100 títulos del cine de los 90 para ver con tus hijos (II): películas de aventuras

Si hace unos días revisábamos 11 películas de ciencia-ficcion de los años 90 para ver con tus hijos/as, hoy le toca el turno a la segunda entrega dedicada al cine de los 90: catorce películas de aventuras estrenadas entre 1990 y 2000 que puedes compartir en familia en una tarde de cine y palomitas.

Ya sé que el género de aventuras es, a veces, un cajón de sastre muy amplio donde cabe de todo (¿es Star Wars cine de ciencia-ficción o de aventuras?). He procurado traer a esta lista títulos que cumplan las premisas del género (intrascendencia, personajes estereotipados y viajes clásicos del héroe) junto con algunas películas algo diferentes que den un poco de color a la selección. También he intentado encontrar un equilibrio entre títulos muy conocidos y otros que están casi olvidados.

Algunas películas de la lista son más infantiles y otras requieren de cierta madurez por parte del espectador. No nos engañemos: ninguna película de aventuras es genuinamente infantil. En todas hay peleas, persecuciones y momentos de tensión y peligro. Si no, ¿qué clase de aventuras serían? Hay quien cree que se debe proteger a los niños de ese tipo de contenido y quien cree que no. Y ambas posturas son, por supuesto, respetables.

Así que hagamos lo siguiente: en cada película, te indicaré para qué rango de edad está recomendada según la MMPA, que son unos tipos muy estirados que se fijan en todo lo que pueda resultar potencialmente peliagudo, y lo acompañaré de algunos comentarios personales acerca del contenido más sensible que puedes encontrar en esa película. Sin embargo, tú conoces a tus hijos/as mejor que los miembros de un comité norteamericano o que un tipo calvo y con gafas que escribe en un blog: conoces sus miedos, su grado de madurez, sus limitaciones y sus fortalezas, así que eres la persona más indicada para decidir si tu hijo/a ya es lo bastante maduro como para ver una película concreta y para disfrutarla como tú lo hiciste en su momento o si aún debes esperar algún tiempo.

Sin más preámbulos, vamos a por nuestra selección de 14 películas de aventuras del cine de los 90.

12. Hook, el Capitán Garfio

Hook, Steven Spielberg, Estados Unidos, 1991.

Edad: PG

La peor película de Spielberg, según nueve de cada diez dentistas. Bueno, con el permiso de Always, 1941 y El reino de la calavera de cristal, por supuesto. Gustos a parte, Hook es puro cine glandolicuente, tan pasado de rosca que a veces parece dirigida por Spielberg imitándose a sí mismo.

El argumento de esta enésima revisitación de la idea original de James M. Barrie nos presenta a un Peter Pan adulto y, argh, hombre de negocios serio y estirado. Pero como el Capitán Garfio nunca olvida sus afrentas, un buen día aparece en Londres para secuestrar a los hijos de nuestro héroe, que deberá viajar a Nunca Jamás para rescatarlos. Ese viaje de vuelta, por supuesto, simboliza el propio viaje interior del adulto que debe bucear en los recuerdos perdidos de su infancia para encontrar al niño que todos llevamos dentro.

A los niños les encantará. A los adultos, depende. Spielberg siempre es Spielberg, y hasta en sus peores películas es posible encontrar los rastros de su genio. En cualquier caso, siempre nos quedará John Williams. Bueno, y ver a Robin Williams con medias verdes tiene su punto de humor grotesco, oye.

13. Jumanji

Jumanji, Joe Johnston, Estados Unidos, 1995.

Edad: PG

A veces tengo la sensación de que Robin Williams sale en todos los éxitos familiares del cine de los 90. Jumanji fue otro de ellos, y una película que recuerdan con especial cariño muchos treinteañeros. Cuenta la historia de un juego mágico capaz de absorber en sus entrañas a los jugadores. El personaje de Williams, sin ir más lejos, ha quedado atrapado veinticinco años en su interior, y solo consigue salir cuando dos niños encuentran por casualidad el tablero y continúan la partida que comenzó un cuarto de siglo atrás. Claro que, además de Robin Williams, del juego salen muchas otras cosas...

Podría haber dado lugar a un relato aterrador. Bueno, si lo piensas un poco, resulta un poco aterrador. Yo mantendría alejados de Jumanji a los niños más impresionables, o de lo contrario puede que no se atrevan a acercarse al tablero del parchis hasta cumplir los cuarenta. Por lo demás, es una aventura imaginativa, puntuada con momentos divertidos, momentos siniestros y momentos emotivos, que siempre da la sensación de tener a un esforzado guionista detrás buscando el siguiente giro de la trama. Los efectos especiales generados por ordenador han envejecido horriblemente.

14. Jurassic Park

Jurassic Park, Steven Spielberg, Estados Unidos, 1993.

Edad: PG-13

Spielberg, siempre Spielberg. Es imposible exagerar la importancia de este hombre en el cine popular de los últimos cuarenta años. A principios de los noventa se descolgó con esta adaptación de la novela de Michael Crichton, en la que un millonario megalómano rescataba de la extinción a un puñado de dinosaurios mediante ingeniería genética para montar un parque de atracciones, una idea que seguro que más de uno ha tenido (¡e intentado!) en la realidad.

No te creas a los que ahora la ponen por las nubes como si siempre hubiera sido considerada una obra maestra. Te aseguro que no. En su momento fue vapuleada inmisericordemente. Lo recuerdo porque yo estaba allí. Como suele ocurrir, el paso del tiempo ha venido en su auxilio, y hoy se considera un clásico que sentó escuela (y ahora, queridos niños y niñas, os presentamos al ejército de treinteañeros que aseguran que Jurassic World ha destrozado su infancia. ¿Que opinarán sus hijos dentro de veinte años?).

Gran parte de la oscuridad y de las implicaciones morales y científicas de la novela original quedaron reducidas a casi nada en la adaptación escrita por David Koepp, por lo que Jurassic Park tiene mucho de oportunidad perdida. ¿Pero quién quiere personajes con profundidad o disertaciones matemáticas complejas teniendo dinosaurios? Ellos son verdaderos protagonistas. Los efectos especiales, aquí sí, han envejecido impecablemente, y Spielberg pone todo su oficio en dirigir y montar con ese ritmo tan típicamente suyo, creando escenas que han quedado grabadas en la memoria popular como el ataque del T-Rex o el asedio de los velocirraptores en la cocina.

No te fíes de tu memoria: hay algunos momentos bastante sangrientos y, sobre todo, la tensión aculumada en algunas escenas es muy elevada, marca de la casa. Por supuesto, ahí reside el encanto de la propuesta. No obstante, recuérdalo, por favor, antes de ofrecérsela a tus hijos.

15. La sombra

The Shadow, Russell Mulcahy, Estados Unidos, 1994.

Edad: PG-13

Una peli de superhéroes muy diferente de las que saturan las salas de cine hoy en día. Lamont Cranston, interpretado por un Alec Baldwin con exceso de brillantina en los labios, es un millonario con el poder de confundir la mente de sus enemigos que, en sus ratos libres, se disfraza de héroe enmascarado tras un pañuelo para limpiar de hampones el Nueva York de los años 30. Como Batman pero sin tantos gadgets ni disfraces amanerados, vamos. Ahora tendrá que vérselas con el maléfico Shiwan Khan, legítimo descendiente de Genghis Khan (no es coña), que para su ardua tarea de dominar el mundo ha logrado fabricar una bomba nuclear (otra vez no es coña) y no dudará en detonarla si nuestro héroe no lo impide antes.

Modesta adaptación de un viejo serial radiofónico de los años 30 que fue llevado al cómic en la misma época. Su punto fuerte, ya que la historia no da mucho de sí, es una ambientación poderosa y con un punto siniestro. Hay más acción que violencia y algún momento que se acerca al cine de terror. Gustará a los niños/as que aprecien las historias un pelín más oscuras que la media, y les hará ver que hay vida más allá de Transformers y Vengadores varios.

16. Las aventuras de Huckleberry Finn

The Adventures of Huck Finn, Stephen Sommers, Estados Unidos, 1993.

Edad: PG

El cine de los 90 conoció otra de las muchas adaptaciones de la clásica novela de Mark Twain que todavía hoy, demonios, sigue despertando cierta controversia. Relata las aventuras que vive el joven Huck Finn, obligado a escapar de su desequilibrado y alcohólico padre, en compañía de su mejor amigo, Tom Swayer, y de Jim, el esclavo fugado con el que desarrolla una conmovedora amistad (recuerda: estamos en el sur de Estados Unidos a finales del siglo XIX, asi que Huck debe superar un montón de prejuicios raciales).

Esta adaptación es un típico producto Disney de los años 90, con un diseño de producción discreto, las partes más duras de la historia convenientemente suavizadas y ningún pudor a la hora de mutilar la obra original, en particular el final, para convertirlo en el invitable happy end. Pero aún así quedan suficientes piezas de valor que hacen que merezca la pena rescatarla del olvido en el que ha caído, como el reparto plagado de grandes actores y actrices, empezando por un jovencísimo Elijah Wood como Huck, o la labor tras las cámaras de un buen artesano como Stephen Sommers (La momia).

Advertencia: a pesar de ser un producto Disney y de su calificación PG, algunas escenas son inusualmente duras. Quizá merezca una revisión previa antes de que se la ofrezcas a tus hijos/as.

17. Un pueblo llamado Dante's Peak

Dante's Peak, Rogerd Donaldson, Estados Unidos, 1997.

Edad: PG-13

No puedo construir esta lista sin citar al menos un ejemplo de cine de catástrofes, ese a menudo despreciado subgénero que conoció su punto álgido en los años 70 y que se resiste a desaparecer. En el cine de los 90 encontramos varios ejemplos, como Twister (1996), Volcano (1997) o Hard rain (1998). Me he decidido por este Dante's Peak porque me parece el paradigma del género: una película estimable y risible a la vez, rodada con oficio y sin más pretensión que el puro entretenimiento (¡como si eso fuera poco, o como si eso fuera algo malo!) basado en la visión morbosa de la destrucción de la cotidianeidad.

La cosa va de lo siguiente: un pueblo (estadounidense, claro) vive su tranquila existencia a los pies de un volcán inactivo que, por supuesto, está a punto de entrar en erupción. Un equipo de vulcanólogos acude al lugar y solo uno de ellos, tan guapetón que se parece a Pierce Brosnan, es capaz de darse cuenta de la inminencia de la catástrofe y avisa a la alcaldesa, una Linda Hamilton recién salida de Terminator 2. El resto te lo puedes imaginar: huidas desesperadas, destrucción a mansalva y ríos de lava. Precaución con los niños más impresionables o no podrán dormir durante meses pensando que el suelo se va a abrir bajo sus pies. Las escenas catastrofistas son lo bastante gráficas como para desaconsejarla a los más pequeños aunque, como es lógico, la decisión de qué edad es la adecuada para verla con tus hijos es enteramente tuya.

18. Los tres mosqueteros

The Three Musketeers, Stephen Herek, Estados Unidos, 1993.

Edad: PG

La novela de Alejandro Dumas ha conocido un montón de versiones cinematográficas, como esta de 1993 dirigida por el muy noventero Stephen Herek (Profesor Holland, Las alucinantes aventuras de Bill y Ted) con el habitual tono pop que podría esperarse de una producción Disney. Solo hay que fijarse en el reparto (Chris O'Donnell como D'Artagnan o Kiefer Sutherland como Athos), o recordar que en la banda sonora aparecen temas de Brian Adams y Sting, para hacerse una idea del tono poco pretencioso de la película, que opta más por la acción y el humor que por ceñirse a la historia original de Dumas.

El argumento ya lo conoces: el joven D'Artagnan viaja a Paris con la intención de convertirse en mosquetero y allí conoce a tres experimentados y algo cínicos espadachines, Athos (el bebedor bravucón), Porthos (el pirata mujeriego) y Aramis (el poeta guapetón). Los cuatro tendrán que unir sus fuerzas para desbaratar los planes del malvado cardenal Richelieu, que disuelve la guardia real para hacerse con el poder. Una película sin pretensiones, bien ambientada, bien interpretada (aunque habrá quien opine justo lo contrario), que se mueve a gusto entre la aventura, la intriga y la comedia y que resulta, en fin, tan intrascendente como entretenida.

19. Los últimos días del Edén

Medicine Man, John McTiernan, Estados Unidos, 1992.

Edad: PG-13

Los últimos días del Edén fue el incomprensible título en España para este Medicine Man dirigido por John McTiernan (Jungla de cristal) antes de caer en desgracia. Una investigadora urbanita es enviada a la selva amazónica por la empresa farmacéutica para la que trabaja. Su objetivo es ayudar y, en lo posible, controlar a un veterano y excéntrico investigador de campo que lleva años buscando en la selva nuevos remedios contra el cáncer. La película fluctúa entre la comedia (el choque cultural entre la urbanita doctora y los aborígenes) y la tragedia con trasfondo ecológico.

Bienintencionada, bastante fantasiosa y culpable flagrante de esa visión paternalista de la realidad de otros pueblos que los anglosajones llaman white savior, Medicine Man es una película muy atípica para tratarse de una superproducción. No hay grandes escenas de acción, no hay un villano claro, no hay un final exactamente feliz... Tiene buenas interpretaciones, una fotografía espectacular y una banda sonora inolvidable. Algunas escenas, como el primer paseo por los árboles de la doctora Crane, son cine de primera división. Y la trama de corte humanista y ecologista te puede servir para iniciar una interesante conversación con tus hijos.

Fue calificada con un PG-13 por mostrar la desnudez de los indios (sic) y porque contiene algo (no mucho) de lenguaje malsonante. Ah, y porque hay un momento en el que los protagonistas pescan una buena borrachera.

20. Náufrago

Cast Away, Robert Zemeckis, Estados Unidos, 2000.

Edad: PG-13

¿Es Náufrago cine de aventuras? Yo creo que sí, en la misma medida en que el Robinson Crusoe de Defoe también lo sea. Porque Náufrago es, por supuesto, una revisitación modernizada de esa obra mítica. Un dinámico hombre de negocios sobrevive un accidente aéreo y termina en una isla desierta, donde tiene que aprender a convivir con la escasez, con la naturaleza y, sobre todo, con la soledad. Cuando regrese al mundo, cuatro años después, ni él ni el mundo serán los mismos.

Una película muy dinámica y en absoluto aburrida, teniendo en cuenta que solo hay un actor en pantalla la mayor parte del metraje (sensacional la composición de Tom Hanks) que, no obstante, puede resultar algo monótona para los niños más inquietos. En cambio, a los más reflexivos les encantará y te permitirá hablar con ellos de cuestiones tan abstrusas como la naturaleza social del hombre y la percepción del tiempo en la sociedad moderna. Hay un par de momentos un pelín escabrosos (esa muela cariada... ¡ay!). La desesperación vital del protagonista y la escena del accidente de avión están tan conseguidas que pueden resultar muy perturbadoras para los niños más pequeños.

21. Robin Hood, príncipe de los ladrones

Robin Hood, Price of Thieves, Kevin Reynolds, Estados Unidos, 1991.

Edad: PG-13

Esta milésima adaptación al cine de las aventuras del Robin Hood y sus alegres muchachos contra el malvadísimo sheriff de Nottingham y el despreciable príncipe Juan, es otro ejemplo perfecto de película vapuleada en su momento que el tiempo ha convertido en reivindicable y hasta irrepetible. En 1991, en cambio, la pusieron a caldo: que si Robin Hood tenía acento de California, que si el tupé de Kevin Costner era anacrónico, que si Alan Rickman era un sheriff ridículo...

Este Príncipe de los ladrones es puro cine de los 90 y, al mismo tiempo, una película de aventuras atemporal que funciona a la perfección: tiene un héroe simpático pero no perfecto, unos secundarios efectivos, una trama impredecible y un villano histriónico. Contiene todos los elementos clásicos de la leyenda (incluso la pelea a bastonazos sobre el río) y añade otros de su propia cosecha que le confieren originalidad. La dirección de Kevin Reynolds es ágil y, a ratos, hasta atrevida, casi de dibujo animado, y la banda sonora de Michael Kamen es sencillamente antológica. En resumen, una estupenda película de evasión palomitera. Algunos detalles oscuros (en plan brujas desdentadas, ahorcados y cosas así), además de las inevitables batallas de capa y espada, pueden hacerla inapropiada para los más pequeños de la casa, pero serán puntos a su favor a ojos de los que ya no se inquieten por esas cosas.

22. Liberad a Willy

Free Willy, Simon Wincer, Estados Unidos, 1994.

Edad: PG

¿Típica americanada con mensaje buenrollista o alegato ecologista directo al corazón de los más pequeños de la casa? Decídelo tú mismo. Una orca cautiva en un parque acuático tiene un extraño y destructivo comportamiento. Un chaval de doce años con problemas familiares tiene un comportamiento como mínimo igual de extraño y destructivo. Los dos se encontrarán y ese encuentro cambiará sus vidas.

Una trama cargada de buenas intenciones tan simple y previsible como el mecanismo de una tostadora y una considerable dosis de sensiblería fueron los ingredientes de este superéxito del cine familiar noventero (originó tres secuelas posteriores, a cual más demencial, y hasta una serie de televisión). A tus hijos, si aún no se han convertido en endurecidos adolescentes, les encantará. A ti, dependiendo de tu grado de cinismo adulto, puede provocarte sarpullidos. Pero si en el pasado la viste en el momento adecuado estoy convencido de que la recordarás con un cariño especial, ¿a que sí?

23. Rocketeer

The Rocketeer, Joe Johnston, Estados Unidos, 1991.

Edad: PG

Holywood, años 30. Un jetpack, una de esas mochilas autopropulsadas, llega a manos de un piloto acrobático que no sabe que los mafiosos de la ciudad por un lado y los temibles nazis por otro quieren hacerse con ella. Lo demás es un clásico superhéroe-que-no-quiere-serlo-salva-a-la-chica. Ambientación de lujo (giños cinéfilos incluidos) para una historia sencilla, como debe ser en una película de aventuras, con un montaje trepidante y efectos especiales muy apañados para la época.

El director de Jumanji, que había sido director artístico en Star Wars e Indiana Jones, demostró sus buenas maneras tras la cámara en esta adaptación de un clásico cómic pulp que fue vapuleada por la crítica y por el público, y no digamos ya por los conocedores del cómic original. Lo único que se salvó fue el reparto, con la única (pero importante) excepción del protagonista. Como ocurre tantas veces, el paso de el tiempo la ha convertido en una de esas películas que, sin llegar a ser de culto, sí que se reivindica con orgullo por los que eran niños en aquella época y tuvieron la suerte de disfrutarla en los cines. Hay algunas peleas y alguna que otra explosión pero, en general, se trata de una producción bastante blanca para ser una película de aventuras.

24. Dragonheart

Dragonheart, Rob Cohen, Estados Unidos, 1996.

Edad: PG-13

Un joven rey resulta herido en una batalla y su madre busca la ayuda de Draco, un viejo y sabio dragón, que cura al herido donándole parte de su propio corazón. El rey se hace adulto y se revela cruel y despiadado, lo que Bowen, su mentor, achaca a la parte de dragón que lleva en su interior. Movido por la sed de venganza, Bowen se hace cazador de dragones hasta que, por supuesto, tropieza con el viejo Draco.

Contado así suena todo muy serio y sangriento, pero qué va: Dragonheart es un gozoso ejercicio de nostalgia que oscila todo el rato entre la fantasía épica y el humor. En la parte de fantasía épica, claro, hay algunas batallas a espadazo limpio, lo que debes tener en cuenta según la edad e impresionabilidad de tus hijos.

El dragón, enteramente animado por ordenador, fue una proeza técnica en su momento y sigue resultando convincente, aunque ya no sorprenda al espectador sobrealimentado de CGI. El reparto es excelente (la voz del dragón es de Sean Connery en la versión original y de Francisco Rabal en la castellana) y la banda sonora es de esas que seguro que te sonaban aunque no sabías dónde la habías oído. Tuvo una secuela (año 2000) perfectamente olvidable. Dragonheart es, en fin, una apuesta muy recomendable para pasar una tarde en familia... si a tus hijos/as no les asustan los reptiles gigantes con sentido del humor.

25. Colmillo blanco

White Fang, Randal Kleiser, Estados Unidos, 1991.

Edad: PG

He aquí el típico producto de Disney (división imagen real) de la época: una historia clásica, en este caso el durísimo libro de aventuras de Jack London, a la que se le liman cuidadosamente todas las partes cortantes hasta que queda una cosa roma e informe apta para todos los públicos. Y, aún así, este Colmillo blanco dirigido por Randal Kleiser (Grease) tiene algo especial.

El argumento, supongo, es de sobra conocido: un joven aventurero (trasunto del propio autor) llega a Alaska en plena fiebre del oro y, tras sufrir múltiples penalidades, entabla una entrañable relación con Colmillo Blanco, un híbrido entre lobo y perro que tiene su propia historia de desgracias, pues se quedó huérfano desde cachorro y ha sido maltratado y embrutecido para participar en sangrientas peleas de perros desde entonces.

Puede que gran parte de la novela original se haya quedado por el camino, vale, pero eso no quita para que la película contenga muchas cualidades por sí misma: una fotografía excelente, tomada en gran parte en la propia Alaska, una factura técnica y artísitica solvente, un impresionante trabajo con los animales-actores (sin CGI de por medio, por supuesto, que estamos en una producción modesta de 1991) y, sobre todo, un mensaje de amor a la naturaleza y a los animales que apunta directo al corazón de los más peques de la casa y que me temo que hoy es aún más necesario que hace treinta años.

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La serie de artículos sobre las 100 mejores películas los años 90 aptas para ver en familia consta de estos ocho capítulos: