100 libros de los ochenta para leer antes de la adolescencia

Ya no se hace literatura infantil y juvenil como la de antes (dijo el viejo cascarrabias).

Ojo, que no estoy diciendo que la literatura infantil y juvenil que se hace ahora sea peor que la de los años ochenta. Yo no soy de esos que considera que cualquier tiempo pasado fue mejor. Solo digo que la literatura infantil y juvenil que se hacía antes era distinta. Y en este artículo te propongo revisar 100 títulos míticos de aquella época que puedes ofrecer a los niños y jóvenes de hoy.

CONTENIDO

• 33 libros de los 80 para los más peques
• 33 libros de los 80 para niños que ya no son tan niños
• 34 libros de los 80 para adolescentes y preadolescentes

Los ochenta fueron una época con claroscuros. Como todas las épocas. Fue la época de la movida madrileña o la consolidación de la democracia en España, pero también de la epidemia de la heroína y del fin de las utopías sociales. Asistimos a la muerte del Plan Cóndor en América Latina pero también a la aparición del SIDA. 

La nostalgia, como sabe cualquiera con más de cuarenta años, es el alucinógeno más poderoso que existe. No todo fue maravilloso en el pasado, por supuesto, aunque algunos se empeñen en hacernos creer que sí. Nosotros estábamos allí, ¿recuerdas? Lo mejor que tuvo el pasado es que entonces éramos más jóvenes. 

Los ochenta no fueron maravillosos, pero sí que existió una literatura infantil y juvenil maravillosa, un tipo de literatura que hoy apenas se hace. Más ingenua en muchas cosas, pero también más madura en otras. Es habitual que los personajes infantiles hicieran cosas impensables hoy en día en una novela para niños, como fumar cigarrillos a escondidas, por ejemplo. En cualquier caso, fue una literatura diferente, única y, posiblemente, irrepetible. 

El propósito de este artículo es recuperar cien de aquellos títulos del fondo del baúl. No están todos las que son, ni mucho menos, pero sí son todos las que están, y estoy seguro de que más de una reseña te va a arrancar un escalofrío en la espalda y unas ganas locas de rebuscar en tus estanterías. 

Cómo he hecho la selección

Esta selección de títulos está marcada inevitablemente por mi propia historia como lector. No pretende ser una lista de "los mejores libros", sea lo que sea lo que eso signifique. Sería incapaz de elaborar una lista semejante. Todos los libros de la lista me parecen buenos, cada cual a su manera, y recomendaría todos ellos, si bien algunos pueden no ser recomendables para determinados lectores. 

Para que un libro figurase en esta lista tenía que cumplir tres condiciones: 

1. Haberse publicado (en su edición en castellano) en los años ochenta o inmediatamente antes, de modo que su influencia se extendiera a la década de los ochenta. Esto incluye libros que fueron publicados en su lengua original mucho antes pero que no se tradujeron al castellano hasta la década que nos ocupa, o libros publicados en castellano mucho antes pero que, por diversas circunstancias, conocieron su éxito en la década de los ochenta. También he incluido en la selección algunas sagas de libros cuya longevidad hace que sobrepasen la década de los ochenta por delante y/o por detrás.
2. Ser apto para un público infantil o juvenil. A veces esta distinción no está clara, en particular con los libros juveniles. ¿Es "El señor de los anillos" un libro juvenil? Podríamos discutir sobre ello durante años sin ponernos de acuerdo. Lo que es innegable es que miles de jóvenes lo han leído desde que se publicó. Así que, a efectos de esta selección, sí, es un libro juvenil.
3. Haber sido un libro importante en su momento. Muchos de estos libros han caído en un relativo olvido, mientras que otros siguen editándose y vendiéndose todavía hoy. Algunos solo se pueden conseguir en el mercado de segunda mano y otros los encontrarás en cualquier librería. Pero todos, sin excepción, tuvieron su importancia en la década de los ochenta.

Este artículo, por cierto, es un extracto de mi libro "Cien libros de los ochenta para leer antes de la adolescencia", que ya no está a la venta. He decidido ponerlo a disposición de todo el mundo de este modo. Si has llegado hasta aquí es porque te interesa lo que te estoy contando, ¿verdad? Pues abróchate el cinturón: vamos a despegar.

Primera parte: 33 libros de los 80 para los más peques

Los libros de esta sección están destinados a niños que ya han dejado atrás los cuentos para bebés. Si tu hijo/a está empezando a leer solo/a, algunos de estos libros resultarán demasiado avanzados para su habilidad lectora, pero le encantarán si los leéis juntos. Otros, en cambio, pueden ser adecuados incluso antes de empezar con la lectoescritura. Pero si quieres que los lea solo/a, para la mayor parte tendrás que esperar a que el niño/a tenga siete u ocho años. 

1. Lumbánico, el planeta cúbico

Lumbánico, el planeta cúbico, Cristina Alemparte, SM, 1986, 144 páginas. 

Lumbánico es un planeta de forma cúbica. Los polos son inhabitables y cada una de las cuatro caras restantes representan nuestras cuatro estaciones. Los habitantes se ven obligados a viajar todos los años a través de las peligrosas cordilleras que separan una cara de otra hasta que los tres niños protagonistas deciden aventurarse bajo tierra para buscar los míticos caminos perdidos de conducen de un continente a otro. 

Ese es el argumento de un libro de aventuras fantásticas que recuerda más a Michael Ende que a Tolkien, pero que también (como los libros de Ende) es mucho más que un libro de aventuras: es un eficaz alegato contra el consumismo de la sociedad contemporánea y una novela de aprendizaje sobre el tránsito de la infancia a la madurez de sus protagonistas. Aunque ha envejecido un poco en algunos aspectos, Lumbánico continúa siendo una aventura hipnótica. No conozco a nadie que lo leyera en su juventud y que no lo recuerde con cariño.

2. Un solo de clarinete

Un solo de clarinete, Fernando Almena, SM, 1984, 112 páginas. 

Ramón es un niño de ciudad que, un verano, tiene que viajar al pueblo de sus abuelos para pasar allí las vacaciones. El muchacho llega al pueblo ilusionado pero sin tener mucha idea de qué es lo que le espera. Allí conoce a su tío, que tiene su misma edad (porque "llegó tarde, cuando no se le esperaba", le explican los abuelos) y a una pandilla de niños con los que vivirá un montón de aventuras desternillantes e impensables en la ciudad. 

Ese es el punto de partida de esta novela inocente y con mensaje claro: mostrar las diferencias entre los estilos de vida rural y urbanita, siempre a favor del primero. Se trata, pues, de un canto a la nostalgia de esas visitas al pueblo que muchos recordarán de su niñez y que, tristemente, gran parte de nuestros hijos no pueden disfrutar porque el abandono de los enclaves rurales es una realidad inapelable. Por eso, Un solo de clarinete, además de una novela breve y divertidísima, es un retrato de un mundo que ya casi no existe. 

Advertencia: algunas de las aventuras de los chavales pueden poner los pelos de punta a los adultos bienpensantes.

3. Los batautos

Los batautos, Consuelo Armijo, SM, 1974, 144 páginas. 

Aunque publicado originalmente en los años 70, Los batautos es uno de esos clásicos de la literatura infantil en castellano que alcanzó su máxima popularidad en los 80. 

Buu y Peluso son dos batautos: pequeños, verdes, curiosos e inocentones. Junto con otros personajes, como don Ron, torpe y glandilocuente rey de los batautos, o Erito, gruñón por fuera pero blandito por dentro, vivirán diferentes aventuras breves, sencillas y autoconclusivas, siempre en torno a temas como la amistad, la cooperación, el compañerismo o la defensa de la naturaleza. 

Un libro perfecto para los más jóvenes, aunque puede resultar demasiado elemental para los niños más exigentes. Tiene una continuación, Más batautos, publicado originalmente en 1978 con idéntica estructura y temática.

4. Aniceto el vencecanguelos

Aniceto el vencecangelos, Consuelo Armijo, SM, 1986, 160 páginas. 

Aniceto es lo que se dice un niño miedoso: tiene miedo de los dragones, del bosque, de su tío Leopoldo, de una misteriosa rata de dos patas... A lo largo de sus aventuras, sin embargo, Aniceto aprende a enfrentarse a sus temores y a vencerlos. 

Con una evidente intención edificante dirigida a la superación de los miedos infantiles, la prolífica autora Consuelo Armijo construye otra de sus aventuras eminentemente infantiles con un lenguaje claro, divertido y un poco anticuado. Capítulos cortos, para lograr una lectura liviana y descansada, y un mensaje claro y positivo.  

5. Historia de un erizo

Historia de un erizo, Asun Balzola, Susaeta, 1990, 26 páginas. 

Historia de un erizo cuenta las desventuras de un erizo que se siente solo y rechazado porque, claro, tiene púas y así no es fácil acercarse a nadie. El texto trabaja las emociones a través ese erizo solitario y triste en medio de la exuberante naturaleza que lo rodea y se convirtió en un auténtico hito de la literatura ilustrada en castellano. 

Historia de un erizo es uno de esos cuentos breves apropiados para los niños más pequeños, desde mucho antes de que sepan leer, por la espectacularidad de sus ilustraciones, y también es adecuado para los niños que están empezando a leer por sí mismos, pues los textos son breves y fáciles de seguir. Eso sí, los que busquen historias más elaboradas, mejor que se decanten por otras opciones. 

6. El pequeño capitán

El pequeño capitán (De kleine kapitein), Paul Biegel, Planeta, 1981, 128 páginas. 

Aunque publicado en Holanda en 1971, no se tradujo a castellano hasta 1981. Narra el viaje iniciático de cuatro amigos que se embarcan con la intención de demostrar que son mayores y que acaban por encadenar un montón de aventuras fantásticas al tropezarse con toda clase de criaturas peligrosas a las que vencen con su astucia y valor. 

El pequeño capitán, que conoció varias secuelas, es una de las obras cumbre de la novela infantil de aventuras. Además, tiene un curioso parecido autoconsciente con La odisea de Homero y una extravagancia surrealista que lo hace muy disfrutable por los niños pequeños, que alucinarán con las ocurrencias del autor, y también por los niños más maduros, que alucinarán todavía más. 

7. Paddington

Paddington, Michael Bond, Harper Collins, 1958-2017. 

La obra de Michael Bond sobre este oso atropomórfico, supereducado y extremadamente cándido se extiende a lo largo del tiempo, desde 1958 (A Bear Called Paddington) hasta 2017, año de la muerte de su autor. En el mercado anglosajón puede encontrarse en pequeños volúmenes que contienen unos pocos relatos, pero en castellano, hasta donde tengo conocimiento, solo existe una edición recopilatoria completa.

Los libros del oso Paddington resultan adorables porque el protagonista es como un niño: inocente, curioso y espontáneo. Adoptado como uno más de la familia por los Brown, nuestro oso, invariablemente, se mete en unos líos tremendos (a menudo absurdos) en cada una de sus breves, caóticas y autoconclusivas aventuras. Resultan unas lecturas muy adecuadas para los más pequeños y, al mismo tiempo, no aburrirán a los mayores.

8. Mariquilla la pelá y otros cuentos

Mariquilla la pelá y otros cuentos, Juan A. de Laiglesia, SM, 1982, 133 páginas. 

Antología de cuentos que oscilan entre lo divertido y lo poético, siempre con un tono de fábula edificante heredero de Tomás de Iriarte. En el cuento que da título al libro, por ejemplo, Mariquilla es una niña inteligente pero que no sabe leer ni tiene intención de aprender, y a causa de eso se mete en un montón de líos, hasta que decide, oh sorpresa, que aprender a leer es una buena idea.

Este es el tono general de esta antología de diecinueve cuentos del dramaturgo y guionista de cómic Juan Antonio de Laiglesia. Relatos breves, precisos, divertidos, bien dialogados y todos con una clara moraleja o intención educativa, a veces con un claro mensaje políticamente conservador. Pero oye, ese olor a naftalina es parte de su encanto.

9. Teo

Teo, Violeta Denou, Timun Mas, 1977-actualidad. 

El personaje de Teo fue creado por Violeta Denou (pseudónimo de las ilustradoras Assumpció Esteban, Carlota Goyta y Anna Vidal) en 1977, y cuenta con más de 150 libros publicados desde entonces. Sí, sí, lo he escrito bien: 150. Ha sido traducido a más de 15 idiomas. Un auténtico fenómeno editorial.

Las historias giran alrededor de Teo, un niño pequeño simpático y siempre dispuesto a ayudar. Son libros muy cortos, de unas 32 páginas, con grandes ilustraciones coloridas y detallistas y textos muy breves. Cada uno encierra una enseñanza o tiene una clara intención educativa, al modo de las fábulas clásicas.

Se trata, pues, de una colección para los más pequeños de la casa, que podemos leer con nuestros hijos/as desde que son bebés, y que pueden reutilizar más adelante, cuando están empezando a leer por sí mismos y necesitan textos cortos y concisos, a ser posible de historias que ya conocen. 

10. Tragasueños

Tragasueños, Das Traumfresserchen, Michael Ende, Juventud, 1978, 32 páginas. 

Esta es una de las incursiones del gran Michael Ende en la literatura más infantil. Dirigido a niños muy pequeños (puede leerse con ellos desde los dos años, aunque está destinado a niños de cinco o seis), cuenta la historia de la princesa del país de Dormilandia, donde, por supuesto, dormir mucho y bien es el mayor placer imaginable. Pero la princesa (que, encima, se llama Dormilina) sufre de insomnio por culpa de su miedo a las pesadillas. 

Un libro breve, muy bien escrito (como no podía ser de otra forma, siendo su autor quien es), con una atmósfera onírica muy apropiada y acompañado de unas fantásticas ilustraciones de Annegert Fuchshuber. 

11. ¿Dónde esta Wally?

¿Dónde está Wally? (Where's Wally?), Martin Handford, B de block, 1987-actualidad. 

El personaje de Wally con sus gafas redondas, su gorro de lana y su jersey a rayas es uno de esos que ha trascendido el ámbito de la literatura para formar parte indisoluble de la cultura popular de las últimas décadas. La idea de Martin Handford no es original, pero sí está resuelta con gran brillantez: se trata de localizar al personaje en un abigarrado dibujo lleno hasta los topes de otros figurantes. 

Con un trazo limpio y colores brillantes, la tarea exige grandes dosis de ensimismamiento y paciencia, y permite ir fijándose en los inacabables detalles de cada página del álbum para desentrañar las mil y una historias que, sin palabras, se cuentan en ellas. Una tarea que ayuda a entrenar la capacidad de concentración y que emprenderán con gusto los niños (y adultos) más observadores, pero que desesperará sin remedio al resto de lectores. 

12. Chicha, Tato y Clodoveo

Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo, Francisco Ibáñez, Grijalbo, 1986-1990, 44 páginas. 

Cuando Bruguera quebró en 1986, y mientras la propiedad intelectual de Mortadelo y Filemón y el resto de la pandilla se dirimía en los tribunales, Francisco Ibáñez inventó para Grijalbo a Chicha, Tato y Clodoveo, sus únicos personales auténticamente ochenteros.

Tato, un trasunto rejuvenecido del miope Rompetechos, Clodoveo, un Mortadelo con melena y sin gafas, y Chicha, una chica pasota con cresta a lo punk, se conocieron en la cola del paro en 1986. Lo que surgió de allí fue una colección de aventuras en la línea habitual de Ibáñez, que en esa época había alcanzado el cénit de su maestría tanto con el humor físico y como con el chascarrillo verbal.

Hubo 18 aventuras largas de Chicha, Tato y Clodoveo, aunque en España solo se publicaron 11 en formato álbum (el resto se publicó en Alemania, un país donde Ibáñez siempre ha tenido un éxito arrollador). De ellas, Una vida perruna (1986), Pero, ¿quiénes son esos tipos? (1986) y El negociete (1987) figuran, creo yo, entre algunas de las mejores historietas que Ibáñez ha hecho en toda su carrera. Que ya es decir.

13. El fantasma de palacio

El fantasma de palacio, (Das Schloßgespenst), Mira Lobe, SM, 1983, 80 páginas. 

Mira Lobe es otra de esas instituciones en la literatura infantil del siglo XX, y El fantasma de palacio es probablemente su libro más conocido en castellano .Relata las aventuras de un fantasma que, aburrido de su vida monótona en un viejo palacio deshabitado, decide poner un anuncio en el periódico para buscar inquilinos. Un pintor, un perro y una gata se van a vivir con él, y juntos viven numerosas aventuras. 

Escrito para los más pequeños, con capítulos breves, frases cortas, lenguaje conciso y abundantes ilustraciones en color (y el color es muy importante en la historia), "El fantasma de palacio" es un libro que suele encantar a los niños pequeños porque el fantasma protagonista se comporta como ellos: es juguetón, simpático, curioso y un poco trasto. El pintor y sus animales, por otro lado, vienen a traer un poco de vida al desangelado palacio, y gracias a él el fantasma descubre su vocación artística. La historia se convierte así en un canto a la amistad y al arte.

14. La nariz de Moritz

La nariz de Moritz, (Moritz Huna Nasenriecher), Mira Lobe, SM, 1984, 176 páginas. 

Este otro libro mítico de la austriaca Mira Lobe narra la historia de un cartero que, un buen día, se despierta con un don increíble: puede olerlo todo, incluyendo los pensamientos y los sentimientos de los demás. El pobre hombre se siente desgraciado porque piensa que no está bien hurgar así en la mente de sus vecinos, pero conoce a una niña de nueve años que cree que se trata de un talento maravilloso y que tiene que sacarle partido. 

Destinado a un público más maduro que El fantasma de palacio, sigue siendo una aventura ligera, divertida y con un punto reflexivo, aunque en este caso la trama está aderezada con algo de misterio y acción, el perfil de los personajes principales está bastante más trabajado y los capítulos son bastante más largos. 

15. Superlópez

Superlópez, Juan López "Jan", Bruguera/Ediciones B, 1973-actualidad. 

Superlópez, que nació como parodia insustancial de Superman con olor a Bruguera, pronto trascendió sus humildes orígenes con historias de aire costumbrista en las que la ciencia-ficción o la fantasía más desaforada hacía su aparición en mitad de la realidad para trastocarlo todo. Y así, casi sin darnos cuenta, se convirtió en un icono del cómic hispano.

Superlópez es un antihéroe gozoso e imperfecto, perezoso y algo cascarrabias, que va por el mundo sin saber muy bien qué significa todo esto, llevando la losa de sus superpoderes como puede. En sus aventuras cabe de todo, desde el humor hilarante más absurdo de La gran superproducción hasta la crítica social de Los cabecicubos, las referencias literarias de El señor de los chupetes o las mitológicas de La caja de Pandora. Disfrutable entre los cinco y los cien años.

16. Jeruso quiere ser gente

Jeruso quiere ser gente, Pilar Mateos, SM, 1980, 112 páginas.

Pilar Mateos es una escritora vallisoletana con más de treinta libros infantiles a sus espaldas. Probablemente el más conocido sea este, donde narra la historia de un niño que trabaja como ayudante en una tienda de ultramarinos, llevando la compra de los clientes a domicilio. Un día le roban uno de los pedidos y el muchacho decide localizar, con la ayuda de sus amigos, al ladrón antes de que nadie más se entere.

Historia de corte policíaco (muy descafeinado, claro), es una excusa para que Pilar Mateos haga gala de su poética prosa, plasmada en comparaciones y metáforas sugerentes, y para demostrar que las apariencias casi siempre engañan, al mismo tiempo que conocemos a una galería de personajes tiernos e inolvidables. 

17. La bruja Mon

La bruja Mon, Pilar Mateos, SM, 1984, 72 páginas. 

Otro libro de Pilar Mateos, en esta ocasión orientado a los más pequeños de la casa. Contiene cuatro cuentos breves y autoconclusivos, de lectura muy ligera, protagonizados por Mon, una bruja torpe y algo cascarrabias que, por más que quiere cometer maldades, nunca le salen como había planeado y acaba montando un buen follón allí por dónde pasa.

La bruja Mon se ha convertido en un auténtico clásico que todavía hoy, treinta y tantos años después de su primera publicación, sigue recomendándose en muchas escuelas de educación primaria, e incluso infantil, como uno de esos libros que ayudan a la fraguar el hábito de la lectura en los pequeños. Por algo será. 

18. Historias de ninguno

Historias de ninguno, Pilar Mateos, SM, 1981, 96 páginas. 

Incluimos otro libro más de la prolífica Pilar Mateos. En este caso se trata de un volumen para lectores un poco (solo un poco) mayores que La bruja Mon. Historias de ninguno relata las aventuras de un niño del que nadie recuerda su nombre y al que todo el mundo ignora, de modo que la empatía de los jóvenes lectores con él está asegurada (¿qué niño no se ha sentido alguna vez así?). Un día, conoce a una niña de pies descalzos y cara sucia que le regala una caja de lápices de colores mágicos con los que puede convertir en realidad cualquier cosa que dibuje. 

Como ves, a Pilar Mateos le gustan los personajes marginados que consiguen encontrar la redención a través de la imaginación. También vuelve a hacer uso de sus armas más eficaces: el humor, la ternura y un dominio singular del lenguaje, con el que logra metáforas muy expresivas. 

19. Lucas y Lucas

Lucas y lucas, Pilar Mateos, SM, 1984, 84 páginas. 

¿Se nota que tengo debilidad por Pilar Mateos? Este libro está destinado a un público algo más mayor, no tanto por la extensión del texto como por la profundidad de la temática. 

Lucas y lucas se compone, en realidad, de dos relatos independientes. En el primer relato se nos narra la historia de Lucas, un chico que un día, mirándose al espejo, tiene la ocurrencia de sacar del mismo a su reflejo para que haga por él las tareas aburridas, como estudiar o hacer la cama. Pero el Lucas que escapa del espejo resulta ser un poco pillo, y se las apaña para quedarse con las tareas divertidas. 

El segundo relato, El rapto de Caballo gris, muy del gusto poético de la autora, un niño solitario conoce a una niña que es capaz de volar hasta una pradera habitada por caballos salvajes solo con su imaginación. Cuando el niño se suma a la experiencia, viven juntos una aventura que acaba teniendo una inesperada repercusión en el mundo real, como siempre suele suceder en los libros de Pilar Mateos. 

20. Elige tu propia aventura

Colección Elige tu propia aventura, R. A. Montgomery, E. Packard y otros, Timun Mas/Terracota/Atlántida/Saldaña, 1980-actualidad.

Los míticos librojuegos rojos de Timun Mas nunca han muerto del todo y siguen teniendo una legión de seguidores. Se trata de libros de apenas un centenar de páginas, escritos en segunda persona porque tú, lector, eres el protagonista. Cada pocas páginas se te pide que times una decisión. Si decides tomarte la pastilla roja, ve a la página 78. Si te tomas la azul, retrocede hasta la página 13. Y así. Hay muchos finales posibles, algunos buenos, otros regulares y otros catastróficos. Lo puedes leer y releer varias veces hasta que te aprendas las decisiones correctas de memoria. 

R. A. Montgomery y Edward Packard fueron los incombustibles autores que más librojuegos escribieron en esta colección, con títulos tan tronados como El vampiro del espacio, Los ordenadores toman el poder o Eres un agente secreto contra los nazis. Seguro que estás sonriendo al acordarte, ¿a que sí? 

Existieron otras colecciones que explotaban la idea original con variaciones: La máquina del tiempo (viajes en el tiempo con un solo final pero la posibilidad de quedar atrapado en un bucle temporal), Dungeons & dragons (de temática fantástica y algo más densos y adultos que los de la colección roja), Globo azul (para los lectores más jóvenes), etc. Algunos, con el tiempo, se han convertido en piezas de coleccionista. 

21. Fray Perico y su borrico

Fray Perico y su borrico, Juan Muñoz, SM, 1979, 128 páginas. 

Nueve de cada diez cuarentones te dirán que leyeron en la escuela las aventuras de Fray Perico, y casi todos sonreirán al recordarlas.

El libro relata las aventuras de Fray Perico, un fraile algo torpe e inocentón, que un buen día llega a un convento franciscano en pleno siglo XIX con la intención de ser admitido en la orden. Fray Perico, con su torpeza y su buen humor, acabará poniendo patas arriba la vida en el convento. 

Hay que advertir que el lenguaje utilizado por los frailes no es precisamente actual, y eso puede pesar un poco a nuestros jóvenes lectores si no los acompañamos en la lectura. El libro ha tenido tanto éxito desde su publicación en 1979 que ha conocido innumerables reimpresiones y ocho secuelas, todas ellas fácilmente localizables en cualquier librería en la actualidad.

22. El pirata Garrapata

El pirata garrapata, Juan Muñoz, SM, 1982, 160 páginas. 

El otro superéxito del madrileño Juan Muñoz Martín es este pirata Garrapata que vio la luz en 1982 y que ya ha conocido 16 aventuras diferentes, la última de ellas publicada en 2009.

Nuestro pirata parece el típico pirata sin escrúpulos pero, claro, en el fondo es un buen tipo. Cuando no está rescatando a su amada Floripondia de alguno de sus múltiples secuestros, te lo puedes encontrar viviendo aventuras tan peligrosas como absurdas de las que suele escapar con bastantes dosis de ingenio y no poca buena suerte. Su tripulación tiene nombres tan significativos como Carafoca, Lechuguino, Tocinete o Chulín el Chino. Los nombres te pueden dar una idea muy aproximada de por donde transitan el humor y la prosa incombustible de Juan Muñoz.

23. Me importa un comino el rey Pepino

Me importa un comino el rey Pepino, (Wir pfeifen auf den Gurkenkönig), Christine Nöstlinger, Alfaguara, 1984, 144 páginas. 

Christine Nöstlinger es uno de los grandes nombres de la literatura infantil en lengua alemana. Autora muy prolífica, aúna un lenguaje llano y accesible con planteamientos bastante más maduros de lo que es habitual en el género, tocando temas como la crítica social, la marginación y la liberación de la mujer, llegando a entrar sin tapujos en el terreno del realismo crítico sin perder por ello el humor y la ternura propios de los libros infantiles. 

Me importa un comino el rey Pepino se publicó por primera vez en 1972, pero la edición en castellano tuvo que esperar hasta los años 80. Relata la historia de un pepino parlanchín autodenominado "el rey Pepino" que se inmiscuye un buen día en la vida de una familia, trastocándolo todo con sus visión tiránica de las relaciones humanas. Aunque al principio la cosa parece divertida, poco a poco el padre de familia se ve afectado por el ridículo pepino y comienza a ejercer su papel de forma autoritaria. 

24. Querida Susi, querido Paul

Querida Susi, querido Paul, (Liebe Susi! Lieber Paul!), Christine Nöstlinger, SM, 1986, 96 páginas. 

Este es uno de los libros de Christine Nöstlinger más conocidos en castellano porque se utilizó como lectura en la enseñanza primaria en muchos centros escolares durante años. Está destinado a lectores algo más jóvenes que Me importa un comino el rey Pepino. 

Relata en forma epistolar la vida de Susi y Paul, dos niños que compartían pupitre en el colegio y que ahora han iniciado una nueva vida lejos el uno de la otra debido a que Paul se ha mudado. Por medio un medio tan deliciosamente anticuado como la correspondencia en papel, cada uno de ellos describe al otro cómo es su vida ahora. 

El libro tuvo dos continuaciones, el Diario secreto de Susi y el Diario secreto de Paul, destinados a lectores un más mayores y donde cada protagonista nos cuenta su tránsito a la pubertad. 

25. La señora Frisby y las ratas de Nimh

La señora Frisby y las ratas de Nimh, (Mrs. Frisby and the Rats of Nimh), Robert C. O'Brian, SM, 1985, 272 páginas. 

La señora Frisby es una pequeña roedora que pide ayuda a las inteligentes ratas de Nimh para evitar que un granjero, sin querer, destroce su casa. Este es el punto de partida de esta novela que conoció un enorme éxito en el mercado anglosajón en los años 70 pero cuya traducción al castellano tuvo que esperar hasta 1985. 

Se trata de un libro difícilmente clasificable que narra con sutileza y humor una historia que, en otras manos, podría haber resultado muy dura. El autor, reportero de National Geographic, hace un gran uso de la tensión narrativa para mantener a pequeños y grandes pendientes de la historia. A pesar de una longitud considerable para tratarse de un libro infantil, es un texto que se devore con auténtica fruición. 

26. Oliver Button es un nena

Oliver Button es un nena, (Oliver Button is a Sissy), Tomie dePaola, Susaeta/Everest, 1979, 48 páginas. 

Oliver Button es un niño a quien no le gustan los juegos "de niños": ni jugar al fútbol, ni al baloncesto, ni nada parecido. Lo que a él le gusta es bailar, pintar, leer, disfrazarse... Pero sobre todo bailar. Tiene que soportar cada día las burlas de otros niños en la escuela y la incomprensión de sus padres en casa, que quieren que sea como los demás.

Un libro breve, bienintencionado, dogmático y autobiográfico, con brillantes ilustraciones del propio autor y que sigue siendo tristemente necesario casi cuarenta años después de haberse escrito.

27. Las aventuras de Vania el forzudo

Las aventuras de Vania el forzudo, (Die Abenteuer des starken Wanja), Otfried Preussler, SM, 1982, 192 páginas.

Vania, uno de los hijos de un campesino ruso, tiene que acumular fuerzas porque está destinado a convertirse un día en una especie de superhéroe que realizará grandes hazañas, así que se pasa siete años durmiendo con el consiguiente mosqueo de sus trabajadores hermanos. Hasta que se cumple la profecía y comienza sus andanzas por Rusia, donde tiene que luchar contra todo tipo de fantásticos enemigos. 

Esta es la original y enloquecida propuesta de Otfried Preussler, un conocido autor alemán de origen checo especializado en literatura infantil. Admirador de la cultura eslava, escribió esta adictiva historia en los años 60 (aunque no se tradujo al castellano hasta los 80) como un homenaje a los cuentos populares rusos que tanto le gustaban.

28. Los locos de Villasimplona

Los locos de Villasimplona, (Bei uns in Schilda), Otfried Preussler, SM, 1988, 160 páginas. 

Seguro que has oído más de un chiste de Lepe, ¿verdad? Los habitantes de esta localidad onubense suelen tomarse a bien ser el blanco de todos los chistes, siempre que estén contados con gracia. Pues bien: Villasimplona es como el Lepe de los chistes. 

En realidad, hubo un tiempo en que los habitantes de Villasimplona eran famosos por su inteligencia, pero el rey de aquel lugar no dejaba de requerir sus servicios precisamente por ello y decidieron hacerse pasar por locos. Y tan bien fingieron su papel que ahora, con el transcurso de los años, locos se han quedado. 

Los locos de Villasimplona es una desopilante sucesión de ocurrencias de estos simplones, con diálogos divertidísimos y situaciones absurdas más propias de un chiste que de una novela. Estupenda para echar unas risas. Fue escrita en 1958, aunque en castellano estuvo inédita hasta los años 80. 

29. Sapo y Sepo

Sapo y Sepo, (Frog and Toad are friends), Arnold Lobel, Alfaguara, 1990, 68 páginas. 

Sapo y Sepo es el primero de una serie de cuatro libros protagonizados por estos entrañables batracios. Publicada en Estados Unidos en los años 70, se tradujo al castellano algo más tarde. 

Sapo y Sepo son dos sapos (o una rana y un sapo, no está claro) que comparten amistad e ingenuidad a prueba de bombas. A lo largo de cinco historias breves y autoconclusivas, pondrán a prueba su inteligencia, su paciencia y su amistad en situaciones que van de lo grotesco a lo filosófico, siempre con buen humor y un extraño poso de melancolía.

Son historias muy breves, aptas para lectores noveles que buscan textos sencillos pero ya un poco elaborados, o para niños muy pequeños (a partir de dos o tres años, más o menos) que lean en compañía de sus padres u otros adultos. 

30. El pequeño vampiro

El pequeño vampiro (Der kleine Vampir), Angela Sommer-Bodenburg, Santillana, 1985, 256 páginas. 

Anton, un chaval común y corriente aficionado a las historias de terror, conoce un día a Rüdiger, un niño de aspecto enfermizo que tiene una peculiaridad: es un vampiro como los de las historias que tanto le gustan a Anton. Pero un vampiro de verdad. De esta premisa tan sencilla nace una saga que marcó la niñez de toda una generación. 

El pequeño Anton, y nosotros con él, tendremos que aprender las costumbres de estos vampiros de manual y conoceremos a la peculiar familia de Rüdiger. ¡Y todo eso sin que los padres de Anton se enteren de sus peculiares amistades! Con un lenguaje sencillo, capítulos breves y volúmenes autoconclusivos, aunque con arcos argumentales que se alargan a lo largo de varios libros, la serie de "El pequeño vampiro" resulta desmitificadora, tierna y tremendamente adictiva.

 

31. Barbapapá

Barbapapa, Annete Tison y Talus Taylor, Argos-Vergara, 1979, 20 páginas. 

Barbapapá es un ser con forma de algodón de azúcar gigante que un buen día creció en el jardín de Francisco, un niño humano. Con su habilidad para cambiar de forma y su bondad sin límites, pronto se convierte en uno más de la familia. Más tarde conoce a Barbamamá y juntos cultivan en el jardín a sus siete pequeños hijos multicolor. 

La serie de Barbapapá se compone libros muy breves, basados en ilustraciones detallistas y de trazo limpio, que tratan de forma sencilla y emotiva asuntos en su tiempo polémicos, como los roles de género, el animalismo, el ecologismo o las relaciones familiares. Aunque en muchos aspectos sus planteamientos ya han quedado superados, siguen resultando unos libros deliciosos para los más peques de la casa. 

32. Sabiondo y Colaverde

Sabiondo y Colaverde, (Saberut i Cua-Verd), Josep Vallverdú, La Galera, 1982, 128 páginas. 

Sabiondo y colaverde es una narración con aires de fábula clásica, protagonizado por una pareja de amigos muy diferentes: Sabiondo, una paloma muy inteligente y racional, y Colaverde, una lagartija que se deja llevar antes por sus emociones que por la razón. A lo largo del relato, irán viviendo diversas aventuras mientras afianzan su amistad por encima de sus diferencias.

Josep Vallverdú es uno de los máximos representantes de la literatura infantil y juvenil en catalán del siglo XX. Aunque este Sabiondo y Colaverde ha caído en un relativo olvido, se trata de un alegato muy oportuno a favor de la solidaridad, la honradez, la libertad y la defensa de la naturaleza, salpimentado por el humor típico de su autor y una puesta en escena muy cinematográfica. 

33. Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso

Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso (Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day), Judith Viorst, Atheneum Books for Young Readers, 1989, 32 páginas. 

Un clásico ochentero que narra un día en la vida de Alexander, un niño de seis años al que todo le sale mal desde que se levanta (con un chicle pegado en el pelo) hasta que se acuesta (cuando descubre que tiene que ponerse el horrible pijama de rayas que tanto odia). 

Explotando una y otra vez esa risa nerviosa que nos asalta ante la contemplación de las desgracias ajenas, pero sin caer en el mal rollo, Alexander es, en realidad, un cuento clásico con moraleja: es necesario aceptar las pequeñas frustaciones cotidianas, porque ya vendrán días mejores. 

El relato está pensado para primeros lectores (en torno a los cinco o seis años): hay poco texto en cada página, las frases son cortas y el lenguaje sencillo.

Segunda parte: 33 libros de los 80 para niños que ya no son tan niños

En esta sección encontrarás libros con tramas más complejas y de temáticas más adultas. Los géneros se diversifican, y nos encontraremos no solo con humor, aventura y fantasía, sino también con novelas policíacas, de terror, históricas o dramáticas. 

Nuevamente, la edad a la que resultan adecuados es un asunto discutible que depende más de la personalidad y grado de madurez de los niños/as que de otra cosa. 

En términos generales, la mayoría de los libros de esta sección pueden afrontarse por lectores de entre diez y doce años, si los van a leer por sí solos, o por lectores más jóvenes, a partir de cinco o seis, si los vais a leer juntos. 

Mis motivos para preferir la lectura compartida en voz alta ya te los he contado muchas veces, así que no voy a repetirme. La decisión, por supuesto, sobre qué libros leer y cómo hacerlo es tuya. 

34. Los tres investigadores

Los tres investigadores (The Three Investigators), Robert Arthur y otros, Molino, 1964-actualidad. 

La serie de Los tres investigadores fue la puerta de entrada a la literatura policíaca para toda una generación. Jupiter Jones, Pete Crenshaw y Bob Andrews son tres amigos que se dedican a resolver casos misteriosos, del tipo de una joya que desaparece de la mansión de una viuda rica o un supuesto fantasma que grita como un poseso en el interior de un caserón abandonado. 

La serie original se publicó entre 1964 y 1979 y se amplió en los 80 con trece títulos nuevos. En los noventa aún se publicaron varios libros más, con los protagonistas más crecidos. Las peripecias de este trío han quedado un poco desfasadas, es cierto, pero en ese anacronismo reside su encanto. Si estás harto de historias policíacas enrevesadas, de detectives duros de turbio pasado y de persecuciones ruidosas, concédele una revisión a Los tres investigadores.

35. Mot

Mot, Alfonso Azpiri e Ignacio Moreno, El País/Altea, 1988-1996. 

Hubo un tiempo en los ochenta en el que el cómic estaba tan bien considerado que incluso tenía su espacio en la prensa generalista. En El país aparecían artículos sobre videojuegos y cómics por entregas. Mot fue una extraña colaboración entre Ignacio Moreno "Nacho" y el gran Alfonso Azpiri para crear un personaje y una saga propias, y en su momento tuvo un éxito apabullante. 

"Mot" es un monstruo que un buen día escapa de la pantalla del televisor y aparece en casa de Leo. Su aspecto es temible, pero el verdadero peligro lo corre el frigorífico (que acaba desvalijado) y el mobiliario (que acaba destrozado). Mot tiene habilidad para traspasar puertas interdimensionales, y por eso se lleva a Leo a correr aventuras a lugares muy extraños, desde castillos escoceses poblados por hadas y fantasmas hasta la ciudad de Nueva York. 

Mot y Leo protagonizaron seis historias largas cargadas de humor y aventuras, con una temática infantil/juvenil perfectamente disfrutable por los adultos y que puede servir para mostrar a tus hijos que ya en los 80 había un universo fascinante por descubrir más allá de Mortadelo y Filemón, Astérix, Tintín, el manga o los superhéroes. 

36. Matilda

Matilda, Roald Dahl, Alfaguara, 1988, 240 páginas. 

Matilda es uno de los libros más conocidos (que ya es decir) de Roald Dahl, y también uno de los últimos que escribió el autor galés antes de su fallecimiento. Relata la historia de una niña muy inteligente con poderes, digamos, especiales, que vive con sus padres, unos zotes impresentables, y sus peripecias en la escuela primaria, dirigida por una cruel mujer que castiga a los niños de las formas más inconcebibles que cabe imaginar. 

Roald Dahl repite así su fórmula habitual: niño extraordinario enfrentado a adultos ignorantes, brutos e insensibles con la ayuda de algún otro adulto (en este caso, la maestra de matilda, la señorita Honey). Todo aderezado con el tono humorístico, el toque fantástico y el poso de ternura que tan bien manejaba el autor.

37. Las brujas

Las brujas (The Witches), Roald Dahl, Alfaguara, 1987, 200 páginas. 

Este libro, uno de los más populares de Roald Dahl junto con Charlie y la fábrica de chocolate y Matilda, aunque comparte tono humorístico, fantástico y tierno con ellos, está un escalón por encima en cuanto a tensión y horror. No es que sea una historia espeluznante, ni mucho menos, pero puede sobrecoger a los niños más pequeños o a los más sensibles. 

Las brujas cuenta las peripecias de un niño huérfano que vive con su abuela, una gran experta en brujas. Por pura casualidad, abuela y nieto acaban pasando unas vacaciones en el mismo hotel donde las brujas de toda Inglaterra se han reunido para celebrar su convención anual, y el chico escucha por accidente los maléficos planes que las brujas tienen para los niños ingleses. Lo que sucede cuando las brujas descubren al pequeño espía, mejor no te lo cuento para no destriparte la parte más sorprendente de la novela. Y es que Roald Dahl verdaderamente hacía lo que le venía en gana cuando escribía. 

38. La pandilla de Sherlock Holmes

La pandilla de Sherlock Holmes, (The Baker Street Irregulars), Terrance Dicks, Unicornio, 1978-1987. 

El siglo XX fue prolífico en series de libros donde un grupo de amigos (a veces familiares) se embarcaban en la resolución de todo tipo de misterios. Los cinco, Los Hollister, Los siete secretos o Los tres investigadores son algunos ejemplos famosos (por cierto: si no están todos en esta selección es porque algunos son muy anteriores a la década de los ochenta). A esa misma tradición se suma esta mucho menos conocida serie de La pandilla de Sherlock Holmes. 

Dan, Liz, Jeff y Mickey son un grupo de amigos que utilizan los métodos analíticos y lógicos del mítico personaje de Arthur Conan Doyle para resolver los misterios que se les presentan. Hasta ahí, todo normal. Lo que convierte a esta serie en algo especial es que detrás de ella está Terrance Dicks, un experimentado guionista de televisión que pergeñó buena parte de los guiones de Doctor Who en los años 70. 

Quizá por eso las aventuras de esta pandilla están hilvanadas de un modo más competente de lo habitual, con algunas ocurrencias realmente soberbias, y una colección de personajes bien construidos, creíbles y con los que se consigue empatizar sin dificultad. No confundir con Sherlock Holmes y los irregulares de Baker Street, una serie posterior de novelas escrita por Tracy Mack y Michael Citrin. 

39. Momo

Momo, Michael Ende, Alfaguara, 1978, 255 páginas. 

Momo es una niña que vive sola entre las ruinas de un viejo anfiteatro de una ciudad indeterminada de un país sin especificar (probablemente Italia). A pesar de ello, o quizá gracias a ello, Momo es feliz. Tiene incontables amigos en el barrio que acuden a verla porque posee una cualidad muy especial: Momo sabe escuchar. Escuchar de verdad. 

Hasta que un día aparecen los hombres grises, cuyo único propósito que convencer a los hombres y mujeres de que no deben perder el tiempo. Pero, curiosamente, cuanto más tiempo intentan ahorrar, menos tiempo parece quedarles disponible. La razón, por supuesto, es que el tiempo que ahorran se lo quedan los hombres grises. 

Cualquier cosa que diga sobre esta soberbia novela se quedará corta. Fábula social, crítica del consumismo, elogio de la lentitud, fantasía desbocada... todo es insuficiente. Hay que leerla. Momo es, sencillamente, una de esas obras que marcan una época y que hay que leer al menos una vez en la vida, sean cuales sean tu edad, tus gustos literarios o tus autores favoritos.

40. La historia interminable

La historia interminable, Die unendliche Geschichte, Michael Ende, Alfaguara, 1989, 434 páginas. 

Publicada en 1979, constituye la obra más conocida de Michael Ende (incluso más que Momo), y también la más compleja. Concebido como un juego de tres capas entre la realidad, la fantasía y la fantasía dentro de la fantasía, atrapa al lector de todas las edades con la imaginación desbordante habitual de Ende aderezada, además, con un reflexión metafísica acerca de la naturaleza de la realidad, del libre albedrío y de la fuerza creadora de la imaginación. 

La historia interminable es, en realidad, una novela de aprendizaje: un joven emprende una aventura a lo largo de la cual madura y se encuentra a sí mismo. Solo que en esta aparecen Atreyu, Ártax, Fújur, la vetusta Morla, Ygramul el múltiple o el viejo de la montaña errante, todos ellos son personajes que por sí mismos ya merecerían una historia. 

Se ha dicho a menudo que la segunda mitad de La historia interminable es más aburrida que la primera. Es cierto. Y se puede hacer ardua para los más pequeños. La solución es simple: podéis leer el libro juntos, o puedes optar por regalar lecturas más livianas del mismo autor, como Momo, o más liviana aún, Jim Botón y Lucas el maquinista. 

41. El ponche de los deseos

El ponche de los deseos (Der satanarchäolügenialkohöllische Wunschpunsch), Michael Ende, SM, 1989, 176 páginas.

Una bruja y un mago maléficos han hecho un contrato con el mismísimo Belcebú para que les conceda poderes especiales a cambio de cometer un cierto número de maldades en un año. Por desgracia para ellos, el año toca a su fin y aún están lejos de llegar al número de maldades acordado, así que deciden preparar una pócima, El poche de los deseos, capaz de conceder cualquier deseo al que lo ingiere... solo que al revés. Las mascotas del mago y la bruja, un gato con tendencia a la obesidad y a la molicie y un cuervo pesimista y medio desplumado, son los únicos que pueden impedir tan pérfido plan. 

Michael Ende se descuelga así con una fábula cómica para todos los públicos, con estructura de cuento clásico de lucha entre el bien y el mal, sin mayores pretensiones que arrancar una sonrisa tras otra y llevarnos de la mano por los territorios de su portentosa imaginación, entreverando aquí y allá alguna que otra frase para la reflexión. 

42. Julie y los lobos

Julie y los lobos (Julie of the Wolves), Jean C. George, Alfaguara, 1985, 182 páginas. 

Miyax, nombre esquimal de Julie, es una huérfana de trece años que se va a vivir con la familia de su prometido en Alaska: según las costumbres de su pueblo, su matrimonio está apalabrado desde que era pequeña. Una noche, su futuro esposo intenta agredirla, y Miyax huye de su casa. En la tundra helada está a punto de morir de hambre y de frío, pero se topa con una manada de lobos que la aceptan como una más y la ayudan a sobrevivir. 

Julie y los lobos es un relato de corte clásico con una visión a la vez dura y mitificada de la naturaleza, que recuerda inevitablemente a los libros de Jack London. De la mano de Miyax conoceremos el bioma del Ártico y los comportamientos del lobo gris en libertad, así como muchos aspectos de la cultura inuit tradicional e interesantes reflexiones sobre la asimilación de las culturas tradicionales por la cultura occidental de masas.

43. El misterio de la isla de Tökland

El misterio de la isla de Tökland, Joan Manuel Gisbert, Espasa-Calpe, 1981, 320 páginas. 

Un excéntrico millonario construye un laberinto lleno de trampas en un islote perdido en mitad del Océano Índico, en cuyo interior ha escondido el mayor de los secretos del universo (sic). Solo una persona capaz de superar trampas letales y de resolver enigmas imposibles será digna de acceder al gran misterio. De inmediato, como es lógico, un ejército de aventureros y buscavidas se ponen en marcha para intentarlo.

El misterio de la isla de Tökland, aunque tiene un estilo un poco añejo, atesora el mérito de ser una obra de ciencia-ficción fantástica juvenil escrita en un país y en una época en los que no se hacía ciencia-ficción fantástica juvenil. Leyéndola, te encuentras con ecos de aventuras tan famosas como Parque jurásico o Indiana Jones y la última cruzada, y eso que El misterio de la isla de Tökland fue publicada a principios de los 80. 

44. Leyendas del planeta Thámyris

Leyendas del planeta Thámyris, Joan Manuel Gisbert, Espasa-Calpe, 1982, 88 páginas. 

Un astrónomo contacta con un escritor (el propio Gisbert, en uno de esos juegos de autoficción que tanto enervan a algunos) para facilitarle unas leyendas que ha logrado descifrar a partir de unas placas metálicas encontradas en el interior de un meteorito. Al parecer, se trata de leyendas de un lejano planeta habitado. La tarea del escritor consiste en dotarlas de forma literaria, respetando la fuente original. 

El libro de Gisbert se articula alrededor de seis de esas "leyendas", que no son otra cosa que cuentos breves que relatan distintos episodios de la historia de Thámyris. Se trata de relatos de corte fantástico, más que ciencia-ficción pura, que se regodean en el gusto por la maravilla y la sorpresa, y que guardan espacio para la ternura y un cierto poso de melancolía, al estilo de las Crónicas marcianas de Bradbury.

45. Astérix

Astérix el galo (Astérix le Gaulois), René Goscinny / Albert Uderzo / Jean-Yves Ferry / Didier Conrad, Dargaud, 1959-actualidad, 48 páginas.

Los cómics de Astérix, como los de Tintin o los de Mortadelo y Filemón, son de esas obras que trascienden las fronteras del medio en el que fueron concebidas para leerse en todo el mundo por personas que no son necesariamente lectores habituales de cómics. 

Astérix, y el resto de su poblado, resisten la conquista de la Galia por parte de los romanos en el año 50 a. C. Por más que lo han intentado, las legiones romanas nunca han conseguido someter a esta diminuta aldea. Los galos hacen un poco de trampa: su druida es capaz de cocinar una poción mágica que les proporciona fuerza de superhéroe.

Como el tema romanos-vapuleados-al-intentar-tomar-la-aldea se agotó pronto, en sucesivos álbumes el gran René Goscinny llevó a Astérix y su inseparable Obélix de paseo por toda Europa y el Mediterráneo en la época de Julio César. Su humor, basado en la burla del estereotipo y en el anacronismo, ha sido tan criticado como alabado, y su importancia como referente de la cultura popular de los últimos cincuenta años está fuera de toda duda.

46. Los escarabajos vuelan al atardecer

Los escarabajos vuelan al atardecer (Tordyveln flyger i skymningen), Maria Gripe, SM, 1983, 232 páginas. 

Publicado en Suecia en 1978 y traducido a castellano en 1983, este auténtico clásico de la literatura juvenil narra las aventuras de tres amigos que, durante un verano, se comprometen a cuidar del jardín de un viejo caserón deshabitado. Pronto comienzan a sucederse fenómenos extraños: plantas cuyas hojas parecen señalar a una habitación de la casa, escarabajos voladores, una habitación con un cofre lleno de cartas, llamadas telefónicas misteriosas...

Los escarabajos... utiliza todos los elementos clásicos de las historias góticas: caserones desiertos, ambientes misteriosos, amores trágicos, antiguas maldiciones y, por supuesto, fantasmas. De modo que cualquiera cualquiera que no disfrute de estos elementos debería mantener sus manos alejadas de este libro. Para el resto, se trata de una lectura imprescindible. 

47. Las aventuras de Tintín

Las aventuras de Tintín (Les aventures de Tintin), Georges Remi ("Hergé"), Juventud/Casterman, 1958-1986. 

Tintín es el gran clásico del cómic de tradición franco-belga y del estilo de dibujo denominado "de línea clara". Sus historias, con pocas excepciones, siguen el patrón similiar de las novelas de aventuras clásicas: el protagonista tiene que emprender un viaje y resolver un misterio y para hacerlo contará con varios aliados que lucharán contra el villano de turno, a menudo en pos de algún objeto de importancia singular. 

Tintín ha superado, a estas alturas, todas las acusaciones que se le han hecho: racismo, clasismo, misoginia, incluso ideología filofascista. Algunas de ellas son ciertas, o fueron ciertas en un momento determinado. Hay que tener en cuenta el contexto en el que las historias de Tintín fueron creadas, muy distinto del actual. No leer a Hergé porque es racista o misógino tendría tanto sentido como no leer a Kipling, Dickens o Darwin por las mismas razones. En todo caso, puedes aprovechar la ocasión para hablar de ello con los jóvenes lectores.

48. Cuando Hitler robó el conejo rosa

Cuando Hitler robó el conejo rosa (When Hitler Stole Pink Rabbit), Judith Kerr, Alfaguara, 1986, 272 páginas. 

¿Se puede hablar del nazismo y del exilio en una novela infantil? Judith Kerr pensó que sí. Además, sabía de lo que hablaba porque ella fue niña judía en la Alemania de los años 30, antes de huir con su familia del país y convertirse en una refugiada.

Ese componente autobiográfico hace que este relato de la ascensión del partido nazi al poder contado desde el punto de vista de una niña de nueve años resulte aún más impactante. La familia deberá dejarlo todo atrás, incluyendo su querido conejo de peluche, para huir del horror, y experimentar el desarraigo y los apuros económicos de su nueva vida en otro país.

Cuando Hitler robó el conejo rosa es un libro sincero y necesario, aunque puede resultar una lectura incómoda para algunos. Es probablemente una buena idea charlar acerca de lo que se narra en el libro con los niños. 

49. Veva

Veva, Carmen Kurtz, Noguer, 1981, 116 páginas. 

Carmen Kurtz y su serie "Óscar" es otro gran clásico de nuestra infancia. Con 16 libros publicados entre 1962 y 1984, Óscar nos enseñó que era posible pasar un buen rato y reflexionar al mismo tiempo sobre el mundo en el que vivíamos. Pero Veva, publicado en 1981, tiene algo especial.

Para quien no la conozca, Veva es una niña de nueve meses que nos narra la historia en primera persona. Como las películas de Mira quien habla, pero sin mala leche. Veva, como todos los bebés, solo finge que no sabe hablar porque es más cómodo que todos te mimen y te lo den todo hecho. Pero con su abuela se muestra como lo que es: el miembro más sensato de la familia.

Como en otras obras de Carmen Kurtz, sorprende lo avanzado de sus planteamientos en ciertos asuntos, como el machismo o las relaciones familiares, aunque también es cierto que al libro se le notan los años. Nieta y abuela viven aventuras y sostienen divertidísimos diálogos entre una recién llegada que aún no entiende como funciona el mundo y una mujer que lo ha visto casi todo. Un modo fantástico de que tus hijos conozcan, desde los ojos de esta pequeña, cómo era el mundo de los años 70 y 80. 

50. Ronja, la hija del bandolero

Ronja, la hija del bandolero (Ronja Rövardotter), Astrid Lindgren, Juventud, 1981, 214 páginas. 

Ronja es la hija del jefe de una banda de forajidos y le da por hacerse amiga del hijo del jefe de una banda rival. Cuando el conflicto entre las dos bandas crece de intensidad, Ronja y su amigo escapan y se refugian juntos en una cueva del bosque, donde aprenden a convivir y se adaptan a la vida en la naturaleza. 

Con ese argumento, no te soprenderá que te diga que Ronja, la hija del bandolero es un libro sobre la tolerancia, la amistad y la libertad. Astrid Lindgren, mucho más conocida por la revolucionaria Pippi Calzaslargas, puso aquí todo su talento para que la diversión y la calidad literaria estuvieran aseguradas. 

51. Pippi Calzaslargas

Pippi calzaslargas (Pippi Långstrump), Astrid Lindgren, varias ediciones, 1945-2004. 

Puedes preguntarte qués hace Pippi Långstrump, que nació allá por 1945, en esta lista de libros de los 80. Es sencillo: la niña de las trenzas indomables se hizo popular en España gracias a la serie de televisión que se emitió en 1974 y se repuso en varias ocasiones durante la década de 1980. Si no hubiera sido por ella, puede que nunca hubiéramos conocido esta colección de asombrosos relatos de Astrid Lindgren. El papel y la pantalla siembre se han realimentado mutuamente. 

Pippi Calzaslargas sorprende, releído hoy en día, por su absoluta modernidad, que levantó ampollas en la sociedad de su época. Pippi es un personaje libérrimo, que vive como quiere, que siempre dice lo que piensa y que no acata ninguna norma establecida. Representa la niñez en estado puro, esa que solo existe antes de que llegemos los adultos aguafiestas y metamos nuestras manazas. 

Los relatos de Pippi Calzaslargas se leen, todavía hoy (o quizá debería decir aún más hoy), con estupefacción. Ni que decir tiene que a tus hijos les encantará compartir las aventuras de esa niña deslenguada que vive con su caballo, que tiene superfuerza y que no conoce el significado de la palabra hipocresía. 

52. Doneval

Doneval Graham Dunstan Martin, Espasa Calpe, 1988, 356 páginas.

Evan es un joven campesino que un día descubre que cumple punto por punto todas las condiciones de una antigua profecía, aunque, en realidad, alguien lo ha amañado todo para que así sea. Pronto comprende que la confusión puede costarle la vida, porque ha despertado los recelos del Nigromante de Oscuria. Por el camino conoce a Favila, la hija adoptiva de una bruja, que se convertirá en su compañera inseparable de aventuras, y a toda una hueste de guerreros. 

Fantasía épica de la buena, muy del tono de Tolkien, con un universo propio, personajes bien dibujados, argumentos trabajados y un lenguaje muy cuidado, en un libro que se ha convertido en un clásico casi inencontrable hasta que algún editor misericordioso decida traerlo de nuevo a nuestras estanterías.

53. Ut y las estrellas

Ut y las estrellas, Pilar Molina Llorente, Noguer, 1964, 116 páginas. 

Ut es hijo de uno de los grandes guerreros de una tribu prehistórica. Como tal, se espera de él que sea un guerrero también, pero Ut les sale pacifista cuando esa palabra ni siquiera existía: quiere evitar los conflictos a toda costa, apuesta por el diálogo antes que por la violencia y, por todos los dioses, ni siquiera le gusta cazar. 

La cosa se complica cuando su hermano mayor muere y Ut tiene que utilizar todo su ingenio y su valor para tratar de impedir una guerra inminente. 

Esta apuesta de la madrileña Pilar Molina por la literatura (pre)histórica constituye una auténtica rareza en el panorama infantil y juvenil en castellano de la época, además de una pequeña joya que trata con una profundidad inusitada asuntos como la resolución de los conflictos o el diálogo entre culturas. Aunque fue publicada en los años sesenta, su gran momento llegó en los 80, con su inclusión en los planes lectores de los últimos cursos de la EGB de muchos colegios. 

54. Konrad o el niño que salió de una lata de conservas

Konrad o el niño que salió de una lata de conservas (Konrad oder das Kind aus der Konservenbüchse), Christine Nöstlinger, Alfaguara, 1987, 144 páginas. 

¿Qué pasaría si una madre un poco desastre tuviera un hijo "perfecto", de esos que comen verdura sin rechistar, sacan buenas notas, nunca dicen palabrotas y jamás desordenan su habitación? Pues eso es lo que ocurre en divertida novela de Christine Nöstlinger. 

La señora Bartolotti vive sola y es muy aficionada a pedir todo tipo de cosas por correo (en una época en la que aún no existía internet, ¿te lo puedes creer?). Un día, por error, recibe una gran lata de conservas en cuyo interior está Konrad, un niño de siete años perfecto. No le queda más remedio que cuidarlo hasta que se aclare el malentendido, claro, y cuando llegan unos hombres dispuestos a retirar el paquete defectuoso, la señora Bartolotti y sus amigos harán todo lo necesario para evitar perder al muchacho. 

Como ves, una novela en clave fantástica que habla de las relaciones materno-filiales y, sobre todo, de qué significa realmente ser un niño.  

55. Libros de Mundodisco

Mundodisco (Discworld), Terry Pratchett, Martínez Roca/Plaza & Janés/Almuzara/DeBolsillo, 1989-2016. 

Se ha dicho de Terry Pratchett que bebe de fuentes tan dispares como Tolkien, Lovecraft, Le Guin o Shakespeare, pero la verdad es que Pratchett es cien por cien Pratchett. 

Mundodisco es una de las sagas más míticas de la historia de las sagas míticas, valga la redundancia. Terry Pratchett poseía no solo un don especial e inimitable para la narración, sino también para la sátira. Su gusto por la fantasía épica y su inimitable sentido del humor dieron luz a este mundo plano sostenido sobre cuatro elefantes gigantes que, a su vez, descansan sobre una gran tortuga. 

El color de la magia (1983 en inglés, 1989 en castellano) fue el primer título de la saga, pero ni mucho menos el mejor. El nivel no hizo más que subir de ahí en adelante, con lógicos altibajos. 

¿Por dónde empezar, entonces, a leer los libros de Mundodisco? Bien, puede empezarse por cualquier parte, ya que los libros son autoconclusivos, pero es cierto que algunos se disfrutan mejor si se han leído los anteriores. Para leer con niños, que es de lo que aquí nos ocupamos, me lanzaría directamente a por los cinco libros de Tiffany Dolorido, el primero de los cuales es Los pequeños hombres libres, una novela de aventuras tan desternillante como reflexiva. 

56. Sir Tim O'Theo

Sir Tim O'Theo, Joan Rafart i Roldán ("Raf"), Bruguera, 1970-1985. 

Raf forma parte de la segunda generación de dibujantes de la Escuela Bruguera, junto con Francisco Ibáñez, Luis Vázquez o Martz Schmidt. Traemos a nuestra selección a este personaje como podíamos haber traído al Anacleto de Vázquez, a La Panda de Roberto Segura o a los inefables Mortadelo y Filemón de Ibáñez, pues todos ellos forman parte indisoluble de la historia del cómic español de la segunda mitad del siglo XX e hicieron una buena parte de su recorrido en la década de los 80. 

Sir Tim O'Theo es uno de los personajes más representativos de la época. Se trata de una parodia de las novelas policíacas clásicas, en las que Sir Tim O'Theo (un Sherlock Holmes de baratillo) y su mayordomo Patson se enfrentan en cada aventura a un misterio que acaba resolviéndose casi siempre por pura casualidad a pesar de la evidente incompetencia del protagonista. 

En definitiva, un excelente representante de un periodo de la historia del cómic español que ha desaparecido para siempre, con la notable excepción del octogenario Francisco Ibáñez, que, en el momento de redactar estas líneas, sigue al pie del cañón... ¡y que sea por muchos años, oiga! 

57. Cuentos escritos a máquina

Cuentos escritos a máquina (Novelle fatte a macchina), Gianni Rodari, Alfaguara, 1987, 270 páginas. 

Publicados en Italia en 1973, estos "Cuentos escritos a máquina" de Gianni Rodari no se tradujeron al castellano hasta la década de los 80. Se trata de una colección de 26 relatos breves de uno de los mejores cuentistas de la historia, ahí es nada. 

Fáciles de leer, ágiles, de lenguaje asequible y con temáticas hilarantes, que a veces mueven a la carcajada. Suelen incluir elementos fantásticos, a menudo desmedidos e increíbles, entrelazados con escenarios cotidianos. Algunos son versiones deformadas de cuentos clásicos. 

Los niños disfrutarán de la inventiva y de los giros inesperados de Rodari, pero también hay diversión para los adultos, porque los cuentos de Rodari suelen tener un segundo nivel de lectura que a veces no es fácil entresacar, y un vocabulario que solo es infantil en apariencia. 

58. Un agujero en la alambrada

Un agujero en la alambrada (Un trou dans le grillage), François Sautereau, SM, 1981, 202 páginas. 

Los niños de un pequeño pueblo francés de una época rural indeterminada viven junto a un bosque, pero el acceso al mismo está prohibido. Una alta alambrada impide el paso, y los gendarmes custodian la zona con ferocidad. Toda la novela gravita en torno a este misterio. La curiosidad de un grupo de amigos, por supuesto, será tan grande que encontrarán la manera de traspasar la alambrada y desentrañar el secreto que se esconde con tanto celo al otro lado. 

¿Qué? ¿Notas cómo se despierta tu curiosidad? Algo tendrá esta novela cuando fue escrita en 1977 (aunque tardó unos años más en estar disponible en castellano), no ha dejado de reimprimirse desde entonces y ha marcado ya a varias generaciones de lectores. 

Aunque no puedo contarla entre mis preferidas, reconozco que es completamente original y está escrita sin tratar a los lectores jóvenes como si tuvieran algún problema cognitivo. Es, además, el paradigma de una forma de hacer literatura infantil que en la actualidad resulta difícil de encontrar: ¡hoy resultaría impensable que los niños protagonistas bebiesen vino o fumasen cigarrillos! 

59. Cristal oscuro

Cristal oscuro (The Dark Crystal), A. C. H. Smith, Plaza & Janés, 1982, 237 páginas. 

Un cristal mágico fue dañado hace siglos, haciendo que el caos se extendiera por todas partes. Ahora, los demoníacos Skeksis amenazan con dominar el mundo si nadie repara el poderoso cristal. El joven Jen, perteneciente a una raza en teoría extinta, parece ser el señalado por una antigua profecía para cambiar las cosas. 

Cristal oscuro fue primero una película hipnótica y, de la mano de A. C. H. Smith, especialista en adaptar éxitos cinematográficos al papel, se convirtió en una novelización excelente. Las novelizaciones siempre se han considerado literatura de segunda división, algo con lo que nunca he estado de acuerdo. Cada lenguaje tiene sus puntos fuertes y débiles. Lo que sí podemos discutir es si la adaptación se ha llevado a cabo mejor o peor. 

Los años 80 fueron una época de abundantes y, a menudo, sobresalientes novelizaciones de películas, y este Cristal oscuro de A. C. H. Smith es un ejemplo perfecto de ello. 

60. Dentro del laberinto

Dentro del laberinto (Labyrinth), A. C. H. Smith, Nocturna, 2010, 288 páginas. 

Aquí tenemos otra adaptación de una de las películas míticas de los años 80 (sí, confieso que siento debilidad hacia la obra de Jim Henson), aunque no existió una traducción oficial al castellano, que yo tenga noticia, hasta que Noctura Ediciones se decidió a ello en 2010. 

Sarah es una chica adolescente que ejerce de canguro de su hermano pequeño con bastante negligencia, por decirlo de forma suave. Unos goblins aparecen y se llevan al pequeño (lo normal en estos casos), y Sarah, arrepentida, tiene que rescatarlo antes de que transcurran trece horas o, de lo contrario, el pequeño se convertirá en otro goblin.

De nuevo estamos ante una historia fantástica de primer orden, rebosante de imaginación y originales hallazgos. Todo lo que dijimos acerca de la novelización de Cristal oscuro es aplicable a este Dentro del laberinto, y más teniendo en cuenta que el autor de ambas novelas es el mismo. Además, es una aproximación excelente para nuestros hijos al universo desbordante de Jim Henson, a quien probablemente aún no conocen. 

61. Canción de pájaros muertos

Canción de pájaros muertos (Dead Birds Singing), Marc Talbert, SM, 1988, 176 páginas. 

Existen dos tabús en la literatura infantil: el sexo y la muerte. Mientras que el primero, salvo en casos de mojigatería extrema, parece estar superándose (ya casi nadie recurre a las abejas y a las flores para explicar los entresijos del sistema reproductor), el segundo sigue siendo esa cosa misteriosa de la que se tiene la sensación de que es mejor no hablar en voz alta. Hay excepciones, desde luego, y una de ellas es esta Canción de pájaros muertos del norteamericano Marc Talbert. 

Matt es un chico normal y corriente que un día sufre un golpe brutal del destino: su madre y su hermana fallecen en un accidente de tráfico. A partir de ahí tendrá que aprender a rehacer su vida acogido por la familia de su mejor amigo. La novela gira alrededor de las reacciones y sentimientos del protagonista, subrayados por unos diálogos muy directos (que no han envejecido bien). Así de crudo. Aunque el autor tiene el tacto de diluir de cuando en cuando el drama con algunas gotas de humor. 

62. El rey de Katoren

El rey de Katoren (Koning van Katoren), Jan Terlouw, SM, 1983, 195 páginas. 

Publicado en Holanda en 1971, esta pequeña joya del físico, político y escritor Jan Terlouw se tradujo al castellano en 1983. Se trata de una historia de corte clásico y ambiente fatástico-medieval sobre el tránsito a la madurez, aunque posee un subtexto que los adultos (y los niños más maduros) sabrán apreciar. 

Stach es un chico de 17 años que nació el mismo día en el que moría el último rey de Katoren. Desde entonces, gobierna el reino un consejo interino de ministros, en espera de que aparezca alguien digno de ostentar el trono. Stach se presenta ante el consejo con tal pretensión, y los consejeros, celosos de sus puestos, lo reciben con hostilidad y le imponen siete pruebas imposibles de resolver, relacionadas con los problemas más graves que sufre el reino. 

Con estas resonancias hercúleas inicia Stach su peripecia, donde la fantasía y la realidad se entrecruzan con deliciosa facilidad y la acción avanza trepidante hacia el final, haciendo que los jóvenes lectores no puedan parar de leer, mientras que los más adultos admirarán más la alegoría política. Alérgicos a las ideas demócratas, mejor que se mantengan alejados de este texto.  

63. El hobbit

El hobbit (The hobbit, or There and Back Again), J. R. R. Tolkien, Minotauro, 1982, 360 páginas. 

¿Qué hace en esta lista un libro de 1937? Muy sencillo: no se tradujo al castellano hasta 1982 (aunque existe una edición argentina de 1964 titulada El hobito, prácticamente desconocida en Europa).

El hobbit narra el típico viaje de iniciación donde un antihéroe, Bilbo Bolsón, debe abandonar la comodidad de su madriguera y aventurarse en el peligroso y vasto mundo para descubrirlo y descubrirse a sí mismo. Enanos, magos, elfos, trasgos, trolls y toda la troupe habitual del género tuvieron aquí su primera gran cita. A los valores intrínsecos del libro, que son innumerables (imaginación desbordante, lenguaje preciosista, ritmo calculado) hay que sumarle su cualidad de inaugurador de un género y de una mitología. 

Es imposible exagerar al hablar de la influencia de Tolkien en la literatura infantil y juvenil del siglo XX, y con eso creo que está todo dicho. Aunque no está exento de defectos (faltaría más), El hobbit es, simplemente, un libro imprescindible que hay que leer al menos una vez en la vida.

64. Los Hollister

Los Hollister (The Happy Hollisters), Jerry West, Toray, 1965-1985. 

Esta es otra de esas series que, junto con Los cinco, Los tres investigadores o Los siete secretos, siempre se citan cuando preguntamos a alguien por los libros de su infancia y juventud. Se trata del habitual pastiche de policíaco light con pandilla de amigos, con la peculiaridad de que aquí la pandilla es sustituida por una familia de clase media americana al completo: mamá, papá, los cinco niños, el perro y el gato. Solo les faltó un hámster. 

La edad de los niños oscila entre los 12 y los 4 años, escalonados casi con precisión matemática, y cada uno tiene una personalidad muy definida: el estudioso, la deportista, el travieso, y así sucesivamente. Entre todos resuelven crímenes y misterios en libros breves y autoconclusivos, aunque algunos personajes tienen arcos argumentales que se alargan en varios libros, y ciertas aventuras se publicaron divididas en dos partes. En total, la colección cuenta con 33 libros, todos ellos traducidos a castellano. Apto para quienes gusten del género policíaco con cierto olor a naftalina (también llamado encanto). 

65. Terror en Winnipeg

Terror en Winnipeg (Terror in Winnipeg), Eric Wilson, SM, 1982, 162 páginas. 

En los 80, a diferencia de lo que pasa en la actualidad, el policíaco era un género muy popular en la literatura infantil y juvenil, aunque casi siempre tratado en el tono aventurero de las series de libros sobre pandillas de amigos como Los tres investigadores o Los cinco. En cambio, el canadiense Eric Wilson se tomaba muy en serio el género y, sin salirse de los parámetros de la novela infantil, escribió una trilogía formada por Terror en Winnipeg, Asesinato en el Canadian Express y Pesadilla en Vacouver. 

En este primer título, Tom Austen, un niño aspirante a detective, investiga el secuestro de su amiga Dianne, hija de un acaudalado industrial de Winnipeg. Acompañado de su inseparable Dietmar (como toda buena pareja detectivesca), se ven envueltos en una retorcida historia de traiciones y engaños, donde no faltan disparos a testigos que están a punto de hablar, explosiones y huidas desesperadas. Es decir, el cóctel habitual de este tipo de narraciones, pero cocinado para que el público más joven no se pierda por el camino. Un tipo de relato policíaco que hoy es difícil de encontrar. 

66. Puck

Puck, Lisbeth Werner, Toray/Molino, 1965-actualidad. 

Esta serie de libros relata las aventuras de Bente Winther, más conocida como Puck, una adolescente huérfana de madre cuyo padre, por razones laborales, no puede hacerse cargo de ella, por lo se ve obligada a internarla en un colegio. Aunque Puck acude al internado de mala gana, no tarda en hacer amigos (y enemigos) y en verse envuelta en toda clase de misterios y aventuras. 

Los libros de Puck, publicados en Dinamarca a partir del año 1952 por Lisbeth Werner (que resultó ser el pseudónimo de los autores Carlo Andersen y Knud Meister) siempre se han considerado una colección para chicas, del mismo modo que la de Los tres investigadores es para chicos. Hazme caso: esto es una gilipollez como la copa de un pino. Con todo el amaneramiento típico de su época, Puck es una joven independiente, deportista y aventurera, prototipo de muchas heroínas modernas, y sus aventuras pueden disfrutarlas tanto niñas como niños actuales... aunque me temo que muchos chicos se negarán a leerla. 

De los 46 libros de la serie original danesa, 31 fueron traducidos al español y editados por Toray en los años 70 y 80. Desde 2014, la editorial Molino está reeditando algunos títulos con nuevas ilustraciones y algunos retoques en la traducción.

Tercera parte: 34 libros de los 80 para adolescentes y preadolescentes

Para esta última parte de la selección reservamos los libros juveniles (o, como ahora se dice, los young adult), con todo lo que esa acepción tiene de escurridizo. Quiero decir que no está claro que muchos de estos libros estén destinados al público juvenil, e incluso mucha gente opinará que algunos de ellos no lo están en absoluto.

Estoy de acuerdo. He incluido a propósito algunos libros catalogados generalmente como adultos porque los considero una puerta de entrada adecuada a la literatura de mayor calado y, al mismo tiempo, me parecen lo bastante llevaderos para que puedan leerlos adolescentes y preadolescentes con cierto bagaje lector que buscan ese algo más que a veces se echa en falta en los libros estrictamente juveniles. 

Los géneros predominantes en esta sección son el fantástico y la ciencia-ficción, pero hay un poco de todo: humor, aventuras, thriller, novela realista y social, romántica, cómic e incluso alguna biografía. Y todos, por supuesto, fueron publicados en castellano a lo largo de los años ochenta o inmediatamente antes. 

Confío en que encuentres aquí un buen puñado de esos libros que, leídos en el momento adecuado, se marcan a fuego en la memoria del joven lector y nunca más se olvidan. 

67. Guía del autoestopista galáctico

Guía del autoestopista galáctico (The Hitchhiker's Guide to the Galaxy), Douglas Adams, Anagrama, 1983, 296 páginas. 

Este primer volumen de los cinco de los que consta la serie Guía del autoestopista galáctico supuso, como suele decirse, un soplo de aire fresco en el panorama de la ciencia-ficción de finales del siglo XX, plagado de distopías aterradoras, oscuras fantasías ciberpunks y un aire pesimista en general.

Mitad novela de ciencia-ficción, mitad comedia descacharrante, esta guía narra las desventuras de Arthur Dent, un tipo común que un día se salva de chiripa de morir en la demolición del planeta Tierra proyectada para construir una autopista galáctica. A partir de ahí, y huérfano de planeta, se ve obligado a vagar por la galaxia dando tumbos, sin otra ayuda para comprender la compleja realidad interestelar que una enciclopedia de bolsillo (la Guía del autoestopista galáctico del título). 

Decir que Guía del autoestopista galáctico es un libro estrafalario y desternillante es quedarse muy, muy corto. El derroche de imaginación, ironía y humor absurdo es de tal calibre y tan continuo, y los personajes, los escenarios y las situaciones son de una imaginación tan apabullante, que lo peor que puede afirmarse de esta saga es que su lectura resulta en verdad agotadora.

68. Los robots del amanecer

Los robots del amanecer (The Robots of Dawn), Isaac Asimov, Plaza & Janés, 1983, 448 páginas. 

Dicen que el último periodo de la producción literaria de Asimov estaba muy lejos de la calidad y la inventiva de sus primeras obras. Dicen que daba vueltas y vueltas sin parar, en diálogos interminables y repetitivos, y que era capaz de estirar una idea mínima durante cientos de páginas para escribir libros más gruesos, muy lejos de la formidable concisión de sus novelas de los años cincuenta. Dicen todo eso y más cosas, pero, ¿sabes qué? Que a mí me importa un bledo lo que digan. Asimov era demasiado grande como para que ese supuesto declive, si existió, significase demasiado. 

Los robots del amanecer describe una sociedad casi perfecta, la del planeta Aurora, en la que humanos y robots humanoides conviven en armonía... hasta que se produce el asesinato de un robot. Así comienza esta nueva aventura del detective Elijah Baley, tras Bóvedas de acero y El sol desnudo, acompañado, por supuesto, por el mítico R. Daneel Olivaw. 

Se trata más de una obra policíaca (género muy querido por Asimov) que de ciencia-ficción, y en ese sentido funciona como un reloj suizo. Además, el autor construyó una fina pieza de orfebrería que, junto con la posterior Robots e imperio, engarzaba a la perfección la saga de los robots con la del imperio, y esta con la de la fundación, constituyendo así una formidable magnus opus que difícilmente va a ser igualada en complejidad, legibilidad y profundidad.  

69. La princesa prometida

La princesa prometida (The Princess Bride), William Goldman, Martínez Roca, 1989, 390 páginas. 

Aunque William Goldman, mítico guionista hollywoodiense, escribió este relato fantástico/autobiográfico/paródico en 1973, no se publicó en castellano hasta que la película de 1987 la convirtió en un clásico.

Supongo que recuerdas el argumento: la bella y desgraciada Buttercup, creyendo muerto a su amado Wesley, se compromete con el príncipe Humperdinck, un villano de tomo y lomo, pero hete aquí que el bueno de Wesley regresa de entre los muertos convertido en el temible pirata Roberts. Y ya le hemos liado.

La princesa prometida es una extrañísima mezcla de fantasía épica, novela romántica y farsa histórica que solo en las manos de alguien tan osado como William Goldman podía funcionar. Y vaya si lo hace. Una crítica de la época decía que se trataba de "una fábula deliciosa que contiene todas las películas de aventuras de las sesiones de los sábados por la tarde como si las hubieran escrito los hermanos Marx y los Monty Python". Creo que es el mejor resumen que puede hacerse de esta novela irrepetible.

70. Némesis

Némesis (Nemesis), Isaac Asimov, Plaza & Janés, 1990, 360 páginas. 

Aún voy a mencionar otra novela de la recta final de la trayectoria del buen doctor. Se trata de Némesis, una obra independiente del gran universo de las fundaciones. 

La historia se ambienta en el siglo XXIII, cuando la humanidad ha colonizado el Sistema Solar y está a punto de adentrarse en la era de los viajes interestelares. Los gobernantes de Rotor, una colonia espacial semiindependiente, y de la Tierra compiten por ser los primeros en llegar al sistema Némesis, una enana roja recién descubierta. Todo cambia cuando se hace evidente que, por razones desconocidas, Némesis sigue una trayectoria que supondrá la destrucción de todo el Sistema Solar.

Se trata de otra obra inteligente y eficaz de Asimov, donde su estilo preciso como un bisturí está totalmente afilado, y que cuenta, además, con dos alicientes adicionales: un buen número de personajes femeninos fuertes (como si el autor quisiera compensar la falta de ellos en la primera parte de su trayectoria literaria) y unos protagonistas mucho más trabajados de lo habitual.

En definitiva, una manera excelente de iniciarse en la lectura de la ciencia-ficción dura de la mano de uno de los maestros del género. Indicada para preadolescentes a los que les guste el género. Posología: un capítulo al día. Puede incrementarse la dosis si se considera necesario. Advertencia: este autor crea dependencia. Es muy posible que tus hijos quieran leer más cosas de Asimov en el futuro.

71. La cazadora de Indiana Jones

La cazadora de Indiana Jones, Asun Balzola, SM, 1987, 112 páginas. 

Este libro de Asun Bazola, más conocida como ilustradora, narra la historia de Christie, una chica de catorce años algo acomplejada, perteneciente a una familia sin demasiados recursos, que se ve obligada a llevar al instituto una vieja cazadora de segunda mano de la que se avergüenza. Con el fin de superar las burlas, improvisa una mentira: se trata de la cazadora que Harrison Ford usó durante el rodaje de la última película de Indiana Jones. Cuando se descubre el pastel, solo Georges, un alumno recién llegado y enfermo de poliomelitis, defiende a Christie. Se inicia así una relación entre los dos chicos que hará que Christie se replantee su escala de valores. 

La trama es muy liviana y se centra en el día a día de la protagonista, en sus sentimientos y en su forma de ver y relacionarse con el mundo. No es un libro, por lo tanto, apto para cualquier lector, sino solo para aquellos con la sensibilidad adecuada para apreciar este tipo de historias y que, además, hayan alcanzado la madurez emocional suficiente.

72. En busca del arca perdida

En busca del arca perdida (Raiders of the Lost ark), Campbell Black, Planeta, 1981, 184 páginas. 

Y hablando de Indiana Jones... Te traigo otra dosis de novelización, esa costumbre tan propia de los setenta y ochenta que hoy casi se ha perdido. En este caso se trata de la adaptación de la primera aventura del arqueólogo más famoso de todos los tiempos, ya sabes, esa en la que Indy trata de encontrar el Arca de la Alianza y por el camino se encuentra a arqueólogos franceses sin escrúpulos, nazis mamporreros, matones a sueldo y misterios milenarios. 

Se trata de una novelización muy fiel al original cinematográfico, breve y sin estridencias, realizada con oficio. Las escenas de acción están bastante logradas, lo que no es fácil, y se profundiza algo más en la psicología de los personajes. En particular, es interesante en esta primera entrega la nebulosa moralidad del personaje protagonista (un matiz que se perdió en las siguientes entregas de la saga), que se parece más de lo que a él le gustaría al malvado Belloq. 

73. Cuatrilogía de los trípodes

Las montañas blancas (The White Mountains), La ciudad de oro y plomo (The City of Gold and Lead), El estanque de fuego (The Pool of Fire) y Cuando llegaron los trípodes (When the Tripods Came), John Christopher, Alfaguara, 1985-1988. 

Obra cumbre del subgénero post-apocalíptico en versión juvenil, la cuatrilogía de los trípodes fue escrita por el británico John Christopher entre las décadas de los 60 y de los 80 (en castellano se publicó a partir de 1985), y se ambienta en un futuro no muy remoto donde la humanidad ha retrocedido hasta la Edad Media (aunque siguen existiendo algunos artilugios modernos, al estilo steampunk) debido a que una raza alienígena ha invadido la Tierra y ha encontrado el modo de suprimir la curiosidad y la creatividad innatas de los seres humanos. 

Sin embargo, esa supresión no funciona en algunas personas, que constituyen el germen de la resistencia contra los trípodes. La trilogía original sigue las andanzas de un grupo de jóvenes que forman parte de estos hombres libres: el exilio, la huida, la búsqueda de la resistencia, el regreso a la civilización para tratar de acabar con el control mental de los invasores... El cuarto volumen, en cambio, es una precuela que explica como y por qué los alienígenas llegaron la Tierra. 

Con esa premisa, no te extrañará que te diga que no es una saga apta para cualquiera. El tono general es algo incómodo (como casi toda la literatura postapocalíptica) y el final es agridulce, mucho más de lo que suele ser habitual en los libros juveniles. 

74. Las fuentes del paraíso

Las fuentes del paraiso (The Fountains of Paradise), Arthur C. Clarke, Ultramar, 1981, 301 páginas.

¿A partir de qué edad puede un jovenzuelo/a empezar a leer a los grandes de la ciencia-ficción clásica? En mi opinión, autores como Asimov o Arthur C. Clarke pueden leerse desde muy pronto, porque hicieron bandera de la escritura clara y comprensible. La de Clarke es literatura de ideas, donde prima más el fondo que la forma, y donde el autor se esfuerza por hacer llegar su mensaje de manera inequívoca más que por demostrar sus dotes como escritor (algo que, dicho sea de paso, es endiabladamente difícil de conseguir). 

El británico Arthur C. Clarke tuvo una interesantísima carrera a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, y seguía en activo en la década de los 80, dando luz a obras tan sobresalientes como "Las fuentes del paraiso" (1979 en su edición original). En ella narra los esfuerzos de un ingeniero visionario y algo megalómano por construir el primer ascensor espacial de la historia, capaz de transportar grandes cargas desde la superficie de la tierra hasta estaciones espaciales en órbita y viceversa. La construcción se verá entorpecida por un grupo religioso que defiende sus creencias por encima de cualquier evidencia. Todo ello es una excusa, desde luego, para hablar de las bondades de la ciencia y la tecnología como motor del progreso humano, sin dejar de lado el impulso profundamente humanista habitual de la obra de Clarke. 

En definitiva, una de las grandes obras de Arthur C. Clarke, amena, instructiva, reflexiva y, al mismo tiempo, tremendamente adictiva. Apta para jóvenes con cierta madurez intelectual e inquietud por los avances científicos. 

75. Cánticos de la lejana Tierra

Cánticos de la lejana Tierra (Songs of Distant Earth), Arthur C. Clarke, Plaza & Janés, 1987, 224 páginas. 

Te traigo otro libro ochentero del gran Arthur C. Clarke. Si Las fuentes del paraíso está generalmente considerado como una de sus mejores obras, a Cánticos de la lejana Tierra le ocurre lo contrario, quizá porque, solo por esta vez, Clarke se centró en los personajes y en sus conflictos más que en la peripecia de ciencia especulativa, lo que descolocó un poco a sus seguidores. En mi opinión, lo hizo estupendamente bien, demostrando que era un escritor extraordinario.

Thalassa es una colonia humana en el espacio, una de las primeras que se fundó cuando los viajes interestelares lo permitieron. La pequeña comunidad que vive en aquel planeta ha sido capaz de crear una sociedad casi utópica. Entonces aparece la Magallanes, una enorme nave enviada a toda prisa desde la Tierra en vísperas de su destrucción prematura, que llega a Thalassa tras siglos de travesía. A bordo no solo viaja un millón de terrícolas criogenizados (muchos más que los habitantes de Thalassa), sino que traen consigo todos los males de la vieja Tierra: el misticismo, la superstición, los conflictos religiosos, la envidia y el deseo de poder...

Como ves, una interesantísima premisa sobre dos formas diferentes de estar en el mundo. Como contrapartida, hay que señalar que esta novela es de desarrollo más lento que otras de su autor, con un hilo argumental tan tenue que a veces parece inexistente, lo que puede espantar a los jóvenes lectores más impacientes. 

76. Congo

Congo (Congo), Michael Crichton, Plaza & Janés, 1980, 312 páginas.

El estadounidense Michael Crichton fue el fundador del tecno-thriller de temática científica, subgénero en el que se especializó desde La amenaza de Andrómeda (1969). Antes de radicalizarse en sus posturas escépticas (esto no es una crítica, solo una constatación) y de ganarse una legión de enemigos por sus críticas a los nuevos movimientos ecologistas, se había labrado una sólida reputación como creador de historias verosímiles a partir de elementos inverosímiles. 

A ese periodo de gloria pertenece Congo, una aventura con ecos de Kipling y de Rider Haggard que enfrenta a un grupo de científicos y aventureros, con diversas motivaciones, con la naturaleza salvaje de las selvas africanas y una nueva especie nunca estudiada de gorila superinteligente. Míticas ciudades perdidas, travesías mortalmente peligrosas, ambición, colonialismo, ciencia teórica contra ciencia aplicada, reflexiones sobre moralidad y sobre el avance tecnológico... Todo eso cabe en una de las mejores, y más adictivas, obras de Crichton. 

77. Esfera

Esfera (Sphere), Michael Crichton, Plaza & Janés, 1987, 365 páginas. 

Una misteriosa esfera aparece en el fondo del océano. Como ningún gobierno parece saber cómo ha llegado ahí ni de qué material está hecha, concluyen que, por increíble que suene, su origen debe ser extraterrestre. Un equipo de científicos acude al lugar para estudiar el fenómeno y tratar de desentrañar sus misterios. Poco a poco, la esfera empieza a jugar con las mentes de los científicos, que reviven de forma muy vívida sus peores pesadillas. Por si eso fuera poco, un ciclón obliga al equipo a aislarse del resto del mundo durante cinco días bajo el agua.

A medio camino entre la ficción científica, el thriller tecnológico y el terror psicológico, Michael Crichton se descolgó a mediados de los 80 con esta absorbente y enfermiza historia claustrofóbica acerca del poder de la imaginación y cómo es ella la que nos hace humanos y, al mismo tiempo, monstruos. Los thrillers de Michael Crichton son excusas (soberbiamente construidas y endiabladamente adictivas) para plantear reflexiones de índole filosófica. Por lo tanto, y como en casi toda la obra de este autor, estamos ante una novela más compleja de lo habitual entre el público juvenil, adecuada para jóvenes maduros que busquen en la ciencia-ficción algo más que un simple divertimento. 

78. Parque jurásico

Parque jurásico (Jurassic Park), Michael Crichton, Plaza & Janés, 1990, 471 páginas. 

Y llegamos a Parque jurásico, la novela que catapultó a Crichton al Olimpo de los superventas incluso antes de que Spielberg rodase la adaptación cinematográfica. La historia, supongo, la conoces: un millonario consigue desarrollar la tecnología necesaria para clonar dinosaurios a partir de muestras de ADN extraídas de mosquitos prehistóricos, y no se le ocurre otra cosa que montar un parque temático con ellos en una remota isla del Pacífico. Las cosas, claro, se desmadran enseguida.

El libro no solo es más denso que la película en cuanto a información de tipo científico, sino también mucho más oscuro, con un John Hammond maquiavélico compartiendo villanía con el informático traidor. Palentología, ingeniería genética, espionaje industrial y teoría del caos se dan la mano en este thriller lleno de aventuras y escenas vibrantes que, en el fondo, es una denuncia de lo peor del capitalismo salvaje y una defensa de la naturaleza en su forma más descarnada. En resumen: otro inolvidable libro de Crichton destinado a jóvenes (y adultos) que buscan un thriller de aventuras con un fuerte componente científico y reflexivo. 

79. V

V, Ann C. Crispin, Plaza & Janes, 1984, 416 páginas. 

V no es solo una mítica serie de televisión de los años 80, sino también una adaptación novelística bastante desconocida en nuestro país que, curiosamente, ha soportado mejor el paso del tiempo que su original para la pequeña pantalla. Al otro lado de la máquina de escribir estaba Ann C. Crispin, una auténtica especialista en la materia, pues había novelizado ya un buen puñado de éxitos audiovisuales casi siempre relacionados con la ciencia-ficción, desde Star Trek" hasta Alien pasando, por supuesto, por Star Wars.

Supongo que recuerdas el argumento, ¿no? Por si acaso estabas fuera del planeta cuando la serie se emitió, te lo resumo en un par de frases: unas gigantescas naves espaciales aparecen sobre el cielo de varias ciudades por todo el mundo. Los visitantes del espacio tienen aspecto humano y parecen amistosos, pero pronto se descubrirá su verdadera naturaleza reptiliana y sus aviesas intenciones: dominar el planeta y esclavizar a la especie humana, por supuesto. Un grupo de héroes, como suele suceder en estos casos, fundará la resistencia contra los alienígenas. 

80. Puente a las estrellas

Puente a las estrellas (Starbridge), Ann C. Crispin, Plaza & Janés, 1990, 309 páginas. 

El éxito impresionante de la teleserie V (cuya magnitud resulta imposible de explicar a los jóvenes de hoy en día, que no conciben un mundo sin Netflix) hizo que Plaza & Janés se animase a traducir al castellano esta otra obra de Ann C. Crispin. No se trata de la novelización de ninguna película, sino de la primera novela de una saga por completo original. 

La acción de Puente a las estrellas se sitúa en el siglo XXIII, cuando la humanidad ya ha fundado sus primeras colonias en otros planetas. La joven Mahree Burroughs y el doctor Robert Gable son dos de los viajeros de un crucero rumbo a la Tierra que, en mitad del camino, traba contacto con la primera civilización extraterrestre conocida, los simius. Un malentendido hace que este primer contacto acabe en desastre y esté a punto de desencadenar una guerra, pero, entre tanto, Mahree se ha hecho amiga de Dhurrrkk', que con ese nombre no podía ser otra cosa que un simiu. Los dos se convertirán en la única esperanza para frenar el desastre. 

Se trata de un libro con el foco puesto en el público juvenil amante de las aventuras espaciales (es más space opera que ciencia-ficción), que también gustará a los adultos amantes del género, escrito con agilidad por una de las profesionales más solventes de las últimas décadas. En inglés se publicaron otros seis volúmenes de la serie. No tengo noticia de que ninguno de ellos se haya traducido al castellano. 

81. Mecanoscrito del segundo origen

Mecanoscrito del segundo origen (Mecanoscrit del segon origen), Manuel de Pedrolo, Orbis, 1985, 180 páginas. 

Este es uno de esos libros que el tiempo ha elevado a la categoría de mito. Narra la historia de Alba y Didac, dos niños supervivientes a un cataclismo provocado por extraterrestres que ha terminado con la civilización humana. No se trata, sin embargo, de una historia de alienígenas, sino que pertenece al género postapocalíptico. Los dos jóvenes, símbolos de la inocencia, lucharán por la supervivencia mientras maduran y descubren los vestigios del mundo que les rodea, convirtiéndolo en su particular paraíso terrenal. Con el tiempo, se convierten en los Adán y Eva de este "segundo origen".

"Mecanoscrito..." se publicó en catalán en 1974. De Pedrolo siempre tuvo problemas con la censura franquista, y eso hizo que su traducción al castellano se retrasara hasta los años 80. Siempre se la ha considerado juvenil porque sus personajes comienzan teniendo 14 y 9 años, respectivamente, y por su reducida extensión, aunque contiene ciertas escenas violentas y coquetea con temas tabú como el sexo entre menores o el incesto (por otro lado, inevitable en un mundo poblado solo por una pareja). Todo ello puede hacer aconsejable retrasar su lectura hasta la adolescencia pero, como siempre, se trata de tu decisión.

82. Contrato con Dios

Contrato con Dios (A contract with God), Will Eisner, Toutain, 1979, 191 páginas. 

En 1978, el veterano Will Eisner (nacido en 1917) redefinió el lenguaje del cómic y creó la novela gráfica de una tacada. Bueno, la discusión sobre quién fue el creador (o incluso sobre qué es) la novela gráfica no ha terminado todavía ni creo que vaya a hacerlo nunca. El caso es que los 80 fueron una época de efervescencia en el mundo del cómic. Aparecieron un montón de obras interesantísimas que exprimían las posibilidades expresivas del medio hasta lugares nunca vistos con anterioridad y por medio de temáticas más adultas y profundas.

La mayoría de esos creadores eran jovenzuelos imberbes, como los guionistas Alan Moore o Neil Gaiman o los ilustradores Dave Gibbons o P. Craig Russell. Pero el primero de todos fue un septuagenario que decidió ponerlo todo patas arriba. 

"Contrato con Dios" no puede estar más alejado de los cómics de superhéroes que habían arrastrado a la industria a una crisis morrocotuda durante los años 70. Eisner narra la vida cotidiana de un puñado de personajes en un viejo edificio del Bronx neoyorquino durante los años 30, en un ejercicio de costumbrismo gris casi autobiográfico. Y lo hace pasándose por el forro gran parte de las convenciones del lenguaje del cómic que llevaban vigentes durante décadas (y que él mismo contribuyó a forjar) jugando con los elementos del lenguaje como un niño con los envoltorios de sus regalos de reyes. 

"Contrato con Dios" conoció dos continuaciones durante los años 80, "Ansia de vivir" y "La avenida Dropsie". Recientemente se ha publicado en castellano un volumen recopilatorio con las tres historias que no puede faltar en la biblioteca de cualquier aficionado al cómic y a la literatura en general. 

83. El prisionero de las estrellas

El prisionero de las estrellas, Alfonso Font, Norma, 1983-1987. 

Elegimos a Alfonso Font como representante del boom del cómic más adulto en la España de los 80, como podíamos haber elegido a Manfred Sommer, a Antonio Segura, a Carlos Giménez o a Josep María Beà, por citar solo a unos cuantos. Aquella fue una época de efervescencia social y cultural, también en el ámbito del cómic, pero yo siento una especial predilección hacia este autor catalán.

El prisionero de las estrellas narra las peripecias de un hombre sin nombre y sin memoria que escapa de una prisión en un planeta Tierra devastado. Mientras sobrevive como puede en el desierto poblado por gentes hostiles, es perseguido por la implacable policía del gobierno. Por suerte, tropieza con una joven rebelde que lucha, junto con un grupo armado, para derrocar al tirano de turno. La historia, como se ve, no es en sí misma nada original y resulta muy sencilla. Lo que la hace especial es el peculiar ritmo que le imprime el autor, su precisión con los diálogos y, por supuesto, su preciosismo gráfico apabullante, donde parece que no sobra ni falta nada y que cada mancha de tinta y cada trazo de plumilla están en el lugar preciso. 

El prisionero... conoció una secuela titulada El paraíso flotante, que ahonda en la amnesia del protagonista y desvela muchos secretos. Dos muestras excelentes del mejor cómic adulto español para jóvenes con inquietudes artísticas y gusto por la ciencia-ficción post-apocalíptica. Y, si te parece demasiado fuerte, el mismo autor (con guiones de Roger Lécureux) publicó unos años antes Los robinsones de la Tierra, con una temática más suave y dirigida a un público más joven. 

84. La guerra de las galaxias

La guerra de las galaxias (Star Wars), Alan Dean Foster, Argos-Vergara, 1977, 270 páginas. 

La novelización de la mítica película de 1977 fue obra de Alan Dean Foster, aunque en las ediciones de los años 80 figuró el mismísimo George Lucas como autor. En realidad, Dean Foster novelizó el guión original, no la película, por lo que es posible encontrar curiosas diferencias entre la película y el libro. 

Al margen de eso, el Star Wars de Dean Foster es una adaptación muy digna, que desarrolla con mayor amplitud que la película muchos aspectos de los personajes y permite entender mejor muchas escenas. Recuerdo con especial admiración el relato, muy bien narrado, que hace Dean Foster del ataque a la Estrella de la Muerte.

En España, la novela se publicó en 1976 (meses antes del estreno de la película) por Argos Vergara, aunque la edición más exitosa fue la de Planeta en los años 80. En 1994, Martínez Roca lanzó la última edición en español de la que tenemos constancia. Existen además novelizaciones del resto de películas de la saga así como libros que narran aventuras que no aparecen en las películas y que se enmarcan en el universo expandido de Star Wars. Todas ellas, junto con los cómics, son recomendables para los friquis de la franquicia a partir de los doce o trece años.

85. Rebeldes

Rebeldes (The Outsiders), Susan E. Hinton, Alfaguara, 1984, 192 páginas. 

Esta es una de esas novelas que ha trascendido su propia importancia para convertirse en un mito. Escrita por una Susan Hinton en 1967 cuando contaba apenas dieciséis años, fue prohibida en su momento en muchas escuelas y bibliotecas (en castellano no se publicó hasta los ochenta) por atreverse a mostrar a jóvenes de familias disfuncionales que consumían habitualmente alcohol y tabaco y se enredaban en violentas rencillas pandilleras.

Ponyboy es un chico huérfano que vive en un barrio conflictivo. Solo confía en sus dos hermanos y en su banda, los greases. Son como su familia. Supongo que os hacéis cargo. Una noche, Ponyboy y su amigo Johnny tienen un serio conflicto con unos socs, una banda enemiga, y uno de los rivales acaba muerto de un navajazo. A partir de ahí, Ponyboy y Johnny deben ocultarse de los socs y de la policía. 

Rebeldes fue la primera novela del subgénero de pandilleros urbanos y, en muchos sentidos, todas las novelas posteriores ya estaban aquí. A la mitología propia de la novela hay que sumarle la de la película que dirigió Francis Ford Coppola en 1983 basada en ella, un auténtico film generacional. Se trata, pues, de un hito en la historia de la novela popular contemporánea que, sin embargo, no es apto para todos los paladares por la crudeza de su lenguaje y de algunas situaciones. 

86. El castillo ambulante

El castillo ambulante (Howl's Moving Castle), Diana Wynne Jones, SM/Berenice, 2003, 347 páginas. 

El castillo ambulante narra la historia de una joven acomplejada convertida en anciana por culpa de una bruja malvada que debe buscar la ayuda de un mago (que, en principio, también parece malvado, puesto que se rumorea que se alimenta de los corazones de las doncellas) para deshacer el hechizo. 

Hasta aquí, podría parecer una típica historia fantástica apropiada para el público infantil. Lo que distingue El castillo ambulante de otras obras similares es lo impredecible de la trama, a ratos completamente absurda, y la complejidad de los personajes: Sophie, la protagonista, que al envejecer debe adoptar un nuevo rol matriarcal, o el engimático mago Howl, que parece adulto pero se comporta como un niño consentido. En la relación entre tan peculiares personajes reside el encanto de esta novela atemporal. 

El castillo ambulante, publicado en castellano inicialmente como El castillo viajero, tienen dos continuaciones (El castillo en el aire y La casa de los mil pasillos). Existe, además, una conocida adaptación cinematográfica dirigida por Hayao Miyazaki (sí, sí, el auténtico Miyazaki, el de El viaje de Chihiro) con bastantes diferencias con respecto a la novela, pero igualmente hipnótica. 

87. La larga marcha

La larga marcha (The long walk), Stephen King, Martínez Roca, 1986, 288 páginas.

En algún momento de los años 80, los Estados Unidos se han convertido en una dictadura militar al mando de un siniestro Comandante cuyo nombre nunca conoceremos. Todos los años se celebra una competición brutal denominada la larga marcha, en la que 100 jóvenes tienen que caminar desde la frontera de los Estados Unidos con Canadá a lo largo de la costa este de Estados Unidos a una velocidad sostenida de más de 6,5 kilómetros por hora. De día y de noche. Sin detenerse. Si bajan de esa velocidad, reciben un aviso. A los treinta segundos, reciben otro. El tercer aviso es el último. Después los fusilan. El vencedor es el último marchador que queda con vida. El premio, cualquier cosa que pueda desear. Tan simple como la vida misma. 

La larga marcha funciona estupendamente como un relato de horror psicológico y claustrofóbico (a pesar de desarrollarse todo el tiempo al aire libre) y, a un segundo nivel, como una metáfora brutal de la vida competitiva en las modernas sociedades postindustriales. Por lo tanto, gustará a los jóvenes más maduros que ya estén preparados para subir un escalón en el nivel de complejidad de sus lecturas. Leído en el momento preciso, La larga marcha puede ser uno de esos libros que marcan para siempre a un lector.

Sus páginas contienen escenas de violencia muy explícita (aunque nunca gratuita) y múltiples referencias de tipo sexual entre adolescentes. Es decir, NO es un libro apropiado para lectores inmaduros o demasiado sensibles. En los demás, dejará una huella sobrecogedora y probablemente imborrable.

88. Los ojos del dragón

Los ojos del dragón (The Eyes of the Dragon), Stephen King, Plaza & Janés/Emecé, 1987, 320 páginas. 

¿Es posible que Stephen King escriba un cuento de hadas apto para niños? Sí y no. Me explico. En Los ojos del dragón encontraremos muchos de los elementos clásicos de los cuentos (una reina querida por su pueblo, dos hermanos muy distintos, uno perfecto y el otro imperfecto, un villano que representa el mal absoluto, magia, dragones, hazañas heroicas...), pero también encontraremos reyes que se comen los mocos a escondidas, escenas sangrientas y escandalosas alusiones a la vida sexual de la nobleza. Todo mucho más leve de lo que es costumbre en King, desde luego, pero debes tenerlo en cuenta. 

Por lo demás, y a pesar de su autoconsciente tono (casi) infantilizado, Los ojos del dragón es puro King: narración hipnótica, personajes sólidos, lenguaje preciso y elaborado a la vez, con metáforas tan abrumadoras que necesitarás paladearlas durante un rato y una trama que avanza como una flecha incendiaria perforando un tanque de gasolina. Una rareza, por su tono, en la bibliografía de King, pero que puede suponer un primer contacto con él para muchos jóvenes lectores a partir de doce o trece años (en lectura individual) o un poco antes antes (en lectura compartida).

¿Que de qué va "Los ojos del dragón"? Casi olvido mencionarlo. El rey Roland de Delain está viejo. Lo sucederá en el trono su primogénito, Peter, que es un príncipe con todas las cualidades que debe tener un príncipe. Pero el maléfico Flagg, consejero del rey, tiene otros planes. Ya se encargó de eliminar a la reina Sasha, tan perspicaz que empezó a representar un problema, y ahora no le temblará el pulso para librarse de Peter y poner en su lugar a su hermano Thomas, tan mediocre y manipulable como su anciano padre. Sin embargo, debe tener cuidado, pues el pueblo adora a Peter y bajo ninguna circunstancia debe sospechar la verdad. 

89. Ciclo de Pendragon

Taliesin / Merlin / Arturo / Pendragon / Grial (Taliesin / Merlin / Arturo / Pendragon / Grail), Stephen R. Lawhead, Timun Mas, 1987-1997. 

El ciclo de Pendragon es una fascinante novelización de las leyendas artúricas. Está formado por cinco novelas (existe una sexta, Avalon, que solo está conectada tangencialmente con el resto). Se trata de ficción histórica de primer orden, donde el autor ha hecho un gran trabajo de investigación para dotar a sus obras de toda la fidelidad posible tanto a los hechos y personajes históricos como a los mitos y leyendas conocidos en torno al rey Arturo.

El primer libro, "Taliesin", narra la historia de la princesa Charis, huida ni más ni menos que la mítica Atlántida, y de cómo llega hasta una tierra ignota y brumosa en la época del ocaso del Imperio Romano donde conoce a Taliesin, príncipe de una de las tribus celtas. Ambos acabarán viviendo un problemático romance cuyo fruto será un niño llamado Merlin. 

Con una prosa que recuerda el estilo de Tolkien, Lawhead nos conduce, paso a paso, hacia el corazón de la leyenda, con una minuciosidad y una profundización en los detalles y los personajes que harán las delicias de muchos pero que sobrecargarán a otros (cada libro consta de más de 600 páginas). Una saga adecuada para jóvenes devoradores de libros que estén ávidos de aventuras míticas adaptadas para el lector moderno por una pluma con ánimo de parecer antigua. 

90. Ciclo de Terramar

Ciclo de Terramar (The Earthsea Cycle), Ursula K. Le Guin, 1972-2001. 

El nombre de Ciclo de Terramar se refiere a una colección de novelas y relatos ambientados en el mundo ficticio de Terramar que Ursula K. Le Guin escribió entre 1972 y 2001. Incluye Un mago de Terramar, Las tumbas de Atuan, La costa más lejana y algunos otros.

El ciclo de Terramar es una de las grandes obras de una autora tan irrepetible como inclasificable. Aunque a veces se describe como fantasía adulta, no juvenil (curiosamente, Le Guin escribió muchas novelas juveniles pero, en el momento de redactar esto, ninguna ha sido traducida al castellano), pueden disfrutarlo perfectamente los jóvenes más maduros que sean amantes del género. Se trata de una colección de narraciones interrelacionadas que se desarrollan en un mundo ficticio formado por un archipiélago de islas ancladas en un pasado que se asemeja a la Edad del Hierro de nuestra prehistoria. 

En ellas, seguiremos los primeros pasos de Gavilan, futuro archimago, sus dudas, sus temores, su maduración, y cómo el mal crece al mismo tiempo que su poder (o gracias a él) hasta casi destruirlo. Asistiremos a la liberación de Tenar, nombrada alta saterdotisa cuando aún era una niña. O al misterio que está haciendo enfermar a hombres y animales por todo Terramar. Compartiremos, por fin, con Gavilan y Tenar su maduración, su cambio y su decadencia en los últimos, y más maduros, libros del ciclo. 

El ciclo de Terramar es literatura fantástica de primera calidad, sí, pero también es mucho más que eso. Le Guin era una autora compleja, con múltiples niveles de lectura (lo que la hace también fascinante para el lector adulto). En Terramar nos habla de la capacidad corruptora del poder, de la maduración, el cambio y la vejez, de la tensión interna entre lo que es y lo que debería ser, de la libertad, del poder evocador y a la vez limitante de las tradiciones y la cultura, de la lucha de sexos, de la liberación de la mujer (recuerda que las primeras novelas están escritas a finales de los sesenta)... En definitiva, se trata de una saga compleja, variada y rica en matices: imprescindible para cualquier amante de la literatura en general. Eso sí, requiere bastante madurez por parte lector: no la recomendaría antes de los catorce o quince años. 

91. Los viajes de Tuf

Los viajes de Tuf (Tuf Voyaging), George R. R. Martin, Ediciones B, 1988, 400 páginas. 

Pues sí, existió un George R. R. Martin anterior a Canción de hielo y fuego, aunque parezca mentira. Y ese tipo escribió un buen puñado de relatos excelente y novelas no menos notables. Una de ellas es Los viajes de Tuf, un libro espisódico donde narra las aventuras de Haviland Tuf, antihéroe orondo, calvo y comilón, amante de los gatos, frío y racional, brutalmente honesto (recuerda un poco al Ignatius Reilly de La conjura de los necios) que, por una casualidad del destino, acaba a los mandos de una vieja nave del extinto Cuerpo de Ingeniería Ecológica y, casi sin pretenderlo, acaba recorriendo la galaxia desfaciendo entuertos, como un improbable (e inadecuado) don Quijote espacial. 

Se trata de una novela inclasificable, extraña e hipnótica: solo un genio como el de Martin podía haberla escrito. Contiene episodios de diversa factura: los hay más aventureros, más reflexivos, más divertidos, más oscuros. Pero todos están unidos por la personalidad arrolladora de su protagonista (claro trasunto del autor) y por cierta oscuridad existencial, porque de lo que Martin habla en realidad es de la deriva mortal que ha tomado nuestra especie desde la segunda mitad del siglo XX: la deshumanización, las armas de destrucción masiva, la sobreexplotación de los recursos naturales... 

Es decir, ciencia ficción de la buena. De la muy buena. De la imprescindible. Además, puede leerse en pequeñas dosis (cada cuento es relativamente independiente) y representa una adecuada puerta de entrada a la obra de uno de los autores más famosos de la actualidad. 

92. Sin noticias de Gurb

Sin noticas de Gurb, Eduardo Mendoza, Seix Barral, 1991, 144 páginas. 

Publicada por entregas en el diario El País durante 1990, y posteriormente recogido en forma de libro por Seix Barral, estamos ante un retrato demoledor y divertidísimo de la España a pie de calle de finales de los 80. Sin noticias de Gurb relata, con humor, ironía y mucha mala uva, y en forma de diario ficticio, las desventuras de un alienígena que baja al planeta Tierra (concretamente, a la Barcelona anterior a los Juegos Olímpicos de 1992) para localizar a Gurb, un paisano desaparecido tras adoptar la forma de la popular cantante Marta Sánchez. 

Estos alienígenas tienen la peculiaridad de poder transformar su aspecto físico en el de cualquier persona de su elección, pero lo desconocen todo acerca de la cultura y costumbres humanas, por lo que caen en continuos y divertidos equívocos. El primer disfraz que adopta el protagonista, por ejemplo, es el de el conde-duque de Olivares, creyendo que haciéndose pasar por alguien influyente conseguirá antes su propósito. Es la excusa perfecta, por supuesto, para que el autor haga una crítica socarrona de la sociedad de la época. 

Eduardo Mendoza es uno de los escritores españoles más populares de finales del siglo XX y principios del XXI, y desde el principio de su carrera alterna con éxito novelas más serias con otras de corte más ligero, sin abandonar por ello la calidad literaria ni el estilo preciso que lo caracteriza. Sin noticias de Gurb os mantendrá a tus hijos/as preadolescentes y a ti con una sonrisa permanente en la boca, aunque tendrás que estar a mano para explicarles un par de cosas sobre los usos y costumbres del siglo XX, que para ellos es similar al pleistoceno. 

93. Corto Maltés

Corto Maltés (Corto Maltese), Hugo Pratt, Nueva Frontera/Norma, 1977-1992. 

El gran aventurero del cómic vio la luz a finales de los sesenta en la mítica La balada del mar salado, donde Hugo Pratt, en su vertiente de autor total (ilustrador y guionista), ya sentó todas las bases que permanecerían constantes a lo largo de la saga: el claroscuro y el trazo grueso en el dibujo, la mezcla entre ficción y realidad histórica en las tramas, la denuncia continua de la opresión y la toma de partido por el más débil. Y, sobre todo, el goce de la auténtica aventura, esa que huele a salitre y mira con los ojos entrecerrados al horizonte.

Desde entonces, Corto Maltés, con su eterno cigarrillo en los labios y su gorra de marinero, se ha paseado por medio mundo (del Caribe a Japón, de Afganistán a Perú) en una docena de álbumes largos y varias historias cortas. Su sombra es tan alargada que todavía influye en los autores más jóvenes (¿has oído hablar de la isla Corto Maltés del universo DC?). Recientemente, el guionista Juan Díaz Canales y el dibujante Rubén Pellejero han retomado el personaje y publicado nuevas aventuras siguiendo el estilo del maestro. 

Corto Maltés es un cómic apto para todos los públicos amantes del noveno arte, con la única condición de que les gusten las aventuras poco convencionales y no tengan miedo de adentrarse en territorios inexplorados. 

94. Contacto

Contacto (Contact), Carl Sagan, Planeta, 1985, 395 páginas. 

No soy muy mitómano, pero con Carl Sagan estoy dispuesto a hacer una excepción. Lo que hizo este señor por la divulgación de la ciencia y del conocimiento humano en general frente a la superstición y la ignorancia fue un ejemplo perfecto de lucha quijotesca. Cuando leías o escuchabas a Sagan, llegabas a pensar que esta vez sí que podíamos vencer a los molinos de viento. 

Carl Sagan escribió muchos libros divulgativos a lo largo de su vida (todos ellos altamente recomendables) y solo una novela, Contacto, publicada en 1985. La posterior, y algo traidora, adaptación al cine dirigida por Robert Zemeckis fue la que puso de moda referirse al libro con su título original, Contact, sin la “o” al final. 

Contact suele considerarse un libro para adultos, pero no estoy de acuerdo. Cualquier niño/a al que le atraiga la ciencia, la astronomía o, simplemente, las buenas historias, puede disfrutarlo, aunque si es muy joven quizá necesite tu ayuda para ello. La novela narra la historia del primer contacto con una civilización extraterrestre desde el punto de vista de Ellie Arroway, una astrónoma del proyecto SETI. Como no podía ser de otra manera, todo en la novela es científicamente posible, dentro de los márgenes del conocimiento científico de la época. Pero eso no obstaculiza su capacidad de asombrar. Al contrario. Como Sagan siempre decía, el cosmos está lleno de maravillas que van más allá de la capacidad de nuestra imaginación. 

Además, Contact tiene mucho de estudio sociológico sobre lo que ocurriría en el mundo actual si nos enfrentáramos, como especie, ante un desafío de esta naturaleza. Y el personaje de Ellie Arroway, esa científica arrojada e independiente que vive en un mundo dominado por hombres manipuladores, es difícil de olvidar. Contact es una novela irrepetible en el sentido literal del término, porque el bueno de Sagan no nos dejó ninguna otra. 

95. El juego de Ender

El juego de Ender (Ender's game), Orson Scott Card, Ediciones B, 1990, 427 páginas. 

Scott Card es uno de los grandes nombres de la ciencia-ficción contemporánea y El juego de Ender (publicada en 1985 y revisada en varias ocasiones por su autor) es su novela más conocida, y el germen de una saga que ya va por seis títulos.

En un futuro no muy remoto, la Tierra ha sido atacada por los insectores, una raza de alienígenas que quiere colonizar el planeta. Habiendo repelido en el último instante la invasión, la humanidad espera con temor un segundo y mortífero intento de conquista. La Flota Internacional establece una base de entrenamiento en el espacio a donde llevan a los niños superdotados para entrenarlos desde los seis años como futuros líderes militares para la guerra que se avecina. 

Ender es uno de esos niños, y muy pronto demuestra una habilidad fuera de lo normal en todas las pruebas, erigiéndose en líder nato de la resistencia contra los insectores. Es especialmente bueno en un juego aparentemente inocuo con el que los instructores comprueban el desarrollo mental y las habilidades de los cadetes. A lo largo de la novela descubriremos que la realidad es muy distinta. 

Estamos ante una obra de ciencia-ficción incómoda, sucia, con personajes desagradables, que nos lanza a la cara una realidad más desagradable aún, que habla a gritos del ansia de poder, del militarismo, del origen y las consecuencias de la violencia. Una novela endiabladamente bien construida por uno de los mejores escritores del género, solo apta para jóvenes maduros, a partir de trece o catorce años, que quieran pensar además de entretenerse. Existe una interesante adaptación cinematográfica del año 2013, pero se dejó en el tintero las partes más apasionantes (y difíciles de adaptar) de la novela.

96. El joven Lennon

El joven Lennon, Jordi Sierra i Fabra, SM, 1988, 174 páginas. 

Jordi Sierra i Fabra es una institución en la literatura infantil y juvenil en castellano. Autor precoz y extraordinariamente prolífico (ha publicado, de momento, unas 500 obras de diferente tipo. No, no es un error tipográfico: he escrito 500, con dos ceros), también es un estudioso de la música pop y ha colaborado y dirigido numerosas revistas musicales. 

En "El joven Lennon" aunó ambas pasiones al narrar de forma novelada la vida de John Lennon a partir de los 15 años: sus vicisitudes en la escuela secundaria, cómo aprendió a tocar la guitarra de oído, cómo consiguió hacerse con los últimos éxitos del rock and roll gracias a su amistad con un marinero norteamericano que recalaba a menudo en Liverpool, su complicada vida familiar, su primera banda, su amistad con Paul MacCartney... 

Sierra i Fabra construye su relato con el oficio que le caracteriza, con una prosa precisa y certera, y sin poder ocultar su devoción por la figura que retrata. Se trata, en el fondo, de una novela sobre el tránsito a la madurez y sobre la persecución de los sueños, aunque también incluye mucha información histórica y biográfica basada en fuentes reales. Una obra juvenil perfecta para presentar a Sierra i Fabra a nuestros hijos preadolescentes y, al mismo tiempo, para darles a conocer a una de las figuras más emblemáticas de la música popular del siglo XX.

97. El ciclo de las tierras

En un lugar llamado Tierra / Regreso a un lugar llamado Tierra / Testamento de un lugar llamado Tierra, Jordi Sierra i Fabra, SM, 1983-1985. 

Es difícil elegir unos pocos representantes significativos de entre la vastísima producción de Jordi Sierra i Fabra, y se me quedan en el tintero géneros enteros en los que el autor catalán se ha prodigado con gran éxito: el romántico, el histórico, el infantil, incluso la poesía. Pero siento debilidad por este ciclo de las tierras que se inició en 1983. 

En un lugar llamado Tierra es una novela emocionante, divertida y muy inteligente ambientada en un futuro hipertecnológico donde los humanos y las máquinas inteligentes han llegado a un pacto de igualdad ante la ley aunque, en la práctica, eso significa el sometimiento de los humanos, que son cuidados y vigilados por las máquinas como si fueran niños pequeños. La trama se centra en la investigación de la muerte (desconexión) de un androide. Un humano es el principal sospechoso, pero existe la sospecha de que puede tratarse del primer caso conocido de suicidio de una máquina, algo inconcebible según la fría lógica de las inteligencias artificiales.

El éxito de la propuesta hizo que Sierra i Fabra se animara a escribir una continuación, ambientada doscientos años más tarde, cuando los humanos se han rebelado contra las máquinas a raíz del incidente del libro anterior, y un tercer volumen, en el que, años más tarde, las máquinas, que se han quedado solas en el planeta, asisten a su imparable decadencia en medio de un montón de dudas existenciales y dos de ellas deciden partir a la búsqueda del creador. En resumen, una propuesta original y muy digna de ciencia-ficción reflexiva más allá de los autores clásicos, apta tanto para el público joven como el adulto. 

98. El señor de los anillos

El señor de los anillos (The Lord of the Rings), J. R. R. Tolkien, Minotauro, 1977. 

La obra magna de Tolkien no estuvo disponible en castellano hasta finales de los setenta, coincidiendo con la fallida (aunque curiosísima) versión cinematográfica dirigida por Ralph Bashki. Minotauro fue la editorial encargada de ello, y la publicó en tres volúmenes de tapa dura, ampliados después con un cuarto libro con los apéndices, que forman parte de lo más granado de las bibliotecas de más de un cuarentón.

La historia, supongo, es de sobra conocida: Sauron, el dios caído en desgracia, quiere dominar el mundo y concentra toda su maldad y gran parte de su poder en un anillo mágico que lleva perdido tres mil años. Por casualidad, el anillo llega a manos de Frodo, un hobbit que, como todos los hobbits, es más propenso a la buena cocina y a la cerveza que a las aventuras. Acompañado por su inseparable Sam, el mago Gandalf, el montaraz Trancos y un buen plantel de inolvidables personajes, Frodo deberá arrastrar la pesada carga por toda la Tierra Media, corriendo mil peligros, hasta la mismísima cocina de Sauron sin que este se dé cuenta. 

Como mencioné a propósito de El hobbit, es difícil exagerar la importancia de la obra de Tolkien dentro de la literatura fantástica. No solo inventó una mitología y un universo propios y los dotó de una consistencia pocas veces igualada, sino que creó un género completo, el de la fantasía épica. El señor de los anillos es, ni más ni menos, que la obra con la que todas las fantasías épicas se miden. Es el canon. Es una obra sobre mitología convertida, a su vez, en un mito.

La discusión sobre los defectos de esta obra (machismo, belicismo, apología de la violencia…) es muy antigua. Todos los libros son hijos de su época, pero eso no los invalida: solo hay que aprender a leerlos en su contexto. También es antigua la discusión sobre cuál es la edad adecuada para leer a Tolkien. Sin duda, El señor de los anillos es una obra mucho más densa y oscura (¡y voluminosa!) que El hobbit, pero yo no esperaría por ello a la edad adulta. Creo que se disfruta mucho más en la adolescencia y la preadolescencia. Aunque, por supuesto, habrá personas, sin importar su edad, que no lograrán leer a Tolkien jamás.

99. El diario secreto de Adrian Mole

El diario secreto de Adrian Mole (The Secret Diary of Adrian Mole), Sue Townsend, Quarto, 1985, 206 páginas. 

Auténtico libro de cabecera para preadolescentes desde hace tres décadas, esta novela escrita en forma de diario nos acerca a la vida cotidiana de un chaval de 13 años en el Reino Unido de los años 80. Todos los tópicos están presentes: el primer amor, los cambios físicos, las difíciles relaciones con los padres, el despertar de la sexualidad... La originalidad de la propuesta reside en que está contada desde el punto de vista personal del protagonista y con un uso siempre oportuno del sentido del humor.

El diario secreto de Adrian Mole tiene, leído hoy, dos atractivos más: presentar a nuestros hijos la realidad cotidiana de la vida en los años 80 (un estilo de vida que, aunque no nos hayamos dado cuenta, ya no existe) y acercarlos, de la mano de Adrian, a un buen puñado de temas de interés social, puesto que en la novela están muy presentes: la multiculturalidad, la integración de personas discriminadas, el respeto por los animales, etc. Todo ello escrito en un tono cercano, directo y, a menudo, jovial que enseguida atrapa al lector. 

100. Dragonlance

Dragonlance, Margaret Weis / Tracy Hickman, Timun Mas, 1984-2011. 

La saga de Dragonlance es una de las más longevas y prolijas dentro del subgénero de la fantasía épica. Hay literalmente cientos de libros, entre trilogías, libros sueltos, libros de consulta y otras subcriaturas. La mayor parte están escritos por Margaret Weis y/o Tracy Hickman, cuyos teclados, suponemos, deben ser repuestos cada pocos meses debido al uso intensivo, pero también hay otros autores en nómina dentro de la franquicia. 

La calidad, como es lógico, no es la misma que en otras obras similares, pero son historias escritas con oficio y dirigidas a un público muy concreto, el aficionado a la fantasía épica (y, generalmente, también a los juegos de rol Dungeons & Dragons, cuyo universo comparten), al que ofrecen exactamente lo que pide: batallas, héroes, búsquedas, objetos mágicos, villanos... Personajes arquetípicos en historias arquetípicas bien estructuradas y narradas con precisión.

Para que te hagas una idea de qué va la cosa si no conoces Dragonlance, te cuento que la primera trilogía (Crónicas de Dragonlance) comienza 350 años después de un gran desastre provocado por la cólera de los dioses. Un grupo de amigos inicia entonces la búsqueda de unos objetos mágicos, las míticas armas conocidas como las Dragonlance, con el fin de evitar una guerra que parece inminente en un mundo en el que los dioses son poco más que un recuerdo y en el que una poderosa reina oscura está a punto de alzarse para dominar a todas las razas. 

Antes de terminar...

Hasta aquí llega esta selección de cien libros de los años 80 para leer con tus hijos antes de la adolescencia. Espero que te haya despertado muchos recuerdos cálidos y te haya descubierto alguna sorpresa que desconocías.

Este artículo es una reelaboración de un libro que publiqué hace algún tiempo con recomendaciones parecidas y que ya no está disponible y que no volverá a reeditarse. Si da la casualidad de que tienes un ejemplar, guárdalo bien, que a lo mejor un día vale una fortuna (risas).

Si echas en falta algún libro ochentero, quieres compartir alguna vivencia o simplemente te apetece dar tu opinión, puedes dejar un comentario más abajo. Aunque tarde un poco, te aseguro que los leo todos los comentarios que me enviáis y la inmensa mayoría (si no infringen las normas del blog ni el sentido común) acaban publicándose.

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