente y aburrida, comienzan a investigar sin mucha convicción a su vecino, del que el personaje de Keaton sospecha que ha matado a su mujer y ocultado el cadáver. Lo que empieza como una especie de juego inofensivo termina, claro está, como una película de Hitchcock pasada por la centrifugadora del comediante neoyorkino. Toneladas de diálogos memorables y algunas escenas antológicas, como la del ascensor, redondean una película que atesora mucho de lo mejor del mejor Woody Allen.
¿Es Misterioso asesinato en Manhattan una de las mejores comedias familiares de los noventa? Por supuesto que no. Es una de las mejores comedias de todos los tiempos, y cualquier buen cinéfilo, de la edad que sea, sabrá apreciarla como se merece.
Edad: PG
Pues sí, Misterioso asesinato en Manhattan no solo es una de las mejores comedias de toda la carrera de Woody Allen (que ya es decir mucho), sino también un modo perfecto de introducir a tus hijos/as en la obra de este autor sin comparación posible en la historia del cine. Eso sí, hay que tener una cierta madurez para seguirle el ritmo al Allen noventero, que disparaba chascarrillos a un ritmo desenfrenado y hacía hablar a un promedio de tres personajes a la vez a lo largo de todo el metraje.
Allen, en su habitual papel de intelectual neurótico, y Diane Keaton, como la improbable ama de casa inteligente y aburrida, comienzan a investigar sin mucha convicción a su vecino, del que el personaje de Keaton sospecha que ha matado a su mujer y ocultado el cadáver. Lo que empieza como una especie de juego inofensivo termina, claro está, como una película de Hitchcock pasada por la centrifugadora del comediante neoyorkino. Toneladas de diálogos memorables y algunas escenas antológicas, como la del ascensor, redondean una película que atesora mucho de lo mejor del mejor Woody Allen.
¿Es Misterioso asesinato en Manhattan una de las mejores comedias familiares de los noventa? Por supuesto que no. Es una de las mejores comedias de todos los tiempos, y cualquier buen cinéfilo, de la edad que sea, sabrá apreciarla como se merece.
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¿Añadirías o quitarías películas de esta lista de las mejores comedias familiares de los años 90? ¿Quieres compartir tu experiencia con alguna de estas películas? Cuéntanoslo en los comentarios.
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La serie de artículos sobre las 100 mejores películas los años 90 aptas para ver en familia consta de estos ocho capítulos:
- #1-#11: 11 películas de ciencia-ficcion de los años 90 para ver con tus hijos/as
- #12-#25: 14 películas de aventuras de los años 90 para ver con tus hijos/as
- #26-#35: 10 comedias romáticas de los años 90 para ver con tus hijos/as
- #36 - #48: 13 películas de animación de los años 90 para ver con tus hijos/as
- #49 - #57: 9 películas de acción de los años 90 para ver con tus hijos/as
- #58 - #74: 17 comedias familiares de los años 90 para ver con tus hijos/as
- #75 - #83: 9 películas de terror de los años 90 para ver con tus hijos/as
- #84 - 100: 17 películas dramáticas de los años 90 para ver con tus hijos/as
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