¡Ah, las películas de catástrofes! ¿Puede existir un género más setentero?
¿Recuerdas cuando echaban una de las películas de la serie Aeropuerto en la tele? Te sentabas delante de la pantalla esperando con ansiedad y un punto de morbo el momento en el que los protagonistas empezaran a pasarlas canutas.
No te importaba que antes hubieras tenido que tragarte una hora de aburridas presentaciones de personajes, parejas al borde de la ruptura, gente mala que luego sabías que se iba a volver buena y gente buena que se iba a volver mala. Esa primera hora aburrida era el momento de hacer las apuestas sobre quién sobreviviría y quién la palmaría.
Las películas de catástrofes constituyen un subgénero cinematográfico cien por cien setentero. Aunque nunca ha dejado de practicarse (ahí están Deep Impact, El día de mañana, La tormenta perfecta o la mismísima Titanic) nunca tuvo tanta aceptación como en los años 70. Vistas hoy en día, estas películas de fórmula tienen ese encanto inimitable de lo añejo que no deja indiferente: o te atrapa o te repele, sin término medio.
Estás leyendo un artículo de la serie "80 películas de los años 70 para ver en familia". Como en todos los artículos de esta serie, te hago en cada película un breve recordatorio del argumento y te resumo las escenas más escabrosas para que puedas decidir con conocimiento de causa si te parece adecuado ver esa película con tus hijos/as. Y, como es natural, la última palabra (y la responsabilidad) es tuya.
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29. Aeropuerto
Airport, George Seaton, EEUU, 1970.
Edad: G
El Aeropuerto original, con sus maquetas resultonas, sus decorados bien trabajados, su pausado desarrollo de personajes y su tensión creciente, no solo es la primera película de catástrofes setentera, sino, a decir de muchos, la mejor.
Aeropuerto narra la historia de un avión comercial con terrorista y bomba incorporados en el precio del billete. Pero decir solo eso es decir poco. En sus más de dos horas de metraje hay espacio para todo: el suspense, la acción, el humor, el melodrama... Porque Aeropuerto resulta mucho menos espectacular y, a la vez, mucho más ambiciosa que el resto de películas de la saga. Una película correcta, bien rodada, bien interpretada, con buen ritmo y bastante verosímil. Y completamente irrealizable en la actualidad.
Para los más peques, la peli resulta bastante blanca. Lo más chocante que te puedes encontrar son personajes fuman y beben con naturalidad (como era habitual en la época), algún que otro taco y, por supuesto, la escena de la explosión y la subsiguiente escalada de pánico. Esta parte de la película es capaz de acumular una tensión notable, pero poca cosa comparada con lo que se puede ver hoy en día en cualquier cinta de animación.
La saga Aeropuerto conoció otras tres películas, Aeropuerto 75, Aeropuerto 77 y Aeropuerto 79, de calidad y éxito desigual y con argumentos sucesivamente más rocambolescos, y que constituyen auténticos clásicos para los espectadores amantes de este subgénero.
30. El autobús atómico
The Big Bus, James Frawley, EEUU, 1976.
Edad: PG
Las películas de catástrofes fueron tan populares en los setenta que no se libraron de la aparición de parodias, como la sin par Aterriza como puedas (1980), de la que ya hablamos en el artículo sobre cine de los 80, o El autobús atómico, tronadísimo engendro setentero plagado de gags absurdos muy en la línea de lo que más tarde haría el trío Zucker & Abrahams & Zucker en su famosa parodia sobre la saga de los aeropuertos.
El argumento (por llamarlo de algún modo) es el siguiente: el primer autobús movido por energía nuclear se dispone a hacer el viaje inaugural y un par de terroristas pretenden destruirlo a bombazo limpio. Los pasajeros son parodias pasadas de rosca de la fauna típica de estas películas (pareja con problemas, poli de vacaciones, niño odioso...), el guión no tiene ni pies ni cabeza, los diálogos oscilan entre lo absurdo y lo desopilante, y el copiloto tiene como apodo El cunetas. Con eso creo que está todo dicho.
Verla con niños/as no plantea mayores problemas (salvo la posibilidad de que se aburran si no les gusta el humor chusco): algunas palabrotas, algunas referencias sexuales que no son nada del otro mundo, algo de violencia de tebeo... Nada que vaya a escandalizar a unos retoños criados en plena edad de oro de Marvel Studios.
31. El coloso en llamas
The Towering Inferno, John Gillermin, EEUU, 1974.
Edad: PG
A decir de muchos, esta es una de las mejores películas de catástrofes de los setenta, lo que significa que es una de las mejores películas de catástrofes de todos los tiempos. El coloso en llamas lo tiene todo: un reparto espectacular, una colección variopinta de personajes, un solvente despliegue de efectos especiales (analógicos, claro) y las dosis adecuadas de suspense y acción para mantener al público de todas las edades pegado a la butaca.
La fiesta de inauguración de un lujoso rascacielos en San Francisco se vuelve muy movidita cuando un cortocircuito provoca un incendio que deja atrapados a los invitados en las plantas superiores. El fuego se propaga rápidamente hacia arriba, como es su costumbre por aquello de las leyes de la física, y la película, después de los inevitables prolegómenos, se acelera en una espiral de tensión que todavía consigue atrapar al espectador actual durante más de dos horas.
En el apartado de advertencias, empezamos por las usuales: la gente fuma y bebe alegremente, dicen algunos tacos y a veces hablan de sexo. Todo muy light. Algo más fuerte es el apartado gore: sin llegar a resultar espeluznante, sí que hay diversas muertes a lo largo de la película (gente que cae al vacío, o que arde a lo bonzo, o ambas cosas a la vez) que pueden soliviantar a los espectadores más tiernos. La tensión acumulada tampoco es ninguna tontería. Esto es un piropo tratándose de una película de catástrofes, pero debes tenerlo en cuenta antes de verla con tus hijos/as.
32. El enigma se llama Juggernaut
Juggernaut, Richard Lester, Reino Unido, 1974.
Edad: PG
Transatlántico de lujo, terrorista sin escrúpulos, un puñado de bombas escondidas por todo el barco y equipo de artificieros que cae del cielo vía paracaídas para intentar deshacerse de la amenaza. Eso son los ingredientes argumentales otra de las mejores y más angustiosas películas de catástrofes rodadas en los setenta.
Richard Lester (Robin y Marian) está a los mandos de un reparto estelar, como es obligado en el subgénero, en este caso de actores ingleses (Anthony Hopkins está tan jovencito que arquearás las cejas al verlo). El guión mezcla con habilidad los tópicos del cine de catástrofes con los del thriller más convencional, logrando escenas que todavía hoy se viven con enorme tensión, como la de la desactivación de los explosivos.
Para su proyección con niños, no plantea más problemas que los típicos derivados de una película de intriga (momentos de morderse las uñas, alguna pelea, algunos tacos) combinados con una película setentera (la gente fuma y bebe por doquier con toda su pachorra). Probablemente aburrirá a los más pequeños, pero sorprenderá por su sólida factura a los cinéfilos bajitos más exigentes.
33. La aventura del Poseidón
The Poseidon Adventure, Ronald Neame, EEUU, 1972.
Edad: PG
Y vamos con otra de las grandes películas de catástrofes de la década. La aventura del Poseidón relata la historia de un crucero de lujo enfrentado a un maremoto. Es decir, nada fuera de lo normal en este tipo de cine, salvo que las peripecias del grupo de supervivientes están muy bien rodadas, el suspense está trabajado con esmero, los giros del argumento son imaginativos y creíbles y los personajes, oh sorpresa, no son meros estereotipos, sino que tienen bastante claroscuros y resultan de lo más interesante.
Para verla con niños, debes tener en cuenta que esta película se sitúa un pelín por encima, en nivel de truculencia, del cine de catástrofes setentero habitual. Nada demasiado bestia, desde luego, pero en la producción de La aventura del Poseidón no ahorraron presupuesto en cuerpos ahogados, ensangrentados o carbonizados. También aparecen los habituales personajes bebiendo y fumando típicos del cine de la época y, de propina, uno de los personajes principales dice tacos a un ritmo endiablado y otra hace referencia a su pasado como meretriz.
La escena más peliaguda, sin duda, es la del naufragio. Con su ingente cantidad de especialistas estampados contra la pared, todavía hoy puede poner los pelos de punta a los espectadores más ingenuos. Te recomiendo que la veas antes de proyectársela a tus hijos. Solo por si acaso.
En 1979, La aventura del Poseidón tuvo una secuela bastante digna titulada Más allá del Poseidón, y también existe un remake dirigido en 2006 por Wolfgang Petersen, donde se prescinde de casi todo el poso dramático de los personajes para ir directamente a las escenas espectaculares: un ejemplo clarísimo de cómo ha cambiado el cine en las últimas cuatro décadas y por qué el cine de catástrofes de los setenta resulta hoy inimitable.
34. El enjambre
The Swarm, Irwin Allen, EEUU, 1978.
Edad: PG
Ya hemos hablado de las grandes películas de catástrofes de la década y ahora le toca el turno a las que, sin ser de las mejores, tienen algún encanto especial que las hace merecedoras del rescate, como El enjambre, dirigida por un especialista en el subgénero, Irwin Allen, que forjó su carrera como productor de títulos míticos (Aeropuerto, El coloso en llamas).
El enjambre narra la invasión de Texas por una horda de furiosas abejas asesinas africanas. Así, como te lo cuento. Michael Caine es un entomólogo más listo que todo el ejército de EEUU junto y Katharine Ross es una doctora que no le va a la zaga, y mientras unos y otros se enzarzan en discusiones, las abejas van y vienen sembrando el caos por las pacíficas granjas texanas. Y no te digo nada cuando les da, vete a saber por qué, por visitar Houston.
El enjambre puede que no sea una gran película, vale, pero tiene todo el encanto indiscutible del cine catastrófico de la época: un argumento imposible, un montón de personajes atribuladísimos, actores de renombre (muchos en el ocaso de sus carreras)... Las escenas de acción están muy bien resueltas. Hay un montón de muertos, accidentes espectaculares y explosiones tontorronas. Es, en fin, una película decididamente poco apropiada para aquellos niños y niñas a los que les den miedo los bichos, y en general para cinéfilos exquisitos, pero que hará las delicias del resto.
35. Meteoro
Meteor, Ronald Neame, EEUU, 1979.
Edad: PG
En los estertores finales de la moda catastrofista, los productores buscaban ideas cada vez más espectaculares para atraer a los espectadores hacia una fórmula que mostraba síntomas de agotamiento. Y el meteoro gigante que se dirige a la Tierra con el avieso objetivo de provocar el apocalipsis a menos que sea desviado con un explosivo nuclear fue una de esas ideas. O sea, Armaggedon veinte años antes, sin chulerías innecesarias y con el interesante trasfondo de la Guerra Fría.
Puede que la película no sea gran cosa, pero no se le puede negar su corrección, su uso inteligente de la tensión narrativa, la solvencia de su reparto y cómo se toma absolutamente en serio la noble tarea de hacer que el espectador se muerda las uñas sin recurrir a un gran despliegue de efectos especiales, porque ni la tecnología ni el presupuesto lo permitían. Es, en fin, una película cien por cien setentera y, por eso, irrepetible.
En el apartado de "cosas que debes tener en cuenta antes de verla con niños", las usuales del cine de la época: gente que fuma, bebe y dice tacos. Además, hay algunas escenas de destrucción masiva (maremotos, emblemáticos edificios que se vienen abajo, víctimas por todas partes) que provocarán la hilaridad de quien haya visto Deep Impact o 2012, pero que aún pueden resultar impactantes para los espectadores más jóvenes.
35. Terremoto
Earthquake, Mark Robson, EEUU, 1974.
Edad: PG
Otra peli de catástrofes tremendamente popular en su momento, aunque según el consenso crítico estuvo lejos de ser de las mejores. La cosa va, claro, de un terremoto que asola la ciudad de Los Ángeles y de las peripecias de un puñado de personajes a los que habremos seguido la pista durante una larga y almibarada introducción antes de que el seísmo definitivo se desate.
El paso dubitativo que la película traza en esa primera parte se olvida cuando llega la escena del terremoto, un verdadero prodigio técnico teniendo en cuenta la época en la que se rodó. Aunque ha envejecido lo suyo, las maquetas y los decorados de cartón siguen dando el pego razonablemente bien cuarenta y tantos años después. Además, cuenta con una excelente banda sonora de John Williams y, por supuesto, con un reparto interminable de rostros conocidos.
Terremoto es una película algo más violenta que otras de esta lista, lo que debes tener en cuenta a la hora de su visionado con niños/as. La escena del terremoto es bastante cruda y puede acogotar a más de uno. Hay muertos a tutiplén, claro, y, aunque la película nunca es descarnadamente gráfica, sí que se recrea en algunos despeñamientos, empalamientos y despachurramientos. También es algo más bestia que la media en el lenguaje empleado. Y, por supuesto, los personajes fuman y beben en pantalla sin ningún remilgo. Pero es que estamos en los setenta, ¿recuerdas?
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La serie de artículos sobre las mejores películas clásicas de los años 70 aptas para ver en familia consta de estos ocho capítulos y un total de ochenta películas. Haz clic en los links si quieres echar un vistazo a alguna otra selección:
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Recuerdo haber visto El autobús atómico, El coloso en llamas, La aventura del Poseidón y Terremoto (posiblemente también Aeropuerto); lástima que en mi recuerdo solo quedan fragmentos, retazos...
ResponderEliminarCuánta razón tienes en que nos tragábamos una hora de presentaciones aburridas solo para ver quiénes caían y quienes no. Estas películas eran morbo puro.
Recuerdo también una de un tren que se quedaba sin frenos y al final acababa estrellándose en la estación terminal, pero no recuerdo su título, ni si era de los 70 o los 80.
¿Podría ser "El puente de Cassandra"? Aunque confieso que no recuerdo el final. Hace tantos años... Tengo que volver a verla. En cualquier caso, gracias por la aportación.
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