¿Cuál es la edad adecuada para ver "El juego del calamar"?

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¿Mi hijo/a tiene edad suficiente para ver El juego de calamar? En su clase, por lo visto, la mayoría ya lo ha hecho.

Es la pregunta del millón de las últimas semanas.

El último (e inesperado) éxito de Netflix ha llenado la red, las tutorías de las escuelas y las reuniones de las AMPAs con opiniones al respecto.

Como sabrás si me lees desde hace algún tiempo, en este blog la respuesta a esa pregunta suele ser "depende". Depende de la madurez del niño/a, de sus gustos personales, de si es más o menos impresionable... Nadie conoce mejor que tú a tu hijo/a y nadie debería tomar esa decisión por ti.

Pero también suelo responder que, sin duda, existe contenido manifiestamente inapropiado para niños.

Pues bien, con la edad adecuada para ver El juego del calamar me voy a mojar: no, no deberían verla los niños. Enseguida te explico por qué.


La edad adecuada para ver El juego del calamar, según Netflix, y el problema de las clasificaciones por edades

Según Netflix, la distribuidora de esta serie a nivel mundial, El juego del calamar no está recomendada para menores 16 años.

¿Dónde está la discusión, entonces?

Lo que ocurre es que Netflix, como todos los organismos públicos y privados que se dedican a establecer indicaciones por edad de los productos audiovisuales, utiliza criterios necesariamente subjetivos para hacer sus recomendaciones.

Cosas como: "los contenidos audiovisuales en los que haya una presencia explícita (real o realista), y detallada o frecuente de la violencia" serán clasificados como "para mayores de 16 años".

El problema, por supuesto, es que los adjetivos "realista", "detallada" y "frecuente" no son cuantificables.

Por ejemplo, otras series como Stranger Things o Locke & Key, emitidas asimismo por Netflix, también están recomendadas para mayores de 16 años, y su violencia está a años luz de la de El juego del calamar.

Para las emisones de TV en España, por centrarnos en el caso que mejor conozco, se utiliza un mecanismo llamado autorregulación. Consiste en que la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, dependiente del Ministerio de Economía) redacta una serie de indicaciones detalladas sobre los contenidos aptos para cada edad y son los propios operadores de TV los que se encargan de aplicarlos.

Y ahí es donde entra en juego la subjetividad de cada uno, claro.
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La CNMC emite recomendaciones difícilmente cuantificables y los operadores de TV los aplican como mejor les parece. Por eso pasa lo que pasa.

Netflix, con las indicaciones de la CNMC en la mano, ha decidido que Stranger Things, Locke & Key o El juego del calamar no están recomendadas para menores de 16 años. Aunque su contenido, en realidad, no tiene nada que ver entre sí.

En otros países, donde estas clasificaciones están a cargo de un organismo centralizado, la edad recomendada para ver El juego del calamar oscila entre los 14 años de Italia o Canadá y los 18 años de Japón, Turquía o la propia Corea del Sur, de donde la serie es originaria.

Así que, al menos, sí que parece haber un consenso mundial acerca del hecho de que esta serie no es apropiada para niños por debajo de unos 14 años.

Pero ¿por qué? ¿Qué tiene El juego del calamar que la hace distinta de otras series con una cantidad de hemoglobina comparable?

Razón nº 1: la suspensión de incredulidad

La violencia (física, verbal y psicológica) en los productos audiovisuales está generalizada, pero esto no tiene por qué resultar problemático siempre que el espectador sepa mantener la distancia intelectual con lo que está viendo.

Es decir, siempre que el espectador sepa que lo que ocurre en la pantalla es de mentirijillas. Que son actores y actrices jugando.

Aunque emocionalmente seamos capaces de sumergirnos en la historia mediante ese asombroso mecanismo psicológico llamado suspensión de incredulidad, racionalmente sabemos que todo lo que ocurre es falso.

¿Todos lo sabemos? En realidad, no. A los niños muy pequeños les resulta difícil separar la realidad y la ficción. Conforme van creciendo, su cerebro discrimina más fácilmente una cosa de la otra. Por eso empiezan a hacerse preguntas racionales sobre los reyes magos y el ratoncito Pérez.

¿A qué edad puede un niño/a distinguir sin asomo de duda la realidad de la ficción? ¿A qué edad una emisión de TV o una película son seguros para él o ella, independientemente de su contenido?

La respuesta es: depende. Depende del niño/a (y de su madurez) y del contenido.

En Stranger Things, por ejemplo, hay peleas a puñetazos, posesiones, disparos y hasta algún que otro empalamiento. También hay litros y litros de sangre de todos los colores. Pero, exceptuando algún momento aislado de la tercera temporada, no existe verdadera intención realista en esa violencia.

La violencia en Stranger Things existe, es explícita y resulta necesaria para la contar la historia. Pero esa historia trata sobre monstruos de otra dimensión y niños con superpoderes: algo tan alejado del mundo real que establecemos una distancia inconsciente con la narración de forma automática.

En otras palabras, es fácil comprender que la violencia de Stranger Thigns es tan falsa como la de Mortadelo y Filemón porque el universo donde transcurre toda la historia también lo es. Por eso, muchos niños y niñas a partir de los 10 o 12 años han podido ver Stranger Things sin mayores problemas, a pesar de estar recomendada para mayores de 16.

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"Stranger Things" y "El juego del calamar", dos ficciones en teoría para mayores de 16 años y dos maneras totalmente distintas de mostrar la violencia y el horror

La violencia en El juego del calamar también existe, también es explícita y también resulta necesaria para contar lo que quiere contar. Pero, a diferencia de Stranger Things, su historia, aunque increíble, ocurre en un mundo realista, sin superpoderes ni monstruos de otra dimensión, con gente de carne y hueso, con armas y tecnología reales.

Por eso es más difícil distanciarse de la violencia para ver El juego del calamar: porque, aunque se trate de una ficción, podría ocurrir. El nivel de familiaridad con lo que sucede es mucho más elevado que en Stranger Things, por ejemplo. Y eso lo hace todo mucho más perturbador.

Razón nº 2: la fascinación por la violencia

El exceso de cualquier cosa conduce a la vanalización, y esto también ocurre con la violencia. Lo cierto es que la violencia en El juego del calamar es menos abundante de lo que parece, pero la propia estructura dramática de la historia hace que la estemos esperando. Casi que la estemos deseando.

Si ya has visto la serie, sabrás a qué me refiero. Somos tan crueles como esos ricachones que asisten como espectadores a los juegos.

Y, una vez que la violencia llega, se convierte en algo a la vez espeluznante e hipnótico. Los personajes, esa masa anónima de jugadores, mueren uno tras otro en cantidades industriales, como reses en el matadero, a cámara lenta, con grandes salpicaduras de sangre y efectos sonoros, haciendo aspavientos perfectamente coreografiados.

Este es otro problema de la serie para verla con niños: su violencia es terrible y, a la vez, hipnótica, fascinante, atractiva. Y, cuando llega, lo hace en tal cantidad que resulta imposible no terminar vanalizándola, no terminar acostumbrándose.

Otra persona muere y para nosotros ya no es más que parte del decorado, parte de la preciosista coreografía del horror.

Asociarla a juegos infantiles, dicen muchos psicólogos, hace de esta violencia algo aún más atractivo para los niños. No cuesta ningún trabajo imaginarse a un patio de colegio de primaria donde se juega a una siniestra versión del escondite inglés, en la que un niño finge disparar con el dedo índice a los otros cuando los pesca moviéndose. 

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Arriba, "El juego del calamar". Abajo, el patio de una escuela de primaria. En mi pueblo, este juego se llamaba "el sogatira". ¿Cómo se llamaba en el tuyo?

Razón nº 3: la crueldad

La violencia de El juego de calamar no es solo física, sino estructural. Es un tipo de violencia tanto o más perturbadora que la física, pero más difícil de percibir y, por ello, más difícil de separar de la ficción. Y eso la convierte, en mi opinión, en inapropiada para los niños más pequeños.

El adjetivo que mejor define el tono general de esta serie es cruel. Puede que su violencia no sea más explícita que en otras series que niños más pequeños podrían ver sin mayores problemas, pero sí es más cruel.

Por ejemplo, en la serie, aparece un grupo de personas aburridas que se dedica a observar los juegos con fascinación, e incluso intercambian apuestas sobre quién sobrevivirá.

Exactamente lo mismo que hacemos nosotros como espectadores.

Esa identificación entre el espectador y los personajes más abyectos de la serie es fascinante, y podría haberse convertido en todo un alegato antiviolento de no ser porque la serie termina por caer en lo mismo que pretende denunciar. Esa vocación intencionadamente cruel de la violencia ficticia es lo que hace que la edad adecuada para ver El juego del calamar sea más elevada que en otras series con un nivel comparable de violencia física.

Entonces, ¿a partir de qué edad puede un niño ver El juego del calamar?

Suelo ser muy poco concreto ante preguntas como estas. Siempre respondo que eso depende del niño o de la niña, de su madurez, de sus gustos personales, etc.
 
Pero esta vez, como dije al principio, me voy a mojar.

En mi opinión, la edad adecuada para ver El juego del calamar en ningún caso debería estar por debajo de 12 o 13 años. Es un contenido inapropiado para niños y niñas de primaria por todas las razones que te he contado más arriba.

A partir de los 13 años, depende. Ahí sí que entraría en juego la madurez del espectador. Algunos adolescentes especialmente maduros pueden captar las sutilezas y las contradicciones de esta ficción sin salir escaldados. Otros no deberían ni acercarse. Te corresponde a ti como padre, madre o tutor/a decidir.

En cualquier caso, si la van a ver, te recomiendo que siempre sea en tu compañía para que podáis hablar de lo que habéis visto y digerirlo juntos.

Pasados los 16, es de suponer que todos los espectadores están capacitados para asistir a este festival de horror hipnótico, aunque no es una serie apta para todo el mundo, tenga la edad que tenga: habrá personas que sientan una auténtica repulsión hacia ella.

¿Y tú qué opinas?

¿Crees que esta serie es apropiada para niños? ¿A partir de qué edad la recomendarías? ¿La han visto ya tus hijos/as o te han pedido verla? Cuéntanos tu opinión (o tu experiencia) en los comentarios y lo hablamos.

Créditos de las imágenes

Todas las imágenes son fotogramas extraídos de El juego del calamar, y por tanto son propiedad de Netflix y de la productora Siren Pictures. Se reproducen aquí en baja resolución y dentro de los términos del fair use o uso razonable.

La fotografía de los niños jugando al sogatira es de El blog de la seño Carla. Aunque allí se asegura que todo el contenido se publica con licencia Creative Commons, he preferido bajar la resolución y difuminar el rostro de las personas que aparecen en la imagen solo por si acaso.

Comentarios

  1. Yo la he visto con mi hijo de 13, no la recomendaría para menores de esa edad y para esa edad dependiendo de la madurez y carácter de la persona. De todos modos como punto para añadir a la reflexión, mi hijo me conto que su amigo X había visto la serie, la madre de X es una buena amiga mía y después de ver el primer episodio le pregunté si ella veía la serie con su hijo, porque me costaba imaginarmelo conociéndola. Su respuesta fue que ni sabía de que serie le estaba hablando, es decir que su hijo, de la edad del mio la había visto solo. U otro amigo de mi hijo, que según me ha contado la visto solo "los juegos" pasando rápido el resto de la serie. A ciertas edades y dependiendo de como sea el adolescente y sus circunstancias, puede que si no se ve la serie con ellos acaben viéndola ellos solos. Respecto al punto 1, yo tengo que decir que he visto varias veces que a mi como adulta me impacta mucho más una violencia menos implícita pero real (por ejemplo basada en una historia real o en un acontecimiento histórico) que la violencia como en el juego del calamar que aunque sea "posible" me aparece claramente como ficción. Dicho esto yo me he pasado media serie desviando la mirada de la pantalla porque no me resultaba agradable de ver.

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    1. Tienes mucha razón en que, a partir de cierta edad, empieza a ser difícil impedir que nuestros hijos e hijas accedan a cierto tipo de contenido. Lo que se prohíbe, además, se vuelve más atractivo. En esos casos quizá lo mejor sea no prohibir sino acompañar, pero es más fácil decirlo que hacerlo.

      Con mi hija, también de 13 años, solo hemos visto el primer episodio. Ella quería saber por qué se había armado tanto revuelo con esta serie, pero después de saciar su curiosidad no ha querido continuar. No porque no le haya gustado, sino porque hay otras cosas que le apetece ver más, según dice. Y, por cierto, que a ella la violencia de "El juego del calamar" tampoco le pareció para tanto.

      Gracias por compartir tu experiencia. ¡Siempre es un placer verte por aquí!

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